Alerta y traca sin Falla

La pólvora se enciende en València cuando se aplazan las Fallas: la ciudad se para y se da cuenta que estamos en un escenario desconocido

La falla municipal, martes horas después del aplazamiento de las Fallas | NNG
La falla municipal, martes horas después del aplazamiento de las Fallas | NNG
València
15 de Marzo de 2020

He deshecho todo el que había escrito. Cada segundo, cada minuto, escribiría diferente. No hace falta que diga como estamos, todos lo sabemos. Cercados, confinados, acribillados a mensajes de WhatsApp que no ponen sentido común sino que añaden más miedo. Porque el miedo ya es. Pero no, no opinaré. Simplemente, los diré que uno de los más destacados economistas de este país, Santiago Niño-Becerra, me apunta que "este año España tendrá crecimiento negativo". ¿Preguntamos más?

Mi amigo trabaja en una conocida cadena de pizzerías y hace unas horas que la recaudación de su tienda no sube. Dice que los clientes están poniendo criterio y no hacen pedidos, pero... si no hacen pedidos, ¿de qué vivirá la cadena de pizzerías? A una amiga la han enviado en casa porque es recepcionista de una tienda de muebles y decoración, "¿pero quién compra este sábado un escritorio?", nos pregunta. El cine del barrio en el que tenemos decenas de conocidos ha cerrado con un expediente de ocupación temporal y todos los trabajadores, sin diferencia, están ahora en casa. Yo he puesto Netflix hace un rato para desconectar de la obsesión de esta ciudad, país, Estado, del mundo... y de nuevo, he vuelto aquí, a escribir algo más. Todos estamos produciendo. Y si no lo hacemos, algo pasará. ¿La gráfica aguantará quince días en alerta? ¿Confinada? Dice el reputado economista que "la economía se confina para adaptarla a una nueva dimensión y para implementar el nuevo modelo". ¿Pero cuál?

Ya hace días que recibía memes, mensajes en cadena, que escuchaba comentarios en cenas de amigos y comidas de familia... No nos sorprendía nada, ni siquiera las mascarillas y el alcohol desinfectante en los estantes situados junto a la caja en tiendas y bazares que veíamos cuando íbamos a pagar. ¿Estamos inmunizados? Lo he pensado. Pero el mensaje (equivocado) en un chat colectivo de amigos sobre el precio del barril de Brent me hizo saltar de la silla. "Ayer hablábamos por WhatsApp del disfraz de las fiestas y hoy estamos informándonos de cómo está la Bolsa?", me preguntaba. Pues algo, efectivamente, estaba pasando. Sí que vamos mal.

Algo o muchas, o todas, o ¡TODO! Porque hace una semana que hemos reducido el contacto a la más mínima expresión y aprovechamos las bondades de las nuevas tecnologías para trabajar sin bajar el ritmo. Aún así, algunas fuentes me explicaban esta semana que los directivos de las grandes empresas de este país ya tenían prohibido asistir a reuniones y con su decisión, los que iban detrás también se iban a ver afectados. Pero ahora estamos encerrados y en alerta. 

Esto era sólo el martes, y parece hace dos décadas. Es cuando entrevisté a Juan Gallup, responsable de Banca de empresas de Caixa Popular, por teléfono porque las recomendaciones ya eran de evitar el contacto. Aquella tarde la crisis se aceleró. Sobre todo en València, después de aplazar las Fallas, el mundo se paró. No es una tontería, las Fallas mueven dinero –¡más de los que muchos se piensan!- pero es que además, tocarlas ha sido cómo decirnos: "Esto va en serio, señores". Ni China, a la que apelaba el presidente de las Cámaras de comercio valencianas, José Manuel Morata, hace unas semanas, nos había hecho despertar. Esta suspensión, aquí en mi casa, ha sido cómo si nos prendieran una traca al lado: hemos saltado, de golpe, para despertar.

La mañana del martes había entrevistado, ya por teléfono, al nuevo presidente de Startup Valencia, Juan Luis Hortelano, que me explicaba que él y su empresa estaban preparados, si hacía falta, para el teletrabajo. Me había explicado muchas cosas, del empujón emprendedor valenciano, de los proyectos para llevar adelante València como hub tecnológico. Pueden leer la entrevista si tienen ganas de pensar en otra cosa que no sea el p... coronavirus.

O pueden leerla para insuflarse de optimismo. Porque desde que escribí la primera palabra en las páginas digitales de este diario, entendí que la premisa de VIA Empresa era ser optimista en un mar de pesimistas abrumados por las bajadas de la prima de riesgo. Y ahora que la recesión puede visitarnos de nuevo, tan rápidamente como se quema la pólvora de esos petardos que en València ahora no pueden tronar, va bien buscar la oportunidad, la parte buena de las cosas.

No es de ser necios, es de ser valientes. "Com diu un dels meus tiets: It is what it is ("es el que es") i hem de viure amb la nova realitat".

Me lo envía una amiga confinada desde la Conca d'Òdena. Ella sí que es valiente.