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Alexandre Dumas y la fórmula Netflix

El escritor francés enganchó a los lectores franceses del siglo XIX con la publicación de novelas por fascículos

Dumas fue el precursor del 'cliffhanger'
Dumas fue el precursor del 'cliffhanger'
Barcelona
18 de Julio de 2018

Si Netflix o HBO hubieran sido inventadas en el siglo XIX, junto a directores y guionistas como Beau Willimon (House of Cardos), David Benioff (Juego de Truenos) y Charlie Brooker (Black Mirror)encontraríamos, sin duda, en autores como Alexandre Dumas. Al novelista se lo conoce por la suya proliferando obra, con más de 1.200 títulos adjudicados y best-sellers históricos como El Conde de Montecristo y los Tres Mosqueteros. Dos trabajos que, curiosamente, salieron el 1844 y que engancharon a miles de lectores en toda Francia, no sólo por el interés de sus historias, sino por el dominio magistral que Dumas tenía sobre un formato muy popular a la época, como era la publicación de novelas por fascículos en la prensa del momento.

Fascículos, el capítulo del pasado

Las series actuales juegan con ganchos y giros de guion constantes para mantener enganchada a la audiencia capítulo a capítulo y temporada detrás temporada. Y, en esta fórmula, no hay mejor maestro que Dumas. Al Conde de Montecristo se suceden la injusta entrada de Edmond Dantès en la prisión d'If, su crecimiento personal entre rejas junto al abad Dantès, su fuga, las aventuras en la isla de Montecristo y su regreso victorioso y vengativo en Marsella y París. Todo esto, edulcorado con la ineludible historia de amor con Merced Herrera.

Una historia con todos los ingredientes que, en su formato original, no se publicó como la novela que todos conocemos. Dumas dividió el libro en 18 entregas, que se publicaron como folletín durante dos años y por capítulos a los diarios Journal des Débats y Le Siècle .

monte cristo

Los dos medios contaron durante toda su trayectoria con colaboradores de prestigio, como Honoré de Balzac, Victor Hugo, Léon Foucault o Jules Verne, que también aportaron sus novelas por fascículos. Pero ninguno de ellos logró el éxito multitudinario de Alexandre Dumas.

Si el Journal des Debates se mantuvo sobre los 13.000 ejemplares de querencia diaria, Le Siècle se apoyó en las obras de Dumas para llegar a los 35.000, superando con mucho margen los 20.000 diarios que publicaba cada día La Presse, el otro gran diario del momento.

Éxito y ruina

La fiebre por sus obras hizo que Dumas replicara el modelo de prensa volcada con los seriales novel·lescos y creó sus propios diarios, como LeMousquetaire , donde publicó trabajos como La Juventut de Pierrot, La Orestiada y Rómulo o sus propias memorias, o Le Monte Cristo, que dedicó a sus crónicas de viajes, poesías y anécdotas autobiográficas.

Lejos del tópico del escritor genial hundido en su miseria, el éxito mayúsculo de su trabajo hizo de Dumas un hombre extremadamente rico. Y, como si de una estrella de Hollywood se tratara, el escritor decidió dilapidar toda su fortuna en juicios con sus colaboradores, malas decisiones empresariales y, por supuesto, viajes exóticos y mucha bebida.

Una biografía de buen vivant a la espera de ser descubierta por los grandes guionistas de Netflix.