Han pasado 20 años desde que Andreu Buenafuente se convirtió en uno de los personajes más conocidos y estimados de Cataluña. El suyo Sin Título y los programas sucesores trajeron a Tv3 el modelo de late show norteamericano, con un presentador carismático y capaz de tratar la actualidad con un humor y una ironía más o menos penetrante. El showbusiness, pero, es un territorio cruel, donde el éxito de largo recorrido no hace más que aumentar los que esperan la caída. Una realidad que, en España, muchos golpes también es aplicable en el mundo de la emprendeduría. Después de dos décadas representando el éxito televisivo y empresarial, Buenafuente trae un lustro de relaciones difíciles tanto con la audiencia como con los balances económicos de sus inversiones. Y este no es país para caídas empresariales.
"Aquí siempre estamos con el 'té la joderás' o, si las cosas te van bien, con lo 'has tenido suerte". Así definía Buenafuente la visión que en España se tiene de los emprendedores a una entrevista publicada a Eldiario.es , en la que presentaba la versión definitiva de la red social Bananity. Y, precisamente, Bananity es la demostración que, a diferencia de los Estados Unidos, un solo proyecto fracasado aquí todavía es un estigma.
Sobre el papel, la entrada de Buenafuente como inversor a Bananity tenía todo el sentido. El presentador es conocido por su interés en proyectos innovadores, eran los tiempos de la aparición a chorros de redes sociales y contaba a un equipo con una trayectoria fiable con Pau García-Milà al frente, el emprendedor de moda en aquel momento.
La red social nació el 2011 y ofrecía a sus usuarios todo un álbum de personajes, instituciones, libros, productos, etc., sobre los que indicar qué cosas estimaban u odiaban. Bananity no empezó mal. No sólo contaban con la participación activa de celebrities como el mismo Buenafuente o la exministra Cristina Garmendia, sino que durante su primer año cumplió con el objetivo de los 30.000 usuarios y recibió varios reconocimientos.
Buenafuente: "Aquí pensamos que si alguien tiene una empresa, de entrada es un hijo de puta"
Después de aquel primer año, pero, el proyecto se estancó. Ni la aparición de una versión mejorada -con más opciones de interacción entre los usuarios y ofertas de ecommerce relacionadas-, ni el lanzamiento de un videoblog con Buenafuente y Pau García repasando qué estimaban y odiaban los usuarios de la red impulsaron Bananity. Después de varias reformulaciones falladas, el proyecto cayó en el olvido hasta su desaparición el 2015. Una historia de la cual sus fundadores no han rehuido hablar, pero que supone una mancha en su trayectoria emprendedora.
Reivindicación del empresario a los malos momentos
Bananity ha sido sólo una de las apuestas en inversión de Buenafuente. Aún así, su gran historia empresarial es La Azotea. La productora que fue sinónimo de éxito en el audiovisual trae años en caída, con ERO, refinanciación de una deuda de 10,4 millones de euros y pérdida de patrimonio personal incluidas. "Aquí pensamos que si alguien tiene una empresa, de entrada es un hijo de puta", decía el presentador en una entrevista a Jot Down, al dar explicaciones sobre los despidos a su empresa.
En la misma entrevista, Buenafuente reivindicaba los más de 1.000 lugares de trabajo que la productora ha creado en sus años de vida. Con estas cifras y programas en el currículum como Sin Título, Enfermos de tele, Otra cosa, Platos Sucios, Buenafuente o En el aire, resulta difícil pensar que la palabra fracaso acabe asociada a la historia de La Azotea.