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La Boqueria, 180 años de un mercado con mil anécdotas

'La Boqueria 1840-2020' repasa la historia de un mercado que es paisaje sentimental para los barceloneses

La carnicería Alonso de la Boqueria recibe el premio a la calidad profesional en 60
La carnicería Alonso de la Boqueria recibe el premio a la calidad profesional en 60
Barcelona
05 de Diciembre de 2020

Ha vivido dos cambios de siglo, incontables cambios de gobierno, una posguerra... Y sólo ha cerrado un día en su trayectoria: el posterior a los atentados del 17 de agosto de 2017. Desde que se instaló provisionalmente en el solar del antiguo convento de Sant Josep, hasta llegar al mercado emblemático que es hoy en día, La Boqueria esconde pequeñas y grandes historias, anécdotas y falsas creencias. Algunas —que eran leyendas—, han vivido hasta nuestros días. La Boqueria 1840-2020, editado por la Associació de Comerciants del Mercat de la Boqueria y escrito por Matilde Alsina, responsable de comunicación del mercado, y GenísArnàs, jefe del departamento de Mercats del Institut Municipal de Mercats de Barcelona, pone hilo a la aguja y discierne unas cuántas. El popular emplazamiento de la Rambla es iconografía de Barcelona. Pero podía no haber sido así. ¿Saben que el Pla Cerdà quiso sacarlo del mapa? ¿Y cuál es el origen real de su nombre?

La Boqueria nació en la Rambla

Ilustrado con planos e imágenes, el libro explica la evolución de la Boqueria desde 1840 hasta hoy. "No presenta la historia de La Boqueria con un criterio cronológico, sino temático —explica Arnàs—, contiene seis puntos de vista diferentes divididos en seis capítulos. El lector verá su transformación desde la evolución del comercio, del edificio que lo acoge y las personas que hacen La Boqueria".

La estructura le permite destacar la fuerte interrelación existente entre el mercado, la ciudad y los ciudadanos a través de la historia. Es un libro sobre historia de mercados, donde todo empezó porque el comercio modesto local de las ciudades medievales se arremolinó alrededor de las iglesias —en este caso, en la Rambla y sin lugar fijo, a cobijo de la iglesia del Pi, y de los monasterios de Sant Pere de las Puel·les y de los Frares Menors— que eran lugares con cierta seguridad en la Edad Media.

Boqueria, de cabrón y no otra cosa

La primera mención de La Boqueria fecha de 1217 y está citada como Bocateria (no porque se hicieran bocadillos, evidentemente). "Hasta el siglo XIX se mantuvo en esta zona, sin un emplazamiento fijo donde se reunía la máxima concentración comercial de la ciudad. En 1840 se colocó la primera piedra en el emplazamiento actual, en el solar del antiguo Convento de los Carmelitas descalzos de Sant Josep. Era una ubicación provisional y han pasado 180 años", detalla Arnàs.

La portada del llibre 'La Boqueria 1840 2020'

La portada del libro 'La Boqueria 1840 2020'

Alsina añade que el origen del nombre del mercado según la tradición popular "da historias más o menos bizarras... Nuestras investigaciones, sin embargo, sitúan que tiene el origen en la venta de carne en la Edad Media". La importancia de la carne a principios del siglo XIII era capital, uno de los productos más controlados por la administración. Como bien recuerda la investigadora, la carne era un producto prácticamente político: "Y el mercado tiene su origen en una carnicería de carne de cabrón que vende carne de segunda dirigida en las clases más deprimidas. Los médicos marcaban la calidad de la carne de primera que consumían los bienestantes (ternera, buey, cerdo) y las de segunda (macho cabrío, cabra y oveja y cerdo si venían de Menorca o Tolosa)".

Un mercado popular desde su origen, tal como evidencian las imágenes de la época que recoge el libro. Porque La Boqueria era la única carnicería que podía en el siglo XIV vender y desollar carne de segunda. Así que el contiguo barrio del Pi alojaba los vendedores de este material. La presencia continuada de carne en La Boqueria hasta el siglo XIII es un atractivo para labradores y vendedores de otros productos que empezaron a recogerse alrededor originando el germen de un mercado que permanecería hasta el siglo XVIII. Como recuerdan los autores: "Era el momento en que la Rambla empezaba a ser un lugar de ocio y a decantarse. En el siglo XIX, se consideró que el mercado era un espacio poco estético, ruidoso y sucio. Se puso fin a la tradición del cielo abierto y empezaron a sacar los mercados de las plazas para recogerlos dentro de un edificio. "Hay planes que cuestionan donde se acabó emplazando La Boqueria. En su caso, se optó por proveerlo de unos tinglados (en el argot de la profesión) en vez de trasladarlo. La Boqueria no tiene puertas, tiene columnas y un techo que la protege. El Mercado de Santa Caterina es el primero que nace como mercado cubierto, es el primero cubierto de la ciudad", explica Alsina.

La parada de la família Graus d'olives i conserves a La Boqueria als anys 50

La parada de la família Graus de olivas y conservas en La Boqueria en los años 50 | Cedida

La autoría confundida de la cubierta férrea

hubo varios intentos de asear el mercado no fructificados hasta que la destrucción del convento de Sant Josep en 1835 dio la excusa a las autoridades para aprovechar el solar para hacer una plaza con porches y columnas jónicas parecido a la Plaça Reial. Mientras se adecuaba se instalaron provisionalmente las paradas y allí se ha quedado. La plaza no se acabó nunca. "Un trabajo previo de investigación apoyado por la UPC ha evidenciado que esta cubierta de hierro ha sido erróneamente atribuida hasta día de hoy a la Maquinista Terrestre y Marítima. En realidad, la cubierta se hizo en la Fundición Torres de Poblenou. Su artífice, Joan Torras y Guardiola, colaboró en el andamio para construir el monumento de Colom y se le conoce internacionalmente como el Eiffel catalán.

La vida dentro del mercado

El último capítulo da voz a la gente de La Boqueria explorando la vinculación de estos con los barceloneses, que siempre ha sido muy fuerte, y algunos eventos de los últimos años como por ejemplo el servicio durante el confinamiento o los atentados en la Rambla. "El día 14 de marzo, cuando se decretó el estado de alarma, parecía que se acababa el mundo, con cerca de 60.000 clientes en la puerta. Y el lunes siguiente, soledad con todas las paradas cerradas. Improvisamos la venta telefónica. Llevábamos los pedidos gratuitamente a casa. Y, al final, se fue extendiendo a toda Barcelona. No tengo ningún recuerdo traumático. Recuerdo la ilusión cada vez que reabría una parada", rememora Òscar Ubide, presidente de la Associació de Comerciants del Mercat de la Boqueria. Como él, el conjunto de los paradistes no tuvieron en ningún momento una "sensación de derrota o tristeza. Salió el ánimo de poder remontar y hacer cosas, ir a buscar el cliente que quizás no se podía desplazar", asegura. Entre vivencias que se remontan a muchos años y generaciones e historias personales de superación en un momento convulso, quizás el único reproche al volumen —gesticula un verdadero retrato de un edificio que es memoria colectiva de todos los barceloneses— es pasar de puntillas por el turismo masificado y su vocación a ser un lugar de paso para hacerse la foto a una crisis fuerte de público autóctono que a pesar de la voluntad férrea de cambio, se arrastra hace años.

La Boqueria 1840-2020 (12€). Venta en su punto de Información del mercado, Abacus y la Central del Raval