Algunas fuentes hablan de su nacimiento como cantina La Catalana de la estación del tren exterior que en 1862 subía por la calle Balmes. Cuando tiraron las murallas, quedó un solar enorme completamente enfangado a las puertas de la ciudad antigua que estaba ahora abierta a expandirse hacia lo que sería el Eixample. El café era entonces el único refugio civilizado. Era un sitio muy de paso. Se servía chocolate y su entonces propietario, el señor Serra, bautizó el establecimiento como la ciudad suiza donde había gastado muchos años de su juventud: Cafè Zurich. Aunque no existe una fecha concreta de fundación del bar, el Cafè Zurich debía haber celebrado este pasado 2020 sus 100 años bajo la propiedad de la familia Valldeperas. Un hito centenario deslucido radicalmente por la pandemia.
“Aquí se llegaban a servir más de 1.000 cafés al día cuando aún no habíamos oído hablar del coronavirus”. Lo recuerda Andreu Valldeperas, su actual propietario. Es su bisabuelo (de nombre homónimo) quien, en 1920, compra el establecimiento en traspaso y mantiene el nombre. “Era un éxito. Ya en aquel entonces se trabajaba muy bien”, explica el empresario. Mucho ha llovido. Muchos cafés se han servido en sus escasos 175 metros cuadrados. Pero las actuales restricciones son una camisa que no se acomoda bien a este tipo de negocios: “La vida en el Zurich se hace casi toda en la calle, en su terraza que tiene 70 mesas (32 con las restricciones) desde las que ver pasar la vida. De modo que para nosotros no tiene sentido este horario. No hacemos comida, por lo que en este momento no podemos abrir. No nos sale a cuenta. Permanecemos cerrados desde mediados de diciembre hasta que podamos servir cafés con normalidad”, apunta.
Porque el Zurich es un lugar de paso, un lugar donde se queda y un lugar en el que algunos clientes pasan casi todo el día: “Hacíamos un poco de guardería de abuelitos. Tenemos el caso de mucha gente que dejaban aquí al abuelito y luego lo pasaban buscar. Entre tanto, jugaban al dominó, al parchís… También está el caso de personas que atienden a sus citas de negocios o compromisos en nuestras mesas. Son 32 las personas que atienden esas mesas y cuando están a rebosar son justas”. Lo hacían en horario de 8:00 horas a 23.00 horas, todos los días del año menos el de Navidad. “Hemos bajado la facturación prácticamente un 75% respecto al año 2019. La gente tiene miedo, sale menos… aunque se animó parcialmente antes de Navidad, hay poca vida en esta zona. Tenemos de momento el crédito ICO, aunque da algo, y teníamos algo de reservas de beneficios no repartidos y con eso vamos jugando. El año pasado ha sido horroroso y este empezamos fatal”, resume.
Una situación que en un bar con tanta solera no podía verse venir. Valldeperas tomó el testigo a su padre y asumió la dirección en 2018, cuando este falleció a los 90 años. Él es el cuarto Andreu Valldeperas al frente del Zurich. “Siempre he seguido el negocio desde muy joven, aunque en un inicio tuve inquietudes por abrir otros restaurantes. Mi hija estará al frente del Zurich cuando yo ya no pueda hacerlo. Y eso es una tranquilidad”.
Mil anécdotas
Cuentan que Roc Boronat, comisario de beneficencia, decidió fundar el Sindicat de Cecs de Catalunya en las mesas de este establecimiento al presenciar una injusta escena con un invidente. Cuentan también que fue aquí donde los republicanos planearon el Alzamiento de Barcelona (en 1936) y que sus paredes sirvieron a las fuerzas republicanas como trinchera durante la Guerra Civil. “Los republicanos se atrincheraron y disparaban contra los Nacionales que estaban en Portaferrissa. Tuvimos la suerte de que, aunque el bar fue colectivizado, mi abuelo, que tenía muchos amigos entre los empleados, consiguió ser nombrado director y pudo recuperar el negocio después de la contienda”, recuerda, y añade: “Después de la Guerra Civil, las monjas de la caridad venían a buscar los posos del café porque en esa época había escasez de muchas cosas”.
"Hemos bajado la facturación prácticamente un 75% respecto al año 2019; la gente tiene miedo, sale menos... El año pasado ha sido horroroso y este empezamos fatal", según el propietario del Cafè Zurich
Las mismas paredes donde años más tarde -en unos años 70 donde las Rambas y la plaza Reial eran nido de artistas- rebotaba la timbrada voz de Ocaña mientras enseñaba todo lo enseñable a los beatos y encorbatados clientes de sus mesas que levantaban la ceja por encima del periódico. En 1981, coincidieron en el local los 11 acusados de la preparación del asalto al cercano Banco Central y la coordinación policial para desactivarlo…. Y podríamos seguir con otra docena de anécdotas. “Nunca hemos hecho un libro de registro de visitas. Pero, como tenemos mucha documentación, sobre todo gráfica, teníamos la idea de hacer con este centenario un libro. Un proyecto que se ha quedado en stand by y que esperamos poder retomar en algún momento”, asegura Velldeperas.
En 2020, el mítico Café Zurich aplazó esa celebración del centenario para superar el momento más delicado de su historia. “Nos gustaría reeditar la fiesta que hicimos en la calle por los 75 años, con autoridades y famosos, pero sobre todo con clientes del Zurich… Ahora, falta ilusión”, se queja. El empresario ya planea dejar el negocio en manos de su hija María y, con una brizna de esperanza, anhela que éste vuelva a tener un futuro provechoso como lugar de reunión: “Esperemos que con los años que vienen todo vuelva. Y que se vea la vida de nuevo en una era pospandemia, que es lo que falta a la ciudad”.
Cafè Zurich
Dirección: Plaza de Catalunya, 1 Barcelona
Telf.: 933 17 91 53