Durante más de 100 años Casa Ràfols (Ronda San Pere, 74) fue una de las ferreterías históricas de la ciudad. Muchos vecinos de Arco de Triunfo todavía recuerdan cuando bajó la persiana el 2013. El disgusto duró poco. Reconvertida en restaurante, reabría puertas de la mano del Grupo Balcastro, el 2017.
Bruno Balbas y SofiMatarazzo son ahora sus propietarios. En una reforma que supuso una inversión cercana a los 2 millones de euros, conservaron su espectacular fachada donde se leía: "Droguería, utensilios domésticos, tornilleria, herramientas, cerrajeria". Ahora, encontramos: "nº 74 Comidas y bebidas. Casa Rafols 1911". Recordamos que lo era pre-Google esta definición a pie de calle podía ayudar mucho a identificar un negocio. Ellos la han seguido. A pesar de que no saben de vender caracoles ni claves Allen, el antiguo espíritu de la Casa Ràfols pervive entre las paredes del restaurante. Y no es una metáfora.
Fundada en 1911 por el Sr. Rafols (una preciosa placa de hierro forjado lo deja clarísimo), desde el 1956 fue la familia Ribó quién mandaba detrás de la barra. Los antiguos dueños ya hicieron de su sótano medio restaurante clandestino. Su mazmorra -donde hay actualmente la sala Club 61, un espacio para tomar copas hasta tarde- se comunicaba con una fonda durante los años 30 y se usaba para servir cenas clandestinas. Ahora, la clandestinidad ha conducido a una propuesta gastronómica que mira el recetario mediterráneo, de mercado y apoyada en un puñado de proveedores elegidos con criterios de proximidad, km.0 y producción artesanal (entre ellos, la bacaladeria Ràfols, Anchoas Pepe, Rougié o la panadería Solà de Argentona que data del 1615). Su apuesta convence 1.700 comensales la semana y cuenta con un equipo de 42 personas.
Gastronomía mediterránea de mercado y de proximidad es la propuesta de Casa Rafols, un restaurante que alimenta 1.700 comensales a la semana y da trabajo a 42 personas
En su carta (concebida para compartir) encontramos platillos con pescados ahumados y marinats en la casa, como el salmón, el bacalao, las sardinas o los seitons. Que, si os gustan, podréis comprar al mismo establecimiento porque tienen una gama propia de conservas, aceites y vinos de gran calidad y personalidad, creados también en base a la confianza del equipo de cocina y los productores locales. El foie, también casero, es una de las delicias de los entrantes. La carne, Dry Aged de vaca vieja gallega con una maduración mínima de cinco semanas, que se sirve a partir de 100 gramos, personalizando las raciones a gramaje según la hambre del comensal, es otro de los hits. Cómo también lo es el risotto de pasta con tartufata. "Se sirven cerca de 425 raciones semanales" apunta Balbas.
Y todo en un envoltorio de principios siglo XX o, en el caso de su sótano, bajo vueltas de crucería invertidas que datan del 1871. Es parte de la historia personal que tiene el local que encantaron a Bruno y Sofi. Pero su historia personal y empresarial empieza en Andorra, diez años antes. Balbas empezó su aventura como emprendedor en Castillo de Perelada, Planet Hollywood, Grande Valira (formando parte del proceso que transformó Soldeu el Tarter en este gran grupo empresarial) y Aramón. Allá conoció la Sofi Matarazzo futura directora de centro de Grande Valira, primero, y del Formigal (grupo Aramon), después. Juntos se trasladaron a Barcelona, era el 2010 y querían emprender juntos un proyecto propio. Vino de su mano la famosa sangria Lolea, y, el 2011, el gastrobar Elsa y Fred. El proyecto Casa Rafols es la tercera aventura gastronómica de la pareja que hace mes y medio ha abierto una Casa Lolea en ell corazón de Madrid (C/Libertad, 26). El desembarco en Miami es la nueva aventura que preparan actualmente.
Hasta que podamos viajar a la costa oeste y tostarnos al sol californiano como unas anchoas podremos saborear la cocina hecha con cuidado de esta neoferreteria de sabor culinario.
Casa Rafols
Dirección: Ronda de Sant Pere, 74, Barcelona.
Horario: de 10h a 00h cada día de la semana con cocina ininterrumpida.