Un viaje a través del tiempo por las tiendas centenarias de Barcelona es posible. Lugares con encanto, joyas del modernismo catalán y que todavía continúan en el "pie del cañón". Una alternativa al consumo de masa entregado en el Black Friday o en las compras de Navidad y que está comprometido con el patrimonio de la ciudad. Es la Cereria Subirà, una antigua cerería nacida en 1761, conocida como La Argentina, un bonito establecimiento en el corazón del barrio Gótico donde el tiempo se ha detenido. Un sitio mágico dedicado a las velas con un legado y una historia de pasión y supervivencia. Una lucha por conservar la autenticidad en tiempos difíciles.
En medio de tours organizados, numerosos turistas captando instantáneas de las calles navideñas, tiendas de souvenirs, restaurantes internacionales, edificios medievales y un popurrí de vida en el barrio Gòtic de Barcelona destaca la Cereria Subirà. Más de siete trabajadoras atareadas envolviendo velas compradas por los clientes locales e internacionales, mientras responden a las dudas de los curiosos de visitar la tienda más antigua de Barcelona. "Abrimos todos los días y tenemos un ritmo frenético, sobre todo alrededor de Navidad", destaca Pilar Subirà, la propietaria de la cerería desde que su padre, Jordi Subirà, dio un paso al lado por motivos de salud, después de 60 años al frente del negocio.
La lucha de supervivencia
Como toda compañía en Catalunya hay una historia detrás. La cerería ha pasado por varias manos desde que se fundó a mediados del siglo XVIII en la calle Corders. El establecimiento original tuvo que derribarse cuando se abrió la Via Laietana y entonces se trasladó a su ubicación actual, conocida entonces como bajada de la Cárcel. Un local que se había diseñado en 1847 como una lujosa tienda de ropa que aún conserva la escalera y las columnas barrocas donde descansan dos enormes esculturas femeninas que observan la tienda.
Subirá: “Es una gran suerte tener este acuerdo con el Ayuntamiento. No podríamos permitirnos pagar un alquiler que pueda ir de los 6.000 euros mensuales a los 12.000 como se está constatando en la zona”
Tras la Guerra Civil y la llegada del franquismo, Paulí Subirà, cerero de Vic, adquirió el local y se vivieron momentos de tensión cuando el Ayuntamiento de Barcelona expropió el edificio de la cerería para ampliar el Museo de Historia de Barcelona, pero lo "salvaron por los pelos". El pesimismo se instauró de nuevo cuando en 1969 un incendio destruyó completamente el obrador, pero la tienda "salió adelante" y se llegó a un acuerdo con el consistorio barcelonés para conservar la cerería entrando a formar parte de los establecimientos protegidos. "Es una gran suerte tener este acuerdo con el Ayuntamiento, ya que en estos momentos no podríamos permitirnos pagar un alquiler que pueda ir de los 6.000 euros mensuales a los 12.000 como se está constatando en la zona", continúa Subirà.
Las velas, ¿un negocio que sobrevive al tiempo?
Hoy en día, la función de las velas se ha reducido a un elemento decorativo a lo largo de todo el año, con especial énfasis en Navidad. Según explica Subirà en VIA Empresa, "hace décadas era muy diferente porque sin velas no había luz y el oficio de los cereros tenía un gran prestigio". La llegada de la electricidad, por un lado, y el nuevo uso que se hacía de las velas en la liturgia, lo cambió todo. "Muchos compradores utilizan las velas para recrear situaciones bonitas o ambientes íntimos y lo valoran mucho", continúa la propietaria. Decoración, perfumería y... fantasía con un tique medio de 20 euros por persona.
Decoración, perfumería y... fantasía. La Cereria Subirà cuenta con un ticket medio de 20 euros por persona
Actualmente, la Cereria Subirà mantiene su actividad histórica siendo el principal proveedor de velas de la Sagrada Família y la cerería de referencia de Barcelona La Iglesia católica se mantiene como uno de los principales compradores, pero también destaca la ortodoxa. ¿Quién se acerca a la Baixada de la Llibreteria, 7? Destacan los numerosos turistas, curiosos de las redes sociales y sobre todo los locales. "Para mí es imprescindible que venga el comprador de toda la vida a la tienda y que se pueda hablar en catalán", remarca Subirà. La llegada de la covid-19 provocó el cierre durante meses del establecimiento y la acogida a un ERTO, pero se convirtió en el momento ideal para apostar por el comercio online y los pedidos por internet, además de destacar en las redes sociales.
¿Retos de presente y futuro? “Continuar como hasta ahora, pero ¡qué complicado es ser empresaria!” exclama Subirà, que también es música y trabaja en Catalunya Música. "Pero, definitivamente, vale la pena", sonríe.