
23
de Diciembre
de
2015
Act.
25
de Diciembre
de
2015
Si te han encargado o te ha tocado la elección de los vinos para alguno de las comidas señaladas de estos días, te ha caído una responsabilidad bastante importante y que te puede poner al ojo del huracán durante el festín si el resto de comensales considera que tu elección no ha sido acertada. Para empezar a planificar la selección se tienen que tener en cuenta tres aspectos fundamentales: cuántos seremos a mesa, que comeremos y de qué presupuesto disponemos.
Antes de todo, pero, tengáis en cuenta que si todavía sois uno de los cada vez más escasos afortunados que habéis recibido lote de Nadal, no tenéis que caer en la tentación de aprovechar -estalle quién estalle- estas botellas para ahorraros la compra. Tampoco hace falta que las descartáis automáticamente, pero haced una valoración rigurosa -con Internet es fácil saber de qué tipo de vino se trata y qué nivel de calidad aproximado tienen- y sólo aprovechadlos si realmente son vinos que compraríais. Si no, no sufrís, tenéis todo un año delante para bebéroslos.
Cuántos seremos a mesa?
Aprovecháis que seguramente seremos una buena pandilla. En una comida normal de sólo de dos a cuatro personas, estamos limitados en el número de botellas a abrir. Pero si somos pandilla, como suele pasar en estas fechas, se puede elegir un vino adecuado para cada plato. Si tiene que ser una comida larga y abundosa, nos podemos contar un total de hasta dos botellas para cada tres personas (que consuman vino, está claro). Incluso se puede ofrecer dos opciones y que cada comensal elija.
Así, por ejemplo, un corte redondo asado tanto se puede acompañar con cava de crianza larga, que pueda satisfacer la tieta, como con un vino tinto potente, que seduzca el cuñado "entendido". Y es un buen día para servir botellas magnum, las dobles, de 1,5 litros, tanto de vino como de cava. Suelen valer más o menos el mismo que dos botellas normales, y a cambio ofrecen una presencia imponente y los vinos y cavas en este formato suelen evolucionar mejor que en botella normal, así que son una mejor elección cuando se es pandilla.
Qué comeremos?
Se puede empezar con un vermut para el aperitivo, que tiene más interés y encanto que la cerveza. Eso sí, huis de las marcas italianas más industriales y conocidas, y elegid algunos de los vermuts catalanes que hacen furor entre los que siguen las tendencias más al día. No hace falta que adoptáis la estética hipster de barba poblada y bigote recaragolat si no queréis. A los Premios Vinari de los Vermuts ya los probaron a ciegas por vosotros yhizo una selección de galardonados.
Si sueldos clásicos y empezáis con una sopa de galets, escudilla y carne de olla, tengáis en cuenta que es un plato complicado de maridar, caliente y potente y a la vez muy abierto: no es ni carne ni verdura ni pasta, sino un poco de todo, a veces incluso un poco demasiado de todo. Un vino blanco puede resultar poca cosa y un negro puede resultar excesivo para empezar la comida.
Una elección de compromiso que puede satisfacer todo el mundo, más si después del escudilla hay un asado de pollo relleno, es combinar toda la comida con cava. Eso sí, tendrá que ser un cava con entidad, fuerza y estructura, y a la vez con un punto de acidez y frescura para desempañar el paladar de grasa, así que tendrá que ser al menos de la categoría Reserva e incluso mejor si es un Gran Reserva. La categoría viene indicada al sello de la DON Cava (blanco para los Jóvenes, verde para los Reserva y negro para los Gran Reserva).
Una elección más concreta es seleccionar un vino blanco con fermentación y/o crianza en madera. Conservan la frescura del vino blanco, y a la vez tienen más bastante, complejidad y empuja que los blancos jóvenes tradicionales. Otra opción sería un vino tinto joven, fresco y afruitat, pero a pesar de que es justificable, difícilmente será del gusto de todo el mundo y si después hay gallo relleno, seguramente tendremos que volver atrás en el escalafón de potencia de los vinos y pasar a un cava, cosa que no es recomendable. Vale más reservarse la opción del vino tinto por más adelante.
Bien, este ha sido sólo un ejemplo, pero esta lógica de la progresión, de ir incrementando la potencia del vino a medida que se van sucediendo los platos, es la más acertada. Y no descartáis la opción fácil y poco arriesgada, es cierto, pero que nunca os fallará, de hacer toda la comida con Cava (u otros vinos escumosos que se elaboran en Cataluña, como los Clásico Penedès, de la DON Penedès, para decir los más extendidos). Eso sí, no hace falta que todo la comida sea el mismo cava, podéis empezar por uno de jovencito, más fresco y ligero, pasar por uno de rosado y dejar para el final uno de Gran Reserva más potente y complejo. Y no descartáis un con un punto de azúcar para los postres: un Sucio Nature será demasiado seco, un sucio o fino y todo uno de los semisecs de calidad que están elaborando algunas bodegas especialmente para los postres.
El presupuesto no es tan crítico como puede parecer
Para poner un ejemplo: al listado de vinos galardonados de los Premios Vinari, que prueban, puntúan y pulsaban a ciegas los mejores vinos de Cataluña, hay vinos premiados desde 5 euros hasta 50 euros, así que un buen vino o cava no tiene que ser necesariamente muy caro. Si os fijáis un precio mediano de 15 euros la botella y echáis largo ytenéis dos botellas para cada tres personas, os sale que habéis gastado 10 euros por cabeza. Tampoco es tanto si se tiene en cuenta, por ejemplo, el precio al cual se paga el pescado y el marisco en estas fechas.
Eso sí, racionalizáis este presupuesto: gastáis menos dinero en los vinos más jóvenes, y más a los de crianza más larga y así obtendréis calidades más equilibradas. Por ejemplo, hay vinos blancos jóvenes a 7 euros que han ganado el Vinari de Oro al mejor vino de la categoría; cavas jóvenes también a buenos precio (menos de 10 euros) y así podéis dedicar más presupuesto a los negros de crianza o cavas de Gran Reserva.
Buen provecho y felices fiestas!
Antes de todo, pero, tengáis en cuenta que si todavía sois uno de los cada vez más escasos afortunados que habéis recibido lote de Nadal, no tenéis que caer en la tentación de aprovechar -estalle quién estalle- estas botellas para ahorraros la compra. Tampoco hace falta que las descartáis automáticamente, pero haced una valoración rigurosa -con Internet es fácil saber de qué tipo de vino se trata y qué nivel de calidad aproximado tienen- y sólo aprovechadlos si realmente son vinos que compraríais. Si no, no sufrís, tenéis todo un año delante para bebéroslos.
Cuántos seremos a mesa?
Aprovecháis que seguramente seremos una buena pandilla. En una comida normal de sólo de dos a cuatro personas, estamos limitados en el número de botellas a abrir. Pero si somos pandilla, como suele pasar en estas fechas, se puede elegir un vino adecuado para cada plato. Si tiene que ser una comida larga y abundosa, nos podemos contar un total de hasta dos botellas para cada tres personas (que consuman vino, está claro). Incluso se puede ofrecer dos opciones y que cada comensal elija.
Así, por ejemplo, un corte redondo asado tanto se puede acompañar con cava de crianza larga, que pueda satisfacer la tieta, como con un vino tinto potente, que seduzca el cuñado "entendido". Y es un buen día para servir botellas magnum, las dobles, de 1,5 litros, tanto de vino como de cava. Suelen valer más o menos el mismo que dos botellas normales, y a cambio ofrecen una presencia imponente y los vinos y cavas en este formato suelen evolucionar mejor que en botella normal, así que son una mejor elección cuando se es pandilla.
Qué comeremos?
Se puede empezar con un vermut para el aperitivo, que tiene más interés y encanto que la cerveza. Eso sí, huis de las marcas italianas más industriales y conocidas, y elegid algunos de los vermuts catalanes que hacen furor entre los que siguen las tendencias más al día. No hace falta que adoptáis la estética hipster de barba poblada y bigote recaragolat si no queréis. A los Premios Vinari de los Vermuts ya los probaron a ciegas por vosotros yhizo una selección de galardonados.
Si sueldos clásicos y empezáis con una sopa de galets, escudilla y carne de olla, tengáis en cuenta que es un plato complicado de maridar, caliente y potente y a la vez muy abierto: no es ni carne ni verdura ni pasta, sino un poco de todo, a veces incluso un poco demasiado de todo. Un vino blanco puede resultar poca cosa y un negro puede resultar excesivo para empezar la comida.
Una elección de compromiso que puede satisfacer todo el mundo, más si después del escudilla hay un asado de pollo relleno, es combinar toda la comida con cava. Eso sí, tendrá que ser un cava con entidad, fuerza y estructura, y a la vez con un punto de acidez y frescura para desempañar el paladar de grasa, así que tendrá que ser al menos de la categoría Reserva e incluso mejor si es un Gran Reserva. La categoría viene indicada al sello de la DON Cava (blanco para los Jóvenes, verde para los Reserva y negro para los Gran Reserva).
Una elección más concreta es seleccionar un vino blanco con fermentación y/o crianza en madera. Conservan la frescura del vino blanco, y a la vez tienen más bastante, complejidad y empuja que los blancos jóvenes tradicionales. Otra opción sería un vino tinto joven, fresco y afruitat, pero a pesar de que es justificable, difícilmente será del gusto de todo el mundo y si después hay gallo relleno, seguramente tendremos que volver atrás en el escalafón de potencia de los vinos y pasar a un cava, cosa que no es recomendable. Vale más reservarse la opción del vino tinto por más adelante.
Bien, este ha sido sólo un ejemplo, pero esta lógica de la progresión, de ir incrementando la potencia del vino a medida que se van sucediendo los platos, es la más acertada. Y no descartáis la opción fácil y poco arriesgada, es cierto, pero que nunca os fallará, de hacer toda la comida con Cava (u otros vinos escumosos que se elaboran en Cataluña, como los Clásico Penedès, de la DON Penedès, para decir los más extendidos). Eso sí, no hace falta que todo la comida sea el mismo cava, podéis empezar por uno de jovencito, más fresco y ligero, pasar por uno de rosado y dejar para el final uno de Gran Reserva más potente y complejo. Y no descartáis un con un punto de azúcar para los postres: un Sucio Nature será demasiado seco, un sucio o fino y todo uno de los semisecs de calidad que están elaborando algunas bodegas especialmente para los postres.
El presupuesto no es tan crítico como puede parecer
Para poner un ejemplo: al listado de vinos galardonados de los Premios Vinari, que prueban, puntúan y pulsaban a ciegas los mejores vinos de Cataluña, hay vinos premiados desde 5 euros hasta 50 euros, así que un buen vino o cava no tiene que ser necesariamente muy caro. Si os fijáis un precio mediano de 15 euros la botella y echáis largo ytenéis dos botellas para cada tres personas, os sale que habéis gastado 10 euros por cabeza. Tampoco es tanto si se tiene en cuenta, por ejemplo, el precio al cual se paga el pescado y el marisco en estas fechas.
Eso sí, racionalizáis este presupuesto: gastáis menos dinero en los vinos más jóvenes, y más a los de crianza más larga y así obtendréis calidades más equilibradas. Por ejemplo, hay vinos blancos jóvenes a 7 euros que han ganado el Vinari de Oro al mejor vino de la categoría; cavas jóvenes también a buenos precio (menos de 10 euros) y así podéis dedicar más presupuesto a los negros de crianza o cavas de Gran Reserva.
Buen provecho y felices fiestas!