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Conquistar el turista con la cocina local

Internet, las redes sociales y el movimiento 'foodie' han hecho que la gastronomía se convierta en un elemento más a tener en cuenta a la hora de planear una escapada

Muchos turistas ya escogen destino según la oferta gastronómica
Muchos turistas ya escogen destino según la oferta gastronómica
Aida Corón
13 de Abril de 2016
Act. 15 de Abril de 2016
La gastronomía es cultura, tradición y costumbres locales, pero es también todo un mundo que gana adeptos día detrás día y que ya ha conseguido llegar al sector turístico. Según un estudio del American Culinary Traveler Report, cerca del 40% de los viajeros que escogieron el 2012 un destino de vacaciones lo hicieron valorando aspectos relacionados con la cocina regional. Esto supuso un impacto que cuantifica en 201 billones de dólares en los Estados Unidos.

En Europa, pero, las cifras no son tan claras. Francia e Italia son los países por excelencia por los amantes de la cocina, pero España escala posiciones impulsada por los atributos del País Vasco y Cataluña. Lo avala el Food Tourism 2014, donde los encuestados dejan también claro que cada año crece el peso de este tipo de turismo. Es un aumento pequeño, pero no deja de ser un crecimiento que los expertos ya han notado y no quieren dejar escapar. "Porque el turismo gastronómico, indudablemente, está ganando bastante", defiende el director de la Fundación Alícia, Toni Massanés, al Foro TurisTIC organizado por Eurecat, un encuentro que puesto de manifiesto que la tecnología es el motor de un nuevo modelo turístico más experiencial.

Gastronomía clásica vs foodies
La Guía Michelin se ha convertido en uno de los manuales básicos de los amantes de la gastronomía, pero de la gurmet, no de la asociada al movimiento foodie. Para Massanés, este último es el resultado de la "socialización de la cocina" que ofrece lo era digital y que se aleja del "turista burgués que quiere gastar dinero en estrellas Michelin". "Los turistas foodies buscan cocina local y tradicional y esto lo encuentra en las redes", detalla sobre este nuevo perfil de visitante.

Aquí es donde se genera el conflicto entre los expertos que construyen día a día una nueva edición del gastromapa de Michelin y los nuevos influencers. Pero no se tienen que ver como dos esferas que chocan, sino que son "complementarias". Así lo defiende la directora comercial de Michelin Travel, Mayte Carreño, que considera que las 800 visitas que pueden llegar a hacer los críticos en un año no tienen que quedar infravalorades ante el auge de los blogs. "Su trabajo se basa a valorar la cocina, viajan y conocen muchas maneras de hacer", explica, "por el que la gran cantidad de comentarios de Internet no se puede comparar con la calidad de sus opiniones y su bagaje".

Uno de los nombres que más destacan en el mundo de los blogs gastronómicos en catalán es el de Marta Sanahuja. Con el nombre de Delicious Martha, comparte restaurantes, recetas y otras experiencias, y es la vía para ponerse en contacto con sus seguidores y recibir un feedback que los canales tradicionales no permitían. "Somos personas que compartimos contenidos por pasión y la gente nos sigue porque somos afines, porque los gusta el que publicamos y saben que tenemos credibilidad", explica.

 

Ella se considera una foodie amateur y una turista que primero elige donde quiere comer y después organiza la visita. "Hoy hay muchos turistas que viajan así y eligen, sobre todo, por las fotografías que compartimos nosotros. Porque también se come con losojos ", relata Sanahuja haciendo referencia a sus hábitos, unas costumbres que demuestran que las nuevas redes sociales e Internet han ayudado a vender la gastronomía.

Turismo entre iguales
En todo este nuevo paradigma también hay que distinguir entre la demasiada y la inteligencia colectiva. El director de la agencia Vivential Value, Rafael González, destaca que la mayoría de los turistas escogen destinos y actividades "según el que dicen sus iguales". Y con "iguales" se refiere a sexo, edad, tipo largo y otros segmentos clásicos del marketing, no a foodies  y gurmets.

Para González, el alud de información que se encuentra en la red es una inteligencia colectiva que se aprovecha entre iguales. Por eso reclama ampliar miras y dejar de pensar en "la demasiada", el término utilizado para hablar de la gran cantidad de opiniones que circulan en Internet sin tener en cuenta los detalles de cada target que justifican el contenido de la opinión.

Para acabar de jusitificar su posición, explica una anécdota: "Si una ciudad sólo tiene turistas locales e italianos, las valoraciones serán bajas. Si son rusos o ingleses, serán opiniones sobrevalorades".

Cultura culinaria, cultura local
"Cuando uno viaja, lo hace para aprender y crecer. No se pueden hacer traducciones literales de los platos porque se pierde la esencia de una cultura". Flor Somaschini tiene tan claro que el nombre también expresa que decidió crear Check-Eat, una start-up que traduce los platos haciendo una interpretación de su significado porque no se pierda el trasfondo cultural de la zona.

El proyecto que Somaschini tiene entre manso sintetiza uno de los pilares que Massanés y la Fundación Alícia tienen muy claro sobre la vertebración del turismo gastronómico: el productor local. Massanés recuerda que siempre se tiene que pensar en los ganaderos y agricultores de la zona, que son los que hacen posible que una sociedad tenga una cultura gastronómica propia.

Un turismo con mucho para hacer
A pesar de que las expectativas son altas, el director del Departamento de Food Systems, Culture and Society de la UOC, Xavier Medina, es uno de quienes prefiere ser prudente respecto a dar cifras: "El turismo gastronómico es un turismo muy pequeño. Tiene muchas posibilidades de crecimiento, pero todavía es un porcentaje muy bajo".

Aun así, reconoce a VÍA Emprendida que estamos ante un perfil de turista que escoge un destino por los productos locales y el territorio, y en esto hay que tener claro que Cataluña es "una potencia industrial, comercial y turística". Asegura que la mayor parte del turismo gastronómico surge, por un lado, en zonas con sellos como la Denominación de Origen y la Indicación Geográfica Protegida; y por la otra, en puntos con restaurantes donde estrellas Michelin. Si cómo afirma Carreño, "Cataluña tiene un tercio de las estrellas de España", el futuro del sector, si se adapta bien a la tecnología, parece ser optimista.