Más de 200.000 personas compran bitcoins cada día. La criptomoneda por excelencia se ha convertido en el símbolo de un sistema de pago basado en la tecnología blockchain que, si bien no es ni mucho menos mayoritario, sí que ha llamado la atención de miles de inversores, atraídos por la suya, hasta ahora, constando subida de valor. Si el 2017 el crecimiento del bitcoin fue de un 1.400%, la rentabilidad otras criptomonedes todavía fue superior. Opciones como nem ofrecieron unos réditos del 2.9842%, mientras que los de ethereum llegaron al 9.162%. Las monedas virtuales están de moda, pero no son una novedad. El 1989 fue el año de la llegada de Bush paro a la presidencia de los Estados Unidos, de la muerte del emperador japonés Hirohito, de las protestas a Tiananmen, de la caída del Muro de Berlín y de la creación del DigiCash.
Criptomoneda con pañales
De acá que el 1982 se doctoró en computación científica por la Universidad de California, David Chaum se interesó por la criptografía, hasta el punto de fundar aquel mismo año la International Association for Cryptologic Research (IACR). El punto de partida de su investigación en los protocolos sobre criptología que lo traería a desarrollar, el 1989, la primera criptomoneda de la historia.
El DigiCash ofrecía un sistema de pago online que, gracias a los protocolos criptográficos diseñados por Chaum permitía que las transacciones fueran anónimas e imposibles de rastrear por parte de los bancos o cualquiera otro organismo. Exactamente igual que las criptomonedes actuales.
A pesar de Chaum fundó la empresa el 1989, el DigiCash no se puso en marcha hasta el 1994. El 19 de octubre de aquel año, el The New York Times reseñaba el lanzamiento de la criptomoneda con el titular Atención compradores de internet: la e-cash ha llegado. Aquel día, según explica la noticia, centenares de voluntarios estaban preparados para gastar la primera moneda digital de la historia y poner a prueba el DigiCash.
"A medida que los pagos online crezcan, nos acostumbraremos a pagar así; de hecho, tendremos que pagar muchas más cosas de las que pagamos hoy en día y estas transferencias serán mucho más reveladoras", declaraba Chaum, avanzando los conflictos de privacitat que hoy en día está produciendo la digitalización.
La visión de Chaum no podía ser más acertada. El mismo artículo avanzaba que la criptomoneda tenía el "potencial para cambiar el contexto de internet y acelerar la salida de servicios comerciales online". Pero, a pesar de dar en la diana con el pronóstico, la propuesta del DigiCash llegó demasiado pronto.
A la hora de la verdad, en los Estados Unidos sólo el minúsculo Mark Twain Bank aceptó este sistema que lo inhabilitaba a seguir los movimientos de sus clientes, y ya con la compañía a la UCI, el Deutsche Bank adoptó el DigiCash por sus clientes alemanes.
La compañía fue incapaz de crecer en usuarios tanto por la carencia de acuerdos con los bancos como por el todavía incipiente desarrollo del comercio electrónico. El 1999, justo después de la quiebra de la empresa, Chaum se lamentaba de haber llegado en un momento en que el comercio electrónico todavía llevaba pañales. Quizás en la era de Amazon, eBay y Aliexpress la historia de DigiCash habría sido diferente.