
15
de Noviembre
de
2013
A la escena final de la película 'El Capital', de Costa Gavras, un alto ejecutivo de la banca insta el presidente de la entidad bancaria a dirigirse al consejo de administración que lo acaba de nombrar. "Dígalos el que quieren sentir", le pide. Y el presidente del banco los dice: "Zoco el suyo Roben Hood moderno, seguiremos robando los pobres para darlo a los ricos". Con esta contundente afirmación, robar a los pobres para dar a los ricos, el director de origen griego Costa Gavras expresa su crítica verso el funcionamiento del sistema financiero, que aparece en 'El capital' como gran responsable de la crisis económica por la aplicación de un capitalismo salvaje y la desmesurada ambición de sus responsables.
El film se basa en la novela homónima escrita miedo Stéphane Osmont, que en 2004 ya ponía de relieve las deficiencias del sistema financiero capitalista.
Con un claro afán crítico y provocador, el cierto es que Costa Gavras ha hecho en 'El capital' un clarificador retrato del funcionamiento de la banca y de los procesos especulativos que han acabado haciendo estallar una crisis internacional de efectos devastadores. Con gran ironía y humor negro, la película muestra el ascenso de un cínico empleado de banca, Marc Tourneil, (interpretado por Gad Elmaleh) que, en plena crisis económica, ve la oportunidad de escalar posiciones al banco donde trabaja hasta convertirse en una de las personas con más poder e influencia del sector y del país.
Todo este proceso que seguirá Marc Tourneil es el pretexto para reflejar las operaciones legales, pero sobre todo ilegales, en la gestión de los bancos. A través de la relación de Tourneil con diferentes personajes, además, Costa Gavras va introduciendo algunos temas interesantes de debate, que tienen como común denominador la ambición desmesurada del sistema capitalista y la influencia del dinero ("el dinero es el amo", dice uno de los personajes) en la toma de decisiones en otros ámbitos como el político o el social.
"Son unos niños grandes que se divierten, y se seguirán divirtiendo hasta que todo reviente", expresa Marc Tourneil al final de la película en referencia a los banqueros. Una frase visionaria en un momento en que los privilegios e indemnizaciones millonarias a los banqueros son motivo de indignación general. El film, con atmósfera y ritmo de thriller político, es una terrorífica metáfora del mundo actual y una advertencia sobre el futuro, muy negro si dejamos que bancos, gobiernos y ciudadanos continúen en manso, únicamente, del dinero.
El film se basa en la novela homónima escrita miedo Stéphane Osmont, que en 2004 ya ponía de relieve las deficiencias del sistema financiero capitalista.
Con un claro afán crítico y provocador, el cierto es que Costa Gavras ha hecho en 'El capital' un clarificador retrato del funcionamiento de la banca y de los procesos especulativos que han acabado haciendo estallar una crisis internacional de efectos devastadores. Con gran ironía y humor negro, la película muestra el ascenso de un cínico empleado de banca, Marc Tourneil, (interpretado por Gad Elmaleh) que, en plena crisis económica, ve la oportunidad de escalar posiciones al banco donde trabaja hasta convertirse en una de las personas con más poder e influencia del sector y del país.
Todo este proceso que seguirá Marc Tourneil es el pretexto para reflejar las operaciones legales, pero sobre todo ilegales, en la gestión de los bancos. A través de la relación de Tourneil con diferentes personajes, además, Costa Gavras va introduciendo algunos temas interesantes de debate, que tienen como común denominador la ambición desmesurada del sistema capitalista y la influencia del dinero ("el dinero es el amo", dice uno de los personajes) en la toma de decisiones en otros ámbitos como el político o el social.
"Son unos niños grandes que se divierten, y se seguirán divirtiendo hasta que todo reviente", expresa Marc Tourneil al final de la película en referencia a los banqueros. Una frase visionaria en un momento en que los privilegios e indemnizaciones millonarias a los banqueros son motivo de indignación general. El film, con atmósfera y ritmo de thriller político, es una terrorífica metáfora del mundo actual y una advertencia sobre el futuro, muy negro si dejamos que bancos, gobiernos y ciudadanos continúen en manso, únicamente, del dinero.