Alguien nos ha contado que el presupuesto para comida podía tender a cero. Pero cuando esto pasa, su calidad también baja. Las economías de escala y la industrialización de procesos han hecho, en el caso de la alimentación, "auténticas barbaridades", sentencia la empresaria Elena Díaz-Morera. "Parece que en alimentación todo estaba permitido para bajar los precios", lamenta la empresaria y co-fundadora de la cadena de supermercados saludables Obbio. Si bien en un primer vistazo la comida biológica y ecológica parece más cara, la explicación del porque se traduce en salud. ¿Es cara la comida ecológica?
Según un estudio encargado por la multinacional Unilever, el 64% de los españoles cree que los términos ecológico, biológico y sostenible son "parecidos" en cuanto a productos de alimentación. Dos de cada 10 personas creen que es lo mismo. Además, el 41% de los encuestados percibe que los productos ecológicos son más naturales y un tercio los considera más sanos y con mejor sabor. También consideran que son demasiado caros en un 27%, a pesar de que el mismo porcentaje cree que vale la pena pagar más.
¿Comer biológico o ecológico es caro? "Primero tenemos que saber que comer ecológico no quiere decir comer lo convencional pero en ecológico, no se puede comer fuet, yogur y huevos cada día y comer lo mismo en versión ecológica, el presupuesto entonces es impagable", avisa la experta. Según dice, "hacer un cambio a comida ecológica quiere decir comer diferente", esto significa recortar en proteína animal, comer cereales integrales y mucha más fruta y verdura. Y esto "no es proporcionalmente más caro, comer ecológico es caro si comes lo mismo que comes convencionalmente". De hecho, la alimentación humana en origen no incluía tanta carne; para salvar el planeta tenemos que volver a los orígenes.
Díaz-Morera: "Hacer un cambio a comida ecológica quiere decir comer diferente, no se puede comer fuet, yogur y huevos cada día y comer lo mismo en versión ecológica"
"Es un tema de prioridades", comer ecológico es más caro porque producir de manera sostenible es ir a contracorriente del mercado, pero las consecuencias de esto las vemos en la destrucción del planeta. Y como se dice, salvar el planeta es barato, lo que es caro es no hacerlo.
¿Qué es eco y qué es bio?
Pero, ¿sabemos qué quieren decir los términos ecológico, biológico, orgánico y sostenible? Entender qué hay detrás de estas palabras puede ayudar a justificar por qué se paga algo más por unos huevos o un kilo de arroz.
Los alimentos ecológicos son aquellos que desarrollan todas sus etapas de crecimiento y producción como en la naturaleza y sin intervención artificial. Es decir, para que una hortaliza sea ecológica la semilla tiene que ser ecológica, la tierra y el agua descontaminadas, se aprovechan las condiciones naturales para el desarrollo como el clima o el suelo, y no se usa ningún fertilizante ni pesticida químico. En el ámbito ganadero, se respeta la crianza en zonas libres de contaminación, alimento ecológico, sin intervención de hormonas de crecimiento o antibióticos.
Los productos que incluyen en la etiqueta el término Bio destacan porque no contienen ningún componente que haya sido alterado genéticamente. Es decir, son productos en los cuales no se ha realizado ninguna intervención de laboratorio para conseguir el resultado final, como pasa con algunas frutas o verduras, para que tengan mejor color, forma o duración.
Los productos que incluyen a la etiqueta el término Bio destacan porque no contienen ningún componente que haya sido alterado genéticamente
En cuanto al término orgánico, especifica que no se ha realizado ninguna intervención química para conseguir un desarrollo óptimo. Un alimento etiquetado como orgánico asegura que no se han usado pesticidas, fertilizantes u otras sustancias similares. No obstante, hay que esclarecer que no todos los alimentos o productos orgánicos son biológicos, porque si bien pueden no contener químicos, sí que pueden estar elaborados con productos manipulados genéticamente, como por ejemplo algunas frutas dulces.
Por su parte, los productos "sostenibles" incluyen un abanico mucho más amplio. Estos productos tienen respeto por el medio ambiente y el bienestar de las personas. La agricultura sostenible, por ejemplo, antes de llegar a conseguir un proceso de cultivo ecológico al 100% prioriza que los productores puedan sacar beneficios económicos para mejorar la economía local.
Una tendencia y un futuro eco y bio
En los hogares del Estado español se consumen dos veces por semana productos ecológicos. Esto representa todavía un mercado pequeño, pero que crece a un ritmo acelerado, según la consultora Nielsen. Según afirman, el crecimiento es del 30% desde hace dos años.
Esta inclinación para incorporar productos bio a la cesta de la compra se debe al hecho que los consumidores los perciben cada vez más como respetuosos con el medio ambiente, saludables y naturales, es decir, alineados con dos de las principales corrientes de consumo actuales: salud y sostenibilidad.
En el último año, la cuota de mercado de estos productos sobre la venta total del gran consumo ha pasado del 0,5% al 0,8%, según datos de la consultora. Cada vez más consumidores apuestan, pero también más distribuidores. El número de supermercados con productos o secciones bio y eco no para de crecer.
La cofundadora de Obbio apunque que "a la larga, todo será ecológico, porque todo el mundo con más o menos posibilidades demandará comer bien"
En cuanto a las previsiones a futuro, según los datos de la misma consultora, lo más lógico es que continúe ganando cuota en la cesta de la compra. Es uno de los nichos de mercado más emergentes y dinámicos y "sólo puede continuar creciendo". El mercado bio sólo tiene un camino delante: el de subida.
Otra de las razones que sustentan el acelerado crecimiento de esta categoría es la asociación de estos productos con la calidad. Seis de cada diez consumidores consideran que los alimentos sostenibles tienen más valor, mientras que un 68% valora que son más saludables.
Los resultados de la encuesta de Unilever también encajan en las afirmaciones de la consultora. Según afirman, existe una creciente preocupación por los alimentos que se consumen, tal como demuestra el hecho que siete de cada diez consideran importante o muy importante que los productos sean ecológicos.
"A la larga todo será ecológico, porque todo el mundo con más o menos posibilidades demandará comer bien, es clara la consecuencia entre comer bien y estar bien", concluye Díaz-Morera.