Uno de los capítulos mas interesantes el libro de Stefan Zweig Momentos estelares de la humanidad es el de la caída —o conquista— de Constantinople a manos de —o por parte de— Mehemed II el 29 de mayo de 1453. Un acontecimiento que marcó todo lo que (entre) pasó después y que de una manera u otra impregna la memoria colectiva de toda una civilización. Uso caída y conquista a la vez porque el nombre hace la cosa; para Occidente fue una pérdida ignominiosa, para Oriente una conquista heroica convirtió el sultán Mehmet II en "El Conquistador" con sólo 21 años.
La semana pasada, en esta misma columna, os recomendava el libro de Stefan Zweig con una mención especial al asedio de Constantinopla y a la estrategia ganadora de Mehmet II que lo llevó a la conquista (no os hago spoilers). Debe de ser por eso, y por las búsquedas que hice en Google, que Netflix me recomendó Ottoman, una serie documental de producción propia sobre la caída del imperio romano de Bizancio a manos del imperio Otomano. Me molesta que Netflix vaya recogiendo datos de mi navegación en línea pero me hace gracia pensar que su algoritmo también lee VIA Empresa.
"Me molesta que Netflix vaya recogiendo datos de mi navegación en linea pero me hace gracia pensar que su algoritmo también lee VIA Empresa"
Ottoman es un docudrama turco dirigido por Emre Şahin y escrito por Kelly McPherson disponible en Netflix desde enero del 2020. Los seis capítulos de los que consta la primera temporada van desde el 1451 hasta el 1453, de la llegada al poder de Mehmet II con sólo 19 años hasta que entra en Constantinopla y se sienta en el trono del emperador Constantí XI proclamándose Qayser-y Rûm, Cèsar de Roma.
La mecánica de la serie es muy similar a otros docudramas a los que nos tiene acostumbrados la plataforma: una historia con trama, tramas paralelas, personajes y escenarios, con inserciones de académicos y mapas explicativos que ponen en contexto las imágenes. Su aportación es fundamental, hace una función de sello de rigor histórico y científico, que de no ser, dejaría la serie en una novela histórica más. Mención especial para algunos de los académicos que (interpretando a académicos) llenan la pantalla con su actuación, integrándose a la perfección en el espectáculo televisivo.
La serie huye del tópico maniqueo del enfrentamiento entre cristianos y musulmanes. Es cierto que el grueso del ejército otomano eran musulmanes y que los bizantinos eran cristianos, pero también es cierto que los otomanos tenían milicias cristianas y que dentro de los muros de Constantinopla había turcos renegados. La lucha era en nombre de Dios pero por un poder bastante más terrenal.
Así, la serie muestra con toda su crueldad las diferentes facciones e intereses que había en cada bando. El emperador Constantino XI y los suyos se denominaban romanos a pesar de que eran griegos, adentro la ciudad había pugna entre griegos y latinos, los cristianos griegos ortodoxos y los católicos se malfiaban los unos de los otros después de siglos de guerras religiosas, los venecianos estaban enfadados con los genovesos, los comerciantes con intereses en un lado y otro de las murallas eran partidarios de negociar una tercera vía con el invasor. El emperador que administraba las migajas del que fue un imperio, no tenía bastante dinero y tuvo que recurrir a fundir el oro de las iglesias para pagar las deudas con los mercenarios.
Joan de la Vía, el cónsul de los catalanes, y los catalanes comandados por Pere Julià, que defendieron la cerradura de la muralla que fue el último a caer en poder de los turcos, no salen en la serie.
La serie resulta inquietantemente actual.
Ficha
Título original: Rise of Empires: Ottoman.
Año: 2020.
Duración: 44 min por capítulo.
País: Turquía.
Dirección: Emre Şahin.
Guion: Kelly McPherson.
Reparto: Charles Dance, Cem Yiğit Üzümoğlu, Tommaso Basili, Selim Bayraktar, Tuba Büyüküstün, Damla Sönmez, Osman Sonando.
Producida por: Karga Seven Pictures y STX Television per a Netflix.