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En la guerra, hay lugares a los que sólo llegan las mujeres

Seis corresponsales en Oriente Próximo cambian la narrativa de la guerra en 'Balas para todas'

Reportera de guerra entrevista a un soldado armado | iStock
Reportera de guerra entrevista a un soldado armado | iStock
Barcelona
31 de Diciembre de 2021
Act. 12 de Abril de 2022

Um Hanadi es una mujer combatiente iraquí que lucha contra el Estado Islámico muy conocida por la atrocidad de sus prácticas. Su nombre sale en periódicos de todo el mundo. La presentan como la mujer que decapita combatientes del ISIS y posteriormente hierve sus cabezas. Es la única mujer comandante de las Fuerzas de Movilización Popular (PMF). Había sido entrevistada por muchos corresponsales de diferentes países -que extraían destacados sensacionalistas muy parecidos-, pero sólo una periodista consiguió acercarse suficientemente como para romper la superficie. Es la corresponsal Nancy Porsia, quién compartió colchón una noche del 2017 con Um Hanadi, y lo pudo hacer, sólo por ser mujer. En la guerra, hay lugares a los que sólo llegan las mujeres, y así lo constatan seis corresponsales de guerra en Balas para todas.

La italiana Nancy Porsia no tuvo otra opción. En la base militar de los PMF, era la única habitación y la única cama en la que dormía una mujer y, por lo tanto, donde podía descansar ella también. Era una cama de matrimonio. La comandante llevaba un pijama con corazones estampados. Estaban en la intimidad, cómodas. En la cama, Um Hanadi era más humana, más cercana, y podía hablar con total confianza. Fue en aquella atmósfera donde le explicó que el ISIS había matado a sus hermanos, y a su primer y segundo marido. El Estado Islámico los quería vencer con el miedo, convencidos de que ellos son los únicos musulmanes, los auténticos; y la única manera que tenía ella para quitarles la posibilidad de llegar al paraíso era decapitándolos, impidiendo que algún día sean enterrados.

Sancha: "No venimos a narrar una guerra femenina, pero sí más inclusiva: la guerra de ellos y de ellas. Venimos a contar silencios"

"Hemos cambiado la narrativa de la guerra", se enorgullece la corresponsal andaluza Natalia Sancha en la presentación de su libro en el IEMed, el Instituto Europeo de la Mediterránea. Ella ha coordinado Balas para todas. Seis mujeres periodistas Oriento Medio y el Magreb y lo ha hecho de una manera coral: hay capítulos escritos por todas a la vez. Un total de seis corresponsales de guerra, extranjeras y locales, procedentes de diferentes ramas (radio, prensa, fotoperiodismo y televisión) que comparten algo más que una experiencia: parte de su biografía. "No venimos a narrar una guerra femenina, pero sí más inclusiva: la guerra de ellos y de ellas. Venimos a contar silencios", sentencia Sancha.

Reivindican "de una manera muy justa que la visión de la mujer enriquece la narración de la realidad y, en este caso, de la guerra", explica Tomás Alcoverro, periodista y corresponsal de La Vanguardia en el Próximo Oriente. La mujer no sólo aporta otra visión, sino que tiene acceso a lugares únicos en la guerra y se encuentra en situaciones estrictamente diferentes, "como tener que orinar en medio del campo de batalla", explica Alcoverro.

A Rosa Maria Calaf, le dejaron escrito en un trozo de papel que ella era "la única flor en esta tierra de tragedia y de dolor"

Un libro de "guerra, de amor y de sufrimiento", lo describe Alcoverro, precedido por un prólogo de la prestigiosa Rosa Maria Calaf, quien se define a sí misma "como una corresponsal a quien le ha tocado vivir guerras, pero no una corresponsal de guerra". Calaf, a quien un día le dejaron en un papel escrito un poema que le decía que ella era "la única flor en esta tierra de tragedia y de dolor", explica desde su experiencia que, como mujer, antes se tenía que picar mucha piedra para llegar a ser corresponsal de guerra. "Ahora no, las cosas han cambiado. Ahora tienes que luchar para conseguir reconocimiento".

La vida entre los dos mundos

Sancha admite que todavía le "cuesta vivir entre los dos mundos". El de la guerra y el de casa. Ella es corresponsal desde el 2008. En El País desde el 2015. Escogió la editorial madrileña Larrad Ediciones para 'Balas para todas' porque no quería "perder poder de decisión". Además de Porsia y Sancha, también participa la colombiana Catalina Gómez, una de las mayores expertas de Irán.

Sancha: "Todavía me cuesta vivir entre los dos mundos". El de la guerra y el de casa

Khabat Abbas, Maya Gebeily y Eman Helal son las otras tres corresponsales que relatan sus experiencias. Son locales y representan un nuevo periodismo. "Están muy preparadas. Además de su lengua, el árabe, saben inglés, francés o castellano. Ya no tenemos que ir desde Occidente a interpretar, sino que nos lo saben explicar desde allí en nuestra lengua," explica Sancha. Helal es una fotógrafa egipcia independiente que se ha tenido que autoexiliar a Alemania.

En principio en el libro colaboraban dos periodistas más, pero a una la encarcelaron -ahora ya está liberada- y la otra dejó el proyecto porque sufría estrés postraumático. Es el elevado precio que paga el observador que ha estado en primera línea, como diría Nicolas Valle, corresponsal de guerra de TV3. Valle tiene una larguísima experiencia cubriendo conflictos bélicos y ha sido siempre muy valiente y generoso a la hora de explicar el sufrimiento de esta profesión y de las heridas que provoca, aquellas que no curan nunca.

La mujer combatiente

En la guerra normalmente "el monopolio de la violencia recae sobre el hombre" y por eso la mujer combatiente "acostumbra a generar morbo, a despertar fantasía". Porque se sale del rol de víctima que se le ha adjudicado durante mucho tiempo.

Sancha, sobre la guerra: normalmente "el monopolio de la violencia recae sobre el hombre" y por eso la mujer combatiente "acostumbra a generar morbo"

Pero la mujer también tiene un papel activo en algunas guerras, más allá de la mujer-víctima. Sancha explica que, "todas las mujeres que han decidido tomar un rol activo en la guerra lo hacen de manera diferente. Mientras que las curdas luchan para defender su territorio, las yihadistas tienen un rol de incubadoras o adoctrinadoras. Son muy pocas las yihadistas que cogen las armas, porque les está prohibido usar la fuerza".

Llenar espacios de invisibilidad

Dice Calaf que este libro no sólo "cuenta silencios", sino que también "llena espacios de invisibilidad". "El resultado es mejor si lo explicamos entre todos, y no solo el 50 %", añade.

En esta línea, para potenciar esta visibilidad, nace la asociación Contamos el mundo, formada por mujeres que trabajan en medios de comunicación, que se dedican a hablar del ámbito internacional y que se han unido para "crear red y ser más fuertes". Forma parte, por supuesto, Natalia Sancha.