
Ser feliz ya no es un anhelo ni un estado o un deseo. Ser feliz es una exigencia. O al menos así lo afirman la socióloga Eva Illouz y el psicólogo Edgar Cabanas en Happycracia (Paidós), un libro en que los autores explican "como la ciencia y la industria de la felicidad controlan nuestras vidas". Ser feliz se ha convertido en "una obsesión" y un "regalo envenenado".
Los autores denuncian la aparición de la ciencia de la felicidad, una doctrina que promete que sólo aplicando sus técnicas se puede ser más productivo, saludable y nos promete hacernos crecer como personas. De esta industria se derivan agendas académicas, políticas y económicas que se traducen en la cultura de la autoayuda, terapias positivas, coaching o, incluso, aplicaciones móvil.
La multimillonaria industria de la felicidad asegura tener las claves para que los individuos esculpan su vida, transformen sus sentimientos negativos y saquen el mejor partido de sí mismos.
"Y si la felicidad no fuera más que una mercancía y su búsqueda se ha convertido en un estilo de vida obsesivo y consumista?"
Según los autores, esta ciencia es una forma de convencernos que el éxito y el fracaso, la salud y la enfermedad, la suerte o el sufrimiento son elecciones personales y estamos obligados a ser felices y sentirnos culpables de no superar las dificultades. "Y si la felicidad no fuera más que una mercancía y su búsqueda se ha convertido en un estilo de vida obsesivo y consumista?", se piden los autores. Así sería posible que "la felicidad en su versión más tiránica y dictatorial actúe como una poderosa herramienta para controlar la manera de pensar, sentir y actuar de los ciudadanos en nombre de su propio bienestar?". Según los autores, este relato está encaminado a crear un ciudadano individualista y que tiene lo que se merece -éxito o fracaso-, sin depender de cuestiones sociales. Así la gestión "correcta" de los pensamientos, emociones y actitudes resuelve los problemas derivados del sistema económico: no es que tengas un puesto de trabajo precario, es que no gestionas bien tus emociones.
La felicidad está de moda, tanto que incluso hay un día internacional de la felicidad, instaurado por la ONU en 2012; y existen rankings mundiales de países felices (que encabeza siempre Finlandia). Los autores avisan que no están en contra de la felicidad, sino de la visión reduccionista que esta ciencia intenta vender.
Doctor en psicología por la Universidad Autónoma de Madrid, Cabanas es investigador en la Universidad Camilo José Cela y en el Centro para el Estudio de las Emocionas en el Instituto Max Plank de Berlín. Autor de varios artículos científicos, sus trabajos versan sobre los usos políticos, sociales y económicos de la felicidad.
De su lado, Illouz es directora de estudios en el EHESS de París y enseña sociología en la Universidad Hebrea de Jerusalén. En sus trabajos habla sobre la mercantilización de las emociones y lo que ella denomina el "capitalismo afectivo".