Dukale tenía un sueño. Quería encontrar una forma de vida que le permitiera huir de la pobreza extrema a la cual estaba condenado por el simple hecho de haber nacido en un poblado de Etiopía donde todo el mundo vivía con un par de dólares al día. Quería tener la oportunidad de ofrecer a sus hijos la educación que él nunca recibió. Un sueño que parecía hacerse realidad cuando empezó a producir su café, pero que se torció por la carencia de capacidad para competir en volumen y precio con los grandes productores, que monopolizaban el mercado, y por la feroz deforestación que sufría el país y que comprometía la imprescindible sombra necesaria para hacer café. El sueño de Dukale se hundía sin remedio hasta que el actor Hugh Jackman se cruzó en su camino.
El primer viaje del australiano en Etiopía se produjo el 1999, y fue entonces cuando conoció en Dukale y quedó fascinado tanto por su historia como por el alta calidad del producto producido en su local y el poco rendimiento económico que le reportaba. Desde entonces y hasta el 2011, las visitas de Jackman en la zona se multiplicaron y se convirtió en un activista en pro del comercio justo y la lucha contra el cambio climático con conferencias constantes en escenarios tan importantes como las Naciones Unidas.
Pero el activismo de ponencias no calmaba las inquietudes de Jackman, que el 2011 creó la LaughingMan Coffee Foundation y abrió dos locales Laughing Man en Nueva York, donde vende los cafés de la marca Dukale's Dream. El proceso es sencillo: la fundación crea un marketplace donde entra en contacto con productores locales para convertirlos en proveedores para sus cafeterías en los Estados Unidos.
Los beneficios derivados de los productos Dukale's Dream se reinverteixen al 100% a la Laughing Man Foundation, que lleva a cabo programas de formación en emprendeduría social, ayuda a la creación de negocios agrícolas a la región de Kochore de la Etiopía y lleva a cabo acciones para garantizar el acceso a la medicina en zonas rurales del país.
La marca no sólo se ha convertido en un sinónimo de comercio justo y consumo responsable –tanto por la apuesta por los productores locales como por su compromiso con las acciones contra el cambio climático-, sino que se ha consolidado como un producto prèmium, de gran calidad y con una variedad de opciones equiparable al de las grandes cadenas.
El éxito de las cafeterías Laughing Man fue tan llamativo que rápidamente atrajo un inversor importante como el productor de café Keurig Green Mountain. La empresa está históricamente comprometida con el comercio justo y el desarrollo local, y desde hace un par de años participa en la compra de los productos de los proveedores de la fundación de Hugh Jackman y distribuye la marca Dukale's Dream por los Estados Unidos.
A pesar del éxito y las ofertas para hacer crecer el proyecto, Hugh Jackman se ha mostrado convencido de estar en el buen camino y rebutja frontalmente toda opción de crear una franquicia por el temor de perder calidad en un producto del cual sedeclara amante.