Además de ser el cantante y el productor de música hip hop más exitós de la historia, con 21 Grammys ganados y 21 millones de copias vendidas de sus seis discos, Kanye West es una de las personas con más autoestima y confianza del planeta. "Tengo tanta credibilidad y soy tan influyente y relevando que sé que cambiaré las cosas; soy, sin duda, Steve Jobs de la cultura y la moda urbana", decía de sí mismo en una entrevista por The New York Times publicada el 2013. Más allá de la soberbia y el rechazo que pueden causar declaraciones así, nadie pone en entredicho el impacto que West está teniendo en todos los campos que toca. Él cruz en el que hace y en el que vende, y la gente responde en masa. El mejor ejemplo es el que sucedió en las tiendas de calzado deportivo de todo el mundo con el lanzamiento de las Adidas Yeezy Boost 350 Cebra, diseñadas por el artista.
Las zapatillas vieron la luz el pasado 24 de junio a un precio de 220 euros, pero su éxito fue tan fulgurante que apenas duraron unas pocas horas a los estantes de las tiendas que las pusieron a la venta. La clave del éxito de este modelo no es su estampado de cebra, ni su poco peso, ni una estética especialmente innovadora. El único elemento que las ha traído de ser un modelo más a ser unas súper ventas es la firma de Kanye West. Un nombre que provoca subastas al límite del absurdo a la red, donde las vambes se ensartaron hasta más allá de los 1.000 euros en el mercado de segunda mano, la única opción a la que pudieron recorrer los miles de personas de todo el mundo que llegaron tarde a las tiendas.
La locura por las zapatillas de Kanye West llegó también al centro de Barcelona, donde Foot Locker tenía la exclusiva de su comercialización. Hasta 250 personas se pusieron a la cola del comercio antes de la apertura de persianas. Entre ellos, decenas de turistas y fans que, incluso, traían acampando desde días antes, formando un campamento de caducidad marcada.
Una estrella del hip hop diferente
El lanzamiento de las Yeezy Boost es sólo el último ejemplo de cómo Kanye West se ha convertido en el rey Mides de la cultura urbana. Aún así, su vinculación con Adidas es una excepción dentro de su modelo de negocio. El artista de Atlanta no quiere ser como el resto. West busca romper estereotipos y crear un personaje único, hecho por el cual relacionarse con las marcas y productos típicos del mundo del hip hop, como hicieron tantos otros, vulgaritzaria el personaje.
Así, junto a las colaboraciones con Adidas y otras marcas deportivas, West ha focalizado sus patrocinios a firmas de prestigio y más propias de las clases benestants, como Louis Vuitton o Ralph Lauren, vistiendo los emblemáticos polos rosa de la marca. Con este movimiento consiguió que miles de fans del hip hop vistieran tal y como lo haría un forofo al golfo.
Una deuda masiva que no lo preocupa
Si bien los ingresos de Kanye West son prácticamente incontables, su deuda personal se tiene que calificar, como mínimo, de masivo. Él mismo reconocía el febrero de 2016 una deuda de 53 millones de dólares. Una cifra que podría hundir cualquier fortuna, pero que, según los economistas, no hace temblar una persona con la influencia y la capacidad de generar ingresos que tiene el artista. Haciéndolo fácil, el cantante suma más de 20 millones de seguidores sólo a Twitter... Una base de fieles por la que miles de compañías pagarían sumas más que suficientes para acabar con sus "problemas".