Después de sólo dos años desde el apertura, Stefano Mazza puede decir que su pequeña cocina asiática sin pretensiones y distendida se ha colado entre los locales imprescindibles del barrio de Sant Antoni. Los pocos metros cuadrados de casi liliputiense Last Monkey (si hablamos del espacio físico de la cocina, os aseguro que la de casa vuestra es un palacio) estan en la esquina entre la calle Comte Borrell y el Pasaje de Sant Antoni Abad. Mazza nos hará viajar desde su restaurante del sudeste asiático en Italia a través de su carta por un precio muy razonable, una oferta que seduce centenares de estómagos cada semana.
De TV3 a la cocina
"Una zona que me gustaba y que ya tenía fichada antes de abrir, de hecho vivo aquí, a dos calles, desde hace 15 años. Vi que la oferta asiática todavía no se había desarrollado en este barrio y pensé que era una fórmula que podía ser ganadora", recuerda. "Es un local muy pequeño, pero siempre he trabajado con espacios reducidos que agudizan el ingenio. La cosa es no tratar de hacer aquello que no puedes hacer y organizarte muy bien", aconseja.
Diseñador industrial de formación y nacido cerca del lago de Como, Mazza hace 18 años que está en Barcelona, diez de los cuales trabajó como grafista en TV3. Pero un trabajo fijo casi funcionarial y una vida estable no eran suficientes.
El nacimiento de su segundo hijo -con 30 años- fue un revulsivo. Le hizo ver que el tiempo se colaba y que tenía que tirar adelante un pequeño sueño que había tenido siempre: montarse un restaurante. Unos años antes había hecho cocina a la ESHOB y prácticas en algunos restaurantes compaginando su trabajo. Evidentemente, la elección era Barcelona, una ciudad de la cual se enamoró.
De hecho ha abierto dos restaurantes, pero el primero, el italiano La Piccolina, abierto con un socio en Sarrià y traspasado después, no funcionó. Tampoco un negocio de bebidas probióticas montado en 2013 que "era demasiado pionero para el momento".
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De Korea a Emilia-Romana y China
Al Last Monkey, Mazza cogió el primate por las riendas y decidió ponerse solo y cocinar lo que quiere comer él, personalmente. "No me gusta esto de definir mi cocina, intento cocinar lo que a mí me gusta comer", vindica. No lo haremos. En el Last Monkey comeréis edamames, baos, wontons, tártaros, gyozas, currys....
El resultado es una cocina sin muchos apriorismos con un poco de allí, de aquí y del medio. Sus viajes y un fugaz stage en la cocina del Me, del famoso chef coreano Thang Pham asentaron las bases. Los exiguos metros del local dan para saborear platos que viajan a Korea, pasan por Emilia-Romana –atención a los gyozellini, unos tortelini planchados como si fueran brochetas—y se dirijen hacia la China.
La decisión fue valiente con una inversión inicial que no llegó a los 60.000 euros. Ahora tiene cinco empleados, unos 250 comensales cada semana y factura anualmente cerca de 200.000 euros. "En realidad, no he recuperado todavía la inversión porque voy mejorando el local y reinvierto para que cada vez más la experiencia sea buena", explica Mazza.
De momento, lo es. A los platos ya descritos, se suma en una carta rebuscadamente corta un interesantísimo tofu extrapicante a la suchuanesa. "Cómo tiene que ser, –defiende- porque los sabores los enmascaran en muchas restaurantes y la cocina tiene que intentar ser fiel a los sabores originales". Más del 50% de nuestra carta tiene un toque picante. Si os entabláis en el Last Monkey, veréis que todo es pequeño, pero la experiencia de comer no lo es tanto. Además, abordar una carta en la cual la mayor parte de los precios no tienen dos dígitos echiza. Disfrutaréis de una melosa carrillera acompañada de arroz o de una sepia a la tinta en un punto de cocción espectacular. La berenjena china en confite de aceite y soja es, pero, uno de los platos emblemáticos desde su apertura ( compran 18 kilos a la semana). Aviso! Con tres platos por barba quedaréis muy llenos.
Last Monkey
Dirección: Calle del Comte Borrell, 70, Barcelona
Teléfono: 935 32 89 95
Horarios: 13:30h a 16:00h y de 20:30h a 23:00h. Domingos cerrado. Lunes horario por la tarde.
Precio Mediano: 25 euros