Leer sobre educación: enseñar a transgredir

Transgredir es un hecho excepcional, y por eso la obra de bell hooks es un clásico que no se puede aplicar de manera literal en la actualidad

Da igual como sean de complejas las máquinas y cuántas inteligencias diferentes puedan desarrollar, el caso es que no tienen moral | iStock Da igual como sean de complejas las máquinas y cuántas inteligencias diferentes puedan desarrollar, el caso es que no tienen moral | iStock

La educación es la aclamada solución para todos los problemas mundiales. Todo se soluciona si sabemos utilizar las herramientas que nos proporciona el pensamiento para entender el idioma, la cultura o la naturaleza. Pero, en realidad, educar es una tarea complicada, compleja y que solo avanza a base de prueba y error.

Al igual que el niño que aprende a tientas, incorporando lo que considera positivo y rechazando lo que le duele o no le funciona, el proceso de perfeccionamiento de los sistemas educativos funciona de la misma manera. Y, por muchas técnicas y teorías contrastadas y valoradas internacionalmente, la tarea educativa dependerá de muchas más cosas que los libros que lee el niño, las técnicas que aplican sus educadores o el ambiente que tenga en casa.

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Desde su muerte, muchas personas hemos descubierto a bell hooks y su teoría social, política y educativa. Siempre me ha entristecido conocer a pensadoras después de su fallecimiento. Si tan solo las hubiera descubierto antes, quizás las habría escuchado en alguna parte. O tal vez no, quizás las habría leído sin mucho entusiasmo, dándolas por sentadas y pensando que siempre habría tiempo para recuperarlas.

El caso es que hace años que la obra de la autora de Ain't I a Woman? Black Women and Feminism (1981), All About Love: New Visions (2000) o The Will to Change: Men, Masculinity, and Love (2004), nacida como Gloria Jean Watkins, ha caído en mis manos y he podido saborear de manera transversal, desde su teoría crítica, su lectura sobre los feminismos o, ahora, su propuesta educativa gracias a la nueva adaptación de Eumo Editorial de su libro Enseñar a Transgredir: La educación como práctica de libertad (2024).

La concepción de la educación como práctica de libertad ha sido objeto de mucha discusión, contrastada en diferentes ámbitos y explorada en diferentes formas de implementación

Este libro, que he podido disfrutar entre la arena de la playa, viendo a los niños jugar con las olas, la arena o entre ellos, me ha hecho pensar y reflexionar no solo sobre la forma en que la educación como práctica se desarrolla hoy en día, sino también sobre cómo se desarrolló en mi generación, en una época en la que los educados en la dictadura implementaron nuevas maneras de transmitirnos el mundo.

Hoy en día, el discurso de bell hooks es ampliamente conocido y discutido. No digo esto como una crítica negativa, sino como una constatación de que sus ideas han sido ampliamente adoptadas en diversos ámbitos de la reflexión educativa y, en algunos casos, integradas con éxito en programas educativos. La concepción de la educación como práctica de libertad ha sido objeto de mucha discusión, contrastada en diferentes ámbitos y explorada en varias formas de implementación. Sin embargo, aunque la educación para la libertad y la superación de los sistemas educativos tradicionales ha estado en la agenda educativa durante años, y se han logrado avances importantes, aún no hemos conseguido una implementación clara y definitiva.

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Transgredir significa "violar, desobedecer, una ley, un precepto, una orden". Significa romper con un dogma establecido, rechazarlo como válido, no reconocer la legitimidad que se le ha otorgado. Pero transgredir, como romper un huevo, es algo que se puede hacer una vez, o de manera temporal, pero no puede ser un estado constante porque, de ser así, pasa a formar parte de la práctica reconocida como normal. Transgredir es un hecho excepcional, y por eso la obra de bell hooks, aunque importantísima, extremadamente relevante y de lectura obligatoria para cualquier profesional del sector educativo, es un clásico que no se puede aplicar de manera literal en la actualidad.

Transgredir en una época en la que las cosas no pueden ir peor en términos de justicia racial y de género era una revolución necesaria y desafiante, pero no corresponde a los retos de hoy

A bell hooks se la debe entender en su contexto, y comprender la transgresión que en ese momento implicaba entender el aula como un espacio de libertad. Entender que transgredir en una época en la que las cosas no podían ir peor en términos de justicia racial y de género era una revolución necesaria y desafiante, complicada y decisiva, pero que no corresponde a los retos de hoy. Hoy enfrentamos otros desafíos. No menos importantes, ni de menor urgencia, donde la opresión se encuentra en un contexto diferente y donde transgredir puede no ser la solución única.

bell hooks tenía que romper con un sistema que solo presentaba algunas grietas, pero nosotros necesitamos un sistema lleno de grietas donde debemos poner abono para hacer crecer nuevas plantas, nuevas formaciones que arraiguen y nutran nuestras semillas. Junto con las teorías de Paulo Freire y Alice Miller, hooks desarrolló su propuesta, una que ahora nosotros tomamos para orientar los oscuros años que vienen a partir de nuestra voz colectiva.

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