"La investigación del líder individual tiene los días contados. Las organizaciones que sostengan la mirada individualista del líder como cabeza de todo, a corto plazo, dejarán de ser competitivas". Con las ideas muy claras, el economista e ingeniero industrial chileno, Rodrigo Zambrano, y el psicólogo chileno, Ignacio Fernández, se disponen en el libro Liderazgo efectivo para el alto desempeño (o LEAD por sus siglas en castellano) a dar a conocer las 13 competencias básicas de los líderes de excelencia.
Partiendo de la teoría de que la figura del líder es "una mirada desde el rol, la jerarquía y la individualidad", los autores quieren mostrar una nueva visión sobre el liderazgo que, según su parecer, es importante concebir desde "la red de relaciones de equipo" y como "una capacidad que emerge de las interacciones entre las personas, donde el jefe tiene que el facilitar las condiciones para que todos los miembros se orienten hacia el logro de los objetivos de alto estándar". La individualidad pierde protagonismo en esta nueva manera de ver y vivir el liderazgo y es eclipsada por el "ser colectivo, que conforma un equipo efectivo y sano".
De hecho, Zambrano y Fernández tienen claro que hay que "concebir el liderazgo como un recurso social y relacional, más que como una capacidad individual" porque, de este modo, "se abren inmensas posibilidad para la efectividad de las personas, equipos y organizaciones" gracias al hecho de concebir las relaciones como una cosa no jerárquica.
Asumir el espacio de influencia
Pero, ¿cómo se consigue hacer este cambio de chip y llegar a dar toda la vuelta al liderazgo tradicional? A través de la identificación y desarrollo de 13 competencias clave para emprender esta nueva concepción, los autores proponen reemplazar la figura del "jefe tóxioa y maltratador por uno que evoluciona a través de su ser".
"El liderazgo es una forma de encarar la vida, asumiendo los propios espacios de impacto e influencia en nosotros mismos"
Y, ¿cómo podemos encarrilar este tipo de personalidades hacia una que deje de lado el individualismo y tenga en cuenta el grupo? Mostrando autoconsciencia, tomando la iniciativa asumiendo la responsabilidad o promoviendo la colaboración y efectividad del equipo ejerciendo un liderazgo firme y cercano, entre otros.
Todo ello, sostienen, "brota desde el ser" y, por lo tanto, "la capacidad de influir es un resultado de la calidad del ser, determinada por su nivel de desarrollo". Esto, pues, y siempre según su parecer, "es una forma de encarar la vida, asumiendo los propios espacios de impacto e influencia en nosotros mismos".
Quiérete para querer
A muchos, de pequeños nos decían que si no te quieres a ti mismo, no puedes querer a los demás. Lo mismo pasa con el liderazgo, que "se ejerce de dentro hacia fuera". Y es que en nosotros mismos empieza el cambio. Un cambio que más adelante se verá aplicado a nuestras relaciones y, finalmente, a las organizaciones.
"Los cambios tecnológicos permitirán que nos aboquemos más a aquello propiamente humano"
Las empresas, pues, vivirán este cambio, un cambio en las relaciones, un cambio en el liderazgo, que acabará "excluyendo el espacio entre el jefe, las personas del equipo y sus integrantes" para dar al sentido compartido, a la inteligencia colectiva, a las ideas innovadoras y al clima positivo".
"Algunos creen que el big data, la transformación digital y la robótica dejarán sin trabajo a miles de personas [...] y, sin duda que cambiarán la forma en que trabajamos o nos coordinamos", apuntan. Y, precisamente por eso, estos cambios tecnológicos "permitirán que nos abocamos más a aquello propiamente humano". Hay que ponerse las pilas y hacer un cambio de chip.