Lídia Blánquez es terapeuta multidisciplinaria -combina la medicina occidental con la tradicional china-, firme defensora del ayuno urbano, autora de los libros Del ayuno a la conciencia y La transformadora dieta de la abuela, y dirige el centro Lidiabiosalud en Barcelona. ¿Su gran preocupación? "Estamos sobrealimentados y al mismo tiempo desnutridos". Nos recibe en su consulta, desde donde invita a sus pacientes a trascender los límites de la nutrición convencional. En la estantería que hay detrás de su silla hay una ilustración suya hecha por Jordi Labanda. No es, de hecho, el único famoso y empresario de éxito al que ha acompañado en sus procesos de ayuno. También a Enrique Tomás.
Vivimos en la cultura de la abundancia y estos días son un gran ejemplo: grandes banquetes, muchos regalos, ritmo acelerado de encuentros sociales... ¿Cómo ponemos, de nuevo, el marcador a cero?
Respecto a la alimentación, debemos tener en cuenta que ahora tenemos el paladar demasiado viciado. ¿Cómo comeremos bien el día 7 después de todos estos excesos? Comenzar una dieta justo después de Navidad es un reto que para muchos acaba esa misma tarde. Nos hemos viciado al azúcar, a los potenciadores de sabor y a otros alimentos que no comemos en nuestro día a día y ahora el cuerpo nos los pide. La mente es muy caprichosa y tiene sus programas emocionales vinculados a los caprichos.
¿La metodología eficaz?
El ayuno. Llevar al cerebro al desierto. Desviciarlo.
¿Y qué pasa en el desierto?
La mente se dispara y comienza a explicarte cosas. Callar la mente cuando está caprichosa es un pulso contra ti mismo. Surgen nuevas emociones. Hay quien se enfada, quien está más inestable. Y es normal, está saliendo la niña caprichosa a la que normalmente callamos comiendo.
"Es normal, está saliendo la niña caprichosa a la que normalmente callamos comiendo"
El ayuno es una cura de humildad, para el paladar, para la mente y para todos los sentidos. Es una experiencia que se debe vivir. Es el mejor viaje de tu vida. Un viaje en el que vuelves a ti, a tu parte más animal, y tomas conciencia. El otro día una paciente me hablaba de su caballo y, en un momento en el que volví a ella, me dijo: “Pero yo no soy un animal”. Imagínate si estamos desconectados de nuestra naturaleza.
¿Y para ir a este desierto, debemos alejarnos de la sociedad también?
No. De hecho, yo propongo el ayuno urbano. Te permite continuar con tu día a día, sin retirarte a ningún lado. Allí es donde el cerebro aún te dirá más cosas.
¿Qué es el ayuno urbano?
Es el ayuno de siempre, en el que llevas al cuerpo a una regeneración, a un descanso, pero en movimiento. Es hacer un ayuno en el día a día, sin retirarte, y hacerlo con conciencia y con ciencia, con caldos. Nosotros usamos unos caldos liofilizados, orgánicos y personalizados, con los cuales ayudamos al organismo a depurar y a la vez no cortamos el ayuno.
Es interesante hacerlo así, sin retirarte, porque eso te permite tomar conciencia de muchas otras cosas: ver cómo los demás comen, reflexionar sobre aquello que comes habitualmente... Nos hemos acostumbrado demasiado a comer lo que queremos, y no lo que necesitamos. Y no podemos hacer caso a una mente que está pervertida visual y auditivamente.
¿Ver cómo los demás comen?
Sí. Al final, el ayuno es una herramienta de educación, educa nuestra mente. Conectar con nuestro cuerpo, entrar en conciencia y observar a los demás cómo se relacionan con la comida es muy útil. Hay personas que parecen vertederos de comida, se lo comen todo, sin tomar conciencia. Otros comen, en cambio, muy poca variedad de alimentos...
En el ayuno urbano, nosotros proponemos tres fases: la primera, los días del ayuno, después la incorporación de alimentos y una tercera etapa centrada en los hábitos alimentarios.
¿Cada cuánto se debería hacer?
Una o dos veces al año se debería hacer un ayuno de 10 días. Además, es un momento ideal para trabajar otras cosas. Aprovechar que has abierto la puerta de casa y que estás limpiando, para ver qué sale de allí.
"Si los lunes todos hiciéramos ayuno, este sería un mundo mejor"
Y también propongo ir haciendo pequeños ayunos, un día a la semana. Si los lunes todos hiciéramos ayuno, este sería un mundo mejor. De hecho, el ayuno es algo que nos une a muchas personas de todo el mundo, está en todas las religiones.
¿Qué nos dice la medicina china sobre la alimentación?
La medicina china a la alimentación la llama dietética energética. Entiende que cada alimento tiene una energía para una parte concreta de nuestro cuerpo. Ellos miran energéticamente cada alimento para tener una energía óptima y balanceada y para potenciar algún órgano que pueda estar en deficiencia.
De hecho, el futuro es la energía, y la comida la acabaremos entendiendo todos así, energéticamente. Las personas elegirán los alimentos en función de la energía que les aporta. Si aporta poco o que aquello que les aporta tardarán demasiado en deshacerlo, no lo elegirán.
¿Qué debemos recuperar de la dieta de la abuela?
Todo. Se debería comprar todo lo que digan las abuelas. Y si le enseñas un producto a tu abuela y no sabe qué es, ya lo puedes tirar a la basura. Significa que está procesado, y un alimento procesado es un alimento que está muerto.
"El futuro es la energía, y la comida la acabaremos entendiendo todos así, energéticamente"
¿Qué tienen en común los empresarios y empresarias que vienen a tu consulta?
Que muchos de sus compromisos están muy relacionados con la comida. Y que comen mucho fuera de horas y picotean. Además, aunque la comida sea de alta gama, no es lo ideal en cuanto a hidratos de carbono o azúcar... por no hablar del consumo de alcohol.
Estamos en el momento del año en que todos nos hacemos propósitos. ¿Qué propósito de alimentación recomendarías a la población?
Comienza el año con un ayuno, porque así limpiarás todos los excesos, que son los que harán que te pongas enfermo estos días, y también preservarás tu juventud. Todo el mundo está sumergido en la búsqueda del anti-age, pero no entienden que lo que se debe hacer es sacar de nuestro cuerpo, no ponerle cosas.
Y después hacer ayuno los lunes, tomar conciencia de los recursos que tenemos y de aquello que comemos. Sabemos que el mundo de los negocios no se puede detener, pero en un momento dado, sobre la marcha, se debe poder entrar en boxes, para continuar rodando. Es mejor pasar por boxes antes de que algo se estropee; preservar la salud antes de que venga la enfermedad.