Una cincuentena de nombres son los que menciona el libro 50 líderes que hicieron historia (LID Editorial, 2017) de Luis Huete y Javier García. Una serie de hombres y mujeres que, por varios motivos, hicieron historia y ejecutaron una gestión que los ha traído a ser escogidos dentro de esta lista.
Entre los 50 nombres encontramos Sócrates, Napoleón, Lincoln, Marie Curie, Gandhi, Einstein, Hitler, Steve Jobs o Amancio Ortega, entre otros muchos. Y todos ellos han influido de manera positiva o negativa en la configuración de la sociedad.
Algunos lo han hecho de manera consciente, otras no tanto. Esto es el que ha hecho que sus actuaciones tengan implicaciones diferentes y que la calidad de las acciones también sean diversas. De aquí que los autores del libro los puedan coger como ejemplo de líderes para ayudar los futuros profesionales a mejorar su estilo de dirección.
Antoni Gaudí
El arquitecto modernista catalán es un ejemplo de cómo dedicarte a tu pasión puede convertirte en una mejor persona. Gaudí quedó enamorado del proyecto de la Sagrada Familia cuando supo que el Patronato quería levantar una catedral que simbolizara la unión de las personas, sin clases ni estigmas que las dividiera.
Toda esta idea lo hizo involucrarse de pleno en la construcción, el que quería que también sintieran sus obreros, por el que puso en marcha proyectos como la construcción de una escuela junto al complejo arquitectónico para los hijos de los trabajadores.
Los autores del libro afirman que el amor que Gaudí sentía por la catedral lo transformó y lo hizo ser una mejor persona, el que transmitió cada uno de sus días al frente del monumento.
Marie Curie
A pesar de que Marie Curie y su marido no patentaron las investigaciones que los convirtieron en pioneros de la radiactividad, esto no los deja fuera de la lista de líderes. Ellos no eran empresarios, eran científicos, por el que su objetivo no era hacer negocio.
Curie destaca en esta selección de grandes líderes porque demuestra como el amor y la pasión son contagiosos. Durante la Primera Guerra Mundial, y teniendo una profunda depresión por la muerte de su marido, pudo sobreponerse y colaborar con los equipos médicos. Mediante los primeros aparatos de rayos X, asesoró médicos y los ayudó en las intervenciones quirúrgicas. Una muestra de cómo incluso en las situaciones más difíciles y conflictivas para las personas se pueden hacer grandes obras si se sabe aprovechar el talento.
Eleanor Roosevelt
Los autores destacan de la mujer del presidente de los Estados Unidos Franklin D. Roosevelt la suya y ntel·ligènciay genialidad. Fue capaz de perdonar una infidelidad, el que leen como una capacidad de mirar siempre el futuro y no quedar ligado a los problemas o trabas del pasado.
A pesar de que nunca estuvo en primera línea mediática, como sí que hizo su marido, su humildad y sabiduría eran unos disparos que todo el mundo conocía y que influyeron directamente en las acciones del presidente.
Amancio Ortega
Para Hueta y García no son el ego y el carisma el que definen un emprendedor, sino la capacidad de descubrir una necesidad en el mercado como lo hizo Ortega en el sector textil. Tampoco se tiene que ver con reticencia el hecho de no querer hacer pública su vida, puesto que en ningún momento esto ha hecho rebajar sus ambiciones en el aspecto empresarial.
Para ellos, Ortega es un ejemplo de como la experiencia adquirida de pequeño en el mundo de la moda y aplicada a las necesidades del mercado son una fórmula de éxito. Supo escoger sus colaboradores y fue generoso por el que hacía a las condiciones laborales cuando empezó a construir su imperio. Todo esto, unas bases fuertes, es el que ha permitido consolidar una multinacional como la que dirige hoy.
Juan Roig
El fundador de Mercadona es otro de los líderes que demuestran que el amor por el trabajo es el motor para crear una gran compañía exitosa.
Sus cinco pilares son el cliente, los trabajadores, los proveedores, la sociedad y, en último lugar, el capital de la misma empresa. Su máxima siempre ha sido la reciprocidad: tienes que dar porque los compradores den. Por eso el cliente siempre es el primero y se lo considera el propietario de la empresa.
Poner en primer lugar el usuario y saber que si se lo trata mal, su juicio puede ser fatal, son dos lecciones básicas.