Aparece en escena una feligresa dispuesta a confesarse. Se acerca al confesionario y saluda el padre. "- Ave María purísima – Sin pecado concebida". La mujer, muy afectada, explica sus pecados. El padre escucha atentamente hasta que tiene que dar la penitencia. Le propone un par de plegarias típicas y, como complemento, una redención original. La castidad es muy dura, en la iglesia no hay de venir nadie más y, al fin y al cabo, la omnipresència de Dios es más un mito que una realidad. La creyente parece dispuesta a todo para salvar su alma, así que el sacerdote sale del armariet y la escena sigue la acción sin ahorrarse ningún detalle. No es una secuencia de una película de Esteso y Pajares. Se trata del guion del confesor (1915), una de las primeras películas pornogràfiques filmadas en España y que contaba con el guion del monarca Alfons XIII.
Al abuelo de Joan Carles Y se lo recuerda para ser uno de los borbons con mentalidad más liberal de la historia. Alfons XIII era un gran forofo a los caballos, a las cursas de coches y al mundo del espectáculo. Es conocida su vida extramatrimonial con la actriz Carmen Ruiz de Moragas, con quién tuvo dos hijos. Su interés por la industria del cine lo llevó en Hollywood, donde entró en contacto con el mundo de la pornografía.
Alfons XIII se convirtió en un gran consumidor de porno, visitando frecuentemente las salas de extrarradio y de prostíbulos de lujo de las ciudades europeas donde se proyectaban, hasta que decidió crear sus propias historias.
Para hacerlo, se sirvió de dos cineastas de confianza, como eran los hermanos Ricardo y Ramón Baños. Los dos eran propietarios de la productora barcelonesa Royal Film, que, a principios de siglo, se habían encargado de las filmaciones de los viajes oficiales de los monarcas. Este golpe, recibieron la llamada del entonces presidente del consejo de ministros, el conde de Romanones, con un encargo un poco especial: el rey quería ser productor de porno y ellos tenían que rodar sus películas.
A pesar de ser cineastas de prestigio, con obras como La vida de Cristóbal Colón y el descubrimiento de América, con un gasto por encima del millón de pesetas, los hermanos Baños aceptaron la propuesta. Después de recibir el guion del confesor, la productora, bajo la supervisión del monarca, organizó un casting al barrio chino de Barcelona, de donde salieron las actrices y los actores protagonistas.
El resultado fue una película de 40 minutos que se proyectó en clubes privados de clase alta y, incluso, al Palacio Real, donde Alfons XIII presumía de sus obras ante amigos, nobles y monarcas de toda Europa.
Después del confesor llegaron Consultorio de señoras, en la que un doctor examina muy a fondo sus pacientes, y El ministro, donde un político se aprovecha de la mujer de un compañero de gabinete. Todas de 40 minutos de duración y publicadas entre el 1915 y el 1925.
"España, un país de tradición pornográfica gracias a los borbons"
Esta trilogía fue el punto de partida del cine pornográfico en España. Aún así, quedaron escondidas durante más de siete décadas, hasta que aparecieron en un convento valenciano. Un golpe recuperadas, la Generalitat valenciana se encargó de su restauración y conservación a la Filmoteca de Valencia.
Hoy, España es el decimotercero país en consumo de pornografía al mundo, según los datos de Pornhub. Un país de tradición pornográfica gracias a los borbons.