Desde el 2019 la guía roja más famosa del mundo incluye el hermano pequeño de Mont Bar, el Mediamanga, en la categoría de Plato Michelin. Una distinción estrenada el 2017 que reconoce la cocina de "restaurantes de productos de calidad y mano de chef" que aún no tienen los famosos macarrones ni encajan a la categoría Bib Gourmand. Si bien la Michelin es la Michelin y el hito sería para muchos restauradors motivo de orgullo y satisfacción, no inquieta especialmente a Ivan Castro. El propietario de los dos establecimientos que ocupan el chaflán entre las céntricas calles de Aribau y València vive tocando de pies a la tierra, alejado del jaleo mediático y más pendiente de cuidar cada detalle de sus dos acogedores negocios que de la adulación a los inspectores.
Gastrobar con un producto excepcional y servicio cercano
Puerta a puerta, el Mediamanga es un negocio que nace para dar cabida a la demanda que su reconocido hermano ya no podía absorber: "Me eché 4 años sin días de fiesta (recuerda). Era un monstruo que no se podía parar. Subió de nivel y pensé abrir Mont Bar que era al principio; con un precio más bajo pero la misma calidad de producto".
"Cojo buenas personas para trabajar conmigo, creo en la sencillez"
Fue una inversión de 700.000 euros en 130 metros justos donde el trato con el cliente y la calidad de la comida pasan al primer plano de una experiencia con personalidad out of the studio. Su cocina abierta (como pocas en Barcelona) es el orgullo de la casa, del mismo modo que el equipo humano de 16 personas con quienes cuenta y el cual elige más por afinidad que por currículum: "Cojo buenas personas para trabajar conmigo, creo en la sencillez".
En abril hará ya dos años que las recetas de Domenico Ungaro (ex-chef de Alkimia) en la intersección entre la cocina popular y la veneración de un buen producto tratado con técnica justa (en salsas y cocciones pero sin ser evidente) enamoran las barrigas barcelonesas. Figurar a las listas de aquellos lugares que son valores seguros a la cada vez más compleja restauración de la ciudad no es nada fácil. Los huevos con alcachofas y trufa (80 raciones mínimas a la semana, aunque pueden venderse 28 una misma noche) son, junto con el arroz, claros ejemplos fehacientes de esta cocina de seducción sencilla. Propuestas pensadas para compartir y vivir la gastronomía en mesas altas y bajas.
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Que los dos negocios estén pared con pared tiene otras ventajas; comparten proveedores (unos 25) y carta de vinos (con unas 280 referencias).
Una gestión traída al día
Que el joven empresario -oriundo del Valle de Aran- esté presente cada día en cuerpo y alma se huele. Especialmente, en una gestión desde el primer momento llevada al día. "Vivir en el mundo real es lo que me permite disfrutar, lo que tengo es el que hay", explica. Traído con la medida de no quererse pasar de vueltas, al empresario le gusta lo que hace pero intenta modular la presión intrínseca en el negocio de la restauración. Una presión que conoce de familia (la suya, tiene un puñado de establecimientos en la comarca pirenaica natal). A veces, se dispara, pero, porque es un culo más bien inquieto: "Aquí no se ha ganado mucho dinero porque no vamos a número sino a experiencia. Me gusta cuidar el espacio y reinvertir todo lo que puedo. Los números tienen que salir solos", asevera.
Para muestra, un botón. El Mont Bar ha sufrido en seis años de existencia dos remodelaciones (la mutación del piso superior en el espacio privado El Principal y la renovación de la cocina), donde se invirtieron 180.000 y 250.000 euros, respectivamente. Y el tercer año todavía tenía el cuerpo para más cambios y se montó una distribuidora de vinos con su amigo, en Javier Bono (ex de VilaViniteca) que acabó vendiendo a Wineissocial (la plataforma de compraventa de vinos de ManelSarasa). El cuarto, abrió el Mediamanga... Y el que vendrá que todavía no quiere avanzar, pero que será fuera de Barcelona.
Todo ello, en un grupo que ya factura 2,4 millones de euros (1,4 a Mont Bar y 1 en el Mediamanga) y que ha conseguido hacerse un lugar en una ciudad con sobreoferta gastronómica. "Hace seis años nadie hablaba de burbuja gastronómica, cuando abrí todo era más sencillo. Ahora hay un gran nivel y yo no quiero competir. Quiero que la gente venga por la experiencia, por el conjunto (la música, la comida, los camareros...), no por la comida únicamente". Ideal si rehuis los lugares con más pretensión que oficio y todavía valoráis un hilo musical muy elegido a las pausas de conversación.
Mediamanga
Dirección: Aribau, 13, Barcelona
Teléfono: 938325694
Horario: abierto cada día. De 13 a 16 h y de 19:30 a 23:30 h
Precio mediano: 35 euros