A George Clooney le gusta el café. Un trago del beuratge sin leche que lo acompañe, suave en la primera cata y amargo un golpe ingerido. Un trago que le provoca caras de profundo placer y lo trae a confusiones con un trasfondo erótico-festivo con todo tipo de supermodels ante la mirada de millones de espectadores. Pero si el actor viviera a principios del siglo XX, quizás no estaría tan encantado con su bebida matinal. Hasta no hace muy más de 100 años, los almuerzos iban acompañados de una bebida de aspecto muy similar al café actual, pero que en su interior escondía todo tipo de grumos que acentuaban el gusto amargo, haciéndolo imposible de beber en el peor de los casos. La responsable que nuestras mañanas sean muchos más agradables es la alemana Melitta Bentz, la inventora de los filtros de café modernos.
Cafetera emprendedora
De acá que se casó con Johannes Emil Hugo Bentz, a finales del siglo XIX, Melitta Bentz llevaba a una vida sin sacudidas teniendo cura de casa suya. En su rutina matinal no podía faltar el café, una bebida que la disgustaba por sus impurezas y por la incomodidad que suponía tener que lavar las bolsas que entonces servían de filtro, pero a la que se había acostumbrado a base de copiar las costumbres sociales establecidas. Hasta que tuvo bastante.
Una mañana se encontró con los efectos de una bolsa de filtraje inservible. A la primera cata de su café descubrió un gusto mucho más amargo que de costumbre y, al inspeccionar la bebida, encontró grumos tan visibles que parecían pequeñas piedras y que eran el origen de un sabor que la traía al límite de la arcada. Harta de pasar por aquella experiencia, decidió probar de crear su propio filtro de café.
Después de testejar con todo tipo de tejidos y folios que tenía por casa, encontró la solución en el papel de secar que sus hijos utilizaban para evitar las imperfecciones de la pluma estilogràfica. Debajo colocó un recipiente de latón en que se precipitaba un café negro y limpio, libre de cualquier impureza.
La empresa de Melitta es hoy líder en fabricación de filtros para café con más de 4.000 trabajadores y una facturación de 1.400 millones de euros
Bentz podría haber disfrutado de su invento en privado, pero dedujo que no era la única persona que maldecía su café matinal, por el que reclamó una patente que le fue concedida el 1908 y que le permitió crear su propia empresa.
El éxito fue instantáneo. Sólo un año después, en su primera participación en una feria comercial, celebrada a Leipzig, vendió más de mil unidades de su filtro de café. Y el negocio no paró de crecer hasta el inicio de la Y Guerra Mundial, cuando tuvo que parar la producción por la restricción en la distribución de papel en Alemania y porque el Estado confiscó su fábrica y todo el material para la construcción de zepelins.
La parada bélica no la apartó del mundo empresarial y, después del Tratado de Versalles, volvió a la actividad con una fábrica todavía más grande instalada en Dresde. En menos de una década, la compañía sumaba más de 100.000 filtros vendidos y contaba con una plantilla de 80 trabajadores que, en periodos de alta demanda, tenían que doblar turnos.
A la década de los años 30, la empresaria, ya con 60 años, decide ceder la gestión de la compañía a su hijo, que la rebautizará como Bentz & Sohn. A pesar de todo, Melitta Bentz seguirá vinculada, este golpe trabajando por los derechos de sus trabajadores. A pesar del todavía débil regulación laboral del momento, la emprendedora impulsa acciones como la doble paga por Nadal, un incremento de 6 a 15 días de vacaciones pagadas al año y reduce los días laborables a cinco días por semana. Además, funda la Melitta Aid, una fundación privada con la cual reunía fondos sociales para atender las necesidades de sus trabajadores.
La II Guerra Mundial supuso una nueva parada en la producción de la empresa, que fue requerida de nuevo por las autoridades. Pero, de nuevo, la compañía resurgió un golpe acabadas las hostilidades. Hoy, el grupo Melitta sigue siendo la emprendida líder en la fabricación de filtros para cafés, cuenta con más de 4.000 trabajadores, tiene ingresos por encima de los 1.400 millones de euros y garantiza que George Clooney siga disfrutando de un café de primera calidad.