Hoy, Miley Cyrus es el modelo de hija que toda familia querría tener. Profesional de éxito, practicando de yoga, vegana militante y alejada del alcohol y las drogas. Un nuevo giro en una biografía que, en sólo 25 años, ha tenido capítulos de todo tipos: estrella inocente Disney, rotura radical con su pasado, rockstar de excesos, etapa psicodélico-experimental y, finalmente, madurez redentora. El que se ha mantenido inalterable en esta montaña rusa es su éxito. Cada uno de sus movimientos es analizado con lupa y, incluso su controvertido twerking, se presentó como un modelo de negocio. Todo el que toca se convierte en oro, y es por eso que se ha convertido en una de las firmas más cotizadas a la hora de buscar una colaboración.
La última marca al utilizar la figura de Cyrus ha sido Converso, que ha cedido a la cantante el diseño de una de sus colecciones. Una línea que los medios han definido con dos palabras: sparkle and platform. Es decir, brillantes y plataformas. Y las Converso Cyrus son exactamente esto, una zapatilla clásica, pero con suelas altas y llenas de purpurina.
No es el primer golpe que Cyrus colabora con Converso. El 2016, la estrella diseñó sus propias vambes en una campaña centrada en el amor libre y el apoyo a los derechos del colectivo LGTBi. En aquella primera experiencia, la cantante apostó por una línea multicolor, mientras que esta vez prevalecen los modelos monocolors para dar todo el protagonismo a la purpurina. No hay que decir que las dos colecciones han sido un éxito de ventas.
La ropa de Hannah Montana
La colaboración con Converso no ha sido la primera incursión de Cyrus en el mundo de la moda. Ya el 2009, el exestrella Disney se cerró en el estudio del modisto Max Azria para crear una línea de ropa pensada para el público juvenil y adolescente. Eran los últimos años del fenómeno Hannah Montana. Justo antes de que la inocente cantando pop-country haz de la provocación su modo de vida.
Las camisetas, pantalones y zapatos de este proyecto son una muestra arqueológica del que fue Hannah Montana. Diseños blancos, prefabricados y sin mucho riesgo. Y, a pesar de todo, un éxito de ventas. La colección se puso a la venta en exclusiva en los centros comerciales Wal-Marte y se calcula que, hasta el día de hoy, ha reportado unos 5 millones de dólares a la cuenta corriente de Cyrus.
La joya de la corona
Pero si hay una colaboración de Cyrus que ha dado a hablar es su peculiar muestra de arte que creó junto con el diseñador Jeremy Scott coincidiendo con la New York Fashion Week de 2014. El proyecto Dirty Hippie combinó una colección de ropa colorista, inspirada en la psicodèlia de los años 60, y esculturas hechas por la cantante en las que reinaban la bisutería, el plástico y los colores pastosos.
La cantante concibió su obra como una oportunidad para "sacar algo positiva de un año horroroso". La idea de la exposición era reunir objetos de su vida y hacer nuevas creaciones con ellos. Así, entre las piezas de sus esculturaspodemos encontrar peluches, sombreros de fiesta y el vibrador que uno hacen le tiró durante un concierto.
Los proyectos de Cyrus responden a su trayectoria vital. Divergentes y, incluso, incoherentes entre ellos. Pero fundamentales para redondear su fortuna de 160 millones de dólares.