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Montserrat Fontané, una madre con firmeza de roca

El éxito de La Bodega de Can Roca se fundamenta encima la roca firme del restaurante de los padres. La madre, Montserrat Fontané, de 76 años, alimentó con el ejemplo personal el espíritu emprendedor, inquieto y tenaz, de los hijos

    Montserrat Fontané
    Montserrat Fontané
    Josep Maria Casasús
    16 de Mayo de 2013

    La entrega de los Premios Nacionales de Gastronomía , hace quince días, en el Palau de la Generalitat, fue un acto emotivo, cordial y entrañable. "Nunca había aplaudido tanto, levantándome de la butaca, en un acto de este tipo", me comentó Miquel Brossa, vicepresidente de la Academia Catalana de Gastronomía, que sentaba a mi lado. Es cierto. Muchas de las alusiones a grandes cocineros que hizo en su parlamento el presidente de la entidad, Joan Raso, desde la mesa presidida por el honorable Joana Ortega, eran remarcadas por entusiastas aplausos.

    Una de las aclamaciones más cariñosas fue la que mereció el cocinero Carles Arrendajo, 65 años, intrépido emprendedor al frente del establecimiento fundado por los tatarabuelos en el barrio barcelonés de Huerta el 1869. Él es de los que no paran nunca. Hace un año se añadió al proyecte Gourmet Buzo que une turismo y gastronomía en la capital catalana. Aquel anochecer rendimos un homenaje a su tenacidad ovacionándolo a precio derecho.

    También se levantó todo el mundo para aplaudir a los hermanos Joan, Josep y Jordi Roca. Cuatro días antes habían recibido en Londres el reconocimiento como empresarios y profesionales del mejor restaurante del mundo, distinción otorgada por la revista Restaurando. Jaume Tàpies, presidente de Relais & Chateaux, nos dijo que, por este y otros motivos, "la gastronomía catalana pasa por uno de los momentos más dulces de su historia". A la hora del cenarRoca nos ofrecieron una bomba de pomelo y Campari, de notas dulces pero también ácidas, metáfora de nuestros tiempos.

    El sector económico de la restauración crece todavía aquí, mientras atraviesa por situaciones amargas en dos potencias mundiales en la materia cómo son Francia -dónde han cerrado miles de restaurantes, según Tàpies-, y en Euskadi -país que visité la semana pasada. Mis amigos de allá me explicaron que los grandes fogones de la cocina vasca se van apagando, a pesar de que hacen hervir la olla figuras como Andoni Luis Aduriz, de Mugaritz.

    En este mundo del buen comer nada nace, pero, por generación espontánea. El éxito de La Bodega de Can Roca se fundamenta encima la roca firme del restaurante de los padres. La madre, Montserrat Fontané, 76 años, alimentó con el ejemplo personal el espíritu emprendedor, inquieto y tenaz, de los hijos. Trabaja de buena mañana hasta muy entrada la noche al frente de una casa con 25 empleados que cada día sirve a una media de cien clientes. Empezaron hace cincuenta años con el marido, apenas acabados de casar. Afanan cada día desde entonces para hacer realidad el principio de que el trabajo hecho con amor e ilusión no lo para el paso de los años. Es de las mujeres que demuestran que hay que tener ánimos y objetivos en cualquier etapa de la vida.

    Montserrat Montané
    ha encomendado esta motivación a los hijos, y a la vez es un referente para muchas personas que frecuentan el viejo CanRoca . Es un referente como cocinera excelente y como empresaria perseverando y discreta. Alimenta el gozo por la buena cocina casera con sus recetas; y alimenta esperanzas de continuidad vigorosa con su ejemplo.