ParadisomeetsMugaritz. La popular coctelería de Barcelona se encuentra con el biestrellado restaurante de Errenteria en una sesión histórica -por dos únicos días- que inaugura una serie de colaboraciones de la coctelería barcelonesa con restaurantes del país. “Queremos crear experiencias como esta en este espacio para repensar nuestras creaciones desde otros puntos de vista, complementándolas”, explicaba Giacomo Giannotti, a las puertas del novísimo Paradiso Lab (en la calle de detrás de su multipremiado bar). La cita era la carta de presentación del espacio.
“Estamos entusiasmados con esta colaboración porque Mugaritz es uno de los restaurantes que más admiramos. Nos encanta la forma en que desarrollan sius platos, sus técnicas y creemos que se alinean perfectamente en lo que hacemos aquí”, anunciaba Giannotti al iniciar la velada. Paradiso no podía haber hecho mejor elección para presentar el espacio: restaurante y coctelería comparten un compromiso con la experimentación, la innovación y un enfoque audaz para superar los límites de los sabores y la presentación.
Giannotti: "Queremos crear experiencias como esta en este espacio para repensar nuestras creaciones desde otros puntos de vista, complementándolas"
Dentro, ya esperaba un Andoni Luis Aduriz con parte de su equipo. Venido desde el País Vasco con motivo de sendas charlas esos días en la Facultad de Disseny i Enginyeria de Barcelona y en el marco del Gastronomic Forum de Barcelona, el chef estaba exultante con la colaboración. El equipo de Paradiso se daba cita con el de Mugaritz para presentar a prensa un menú maridado con alta coctelería que buscaba descolocar al comensal desde el minuto uno. En la copa y en el plato varios de los clásicos de cada casa.
La teta no es solo ubre
El colofón (o uno de ellos) era la escultura de silicona de un pecho en una mano, envuelto cuidadosamente con una muselina (el primer tejido que envuelve el bebé) y relleno de leche de cabra tibia infusionada en heno; en la otra, un coctel inspirado en la manzana de la tentación y la creación. El pecho era un molde perfecto del de la artista francesa Prune Nourry, que, ante la inminente amputación por cáncer, decidió preservarlo de esta forma. Un homenaje a la mujer, a la madre, y una evocación de la calidez del paisaje de ovejas latxa que se veía desde el restaurante Mugaritz.
Un cerebro en un cóctel y una cara para comértela
En otro momento del menú degustación, hubo otra escultura, la escultura de una cabeza con el cráneo cortado para descubrir en su interior un cerebro (semifredo de frambuesa y pino) con vodka, cordial de frutos rojos, hidromiel de pino negro. En otro momento, el plato-cara para lamer de él directamente unas flores y madre de kombucha. Son solo algunos ejemplos de por dónde iban los tiros de este menú conceptual a la par que provocador.
Otro de los hits de la noche fue el solomillo de vaca inoculado con hongo de fuet acompañado del cóctel Tlaloc. La ilusión de un lomo embuchado casi ibérico (por el fuerte umami) y un fabuloso trago con tequila, mezcal, licor de cacao y tomate de árbol en una copa que emulaba una cabecita mexicana jibarizada.
También sorprendió el coctel Nazca -una tetera que recordaba una fascinante estructura circular y laberíntica de época minoica cretense- con tequila y leche de tigre de manzana y uva. Aunque sin duda, uno de los cocteles más celebrados de la noche fue el Revival Negroni: tequila, bíter y mantequilla de setas (sí, han leído bien), servido en una sugerente copa con forma de seta que podría ser una lámpara de mesita de noche muy resultona.
Otro de los hits de la noche fue el solomillo de vaca inoculado con hongo de fuet acompañado del cóctel Tlaloc
Maridajes diseñados para estimular los sentidos y desafiar las convenciones culinarias, mostrando la sinergia entre la alta gastronomía y el arte de la mixología. Un evento que patrocinó el Tequila Don Julio presente en todos los cocktails creados por el equipo de Paradiso al efecto dentro del espacio Paradiso Lab, que es el lugar en que Giannotti y su séquito de mixologistas investigan y combinan líquidos incesantemente para luego trazar la carta coctelera que este año trae por título Misterios del mundo.
Una velada inolvidable de alta gastronomía y coctelería de vanguardia que se encontraron en perfecta armonía, se preguntaron y se interpelaron. “Y esto es solo el comienzo, nuestra idea es ir haciendo eventos como este en el tiempo, preguntándonos y hallando sinergias”, detallaba Giannotti. Al fin y al cabo, la gastronomía también da para pensar.