Nunca es tarde si encuentras un local a la atura de tus expectativas. En honor a su madre, Catalina, y ubicado al lado del popular Kauai -frente a la playa de Gavà Mar-, el empresario Óscar Manresa (Torre d’Alta Mar, Terraza Miramar y Casa Guinart) acaba de inaugurar un espacio tropical, mitad restaurante de aire colonial, mitad chill out merendero o esa casa en la playa que todos hemos soñado, con sus hiedras, palmeras y porches.
“Siempre quise montar algo así. Un restaurante apoyado absolutamente en una carta mediterránea razonable, con segundos grandes para compartir en un espacio natural que invite a quedarse. En el futuro, me gustaría que Nicole, mi hija, se hiciera cargo de él”, adelanta Manresa. Catalina se ha colado con facilidad en las siempre deseosas agendas de la beautifiul people barcelonesa ansiosa por hallar locales nuevos de ensueño a la altura de sus expectativas.
24.000 metros de pinar natural
El espacio de concesión municipal se encuentra en medio de un pinar de 24.000 metros cuadrados con distintos espacios (alguno aún en construcción) para tomar copas o picar algo de forma informal escuchando a un DJ en directo. “Nos gustaría más implicación por parte del Ayuntamiento en el mantenimiento del espacio libre de sotobosque y arreglado, porque, al final, una pineda la disfrutamos aunque su cuidado es una tremenda responsabilidad”, arguye. Para su explotación, el empresario ha tenido que superar todos los problemas de abandono y dejadez en el restaurante que aquí se ubicaba anteriormente.
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“La magnitud de la tragedia la vimos cuando empezamos con las obras. Por ejemplo, las ramas de los pinos, que son centenarios, habían crecido por dentro de las tuberías. Era un problema que no se arreglaba con un poco de chapa y pintura”, resume. Al final, una remodelación íntegra que se ha aproximado al millón de euros y donde la vegetación (natural) juega un papel importante. “Solo en plantas, yo creo que nos habremos gastado unos 10.000 euros”, asume. Mantenimiento, mejoras y diseño para dar al restaurante ese aire a finca colonial con un gran porche exterior en el que uno podría a diario sentarse con gusto a ver desvanecerse la luz frente al mar entre el ramaje.
El rodaballo a pieza entera para compartir preside una de cada tres mesas, servido en platera con sus patatas y cocinado a la manera Guetaria
En Catalina, puede comerse más que bien por un precio razonable (sus cinco opciones arroceras se mueven entre los 22 y los 33 euros), pero si damos rienda suelta podemos brindar con champán y comer ostras hasta decir basta. El quinteto del hidrato se mueve entre jugosas combinaciones, todas con producto de calidad: arroz de calamar y rape; negro de bacalao y cocochas; de pluma Ibérica Joselito con trompetas de la muerte; de verduras de temporada y caldoso de bogavante.
La vedete es, sin embargo, el rodaballo a pieza entera para compartir que preside una de cada tres mesas. Servido en platera con sus patatas y cocinado a la manera Guetaria, la cocción es perfecta y resume muy bien en qué punto exacto se mueve la cocina de los restaurantes del chef barcelonés. Comparten carta opciones cárnicas cocinadas a la brasa con variadas guarniciones a escoger y una selección de cocottes. Antes, hay que abrir boca con las frituras, el picoteo del mar (con los suaves mejillones cocinados en fino Tio Pepe) o elaboraciones visuales y ricas apoyadas en lo vegetal (ahí manda la técnica de gente que sabe, como Andrés Conde, jefe de cocina), como el gazpacho de jalapeños o la adictiva ensaladilla coronada con king crab (cangrejo rojo gigante).
La cava está a la altura del sitio, con referencias catalanas por doquier y algunas concesiones al vino internacional de la más alta calidad (150), que Nicole, formada como sumiller, tiene por la mano y sabe recomendar. De postre, dejaros sorprender por cualquiera de las recomendaciones o alargad la sobremesa con la excusa de un cóctel.
Catalina
Dirección: calle de Calafell, 21, Gavà
Teléfono: 936 06 85 58
Precio medio: 60€