Las perlas son símbolo de elegancia y clase desde hace siglos. Los maharajás del India y las reinas europeas se guarnían con estas joyas, símbolo de prestigio. La perla más cara nunca vendida, la perla Maria Antonieta, la compró la empresaria y cuarta fortuna de Austria, Heidi Goëss-Horten, por 32 millones de euros en 2018. Qué hace que las perlas sean tan caras?
La perla Maria Antonieta tenía un valor histórico claro, pero hay otros factores que explican por qué las perlas tienen el valor que tienen. Para los gemólogos, las perlas son una de las piezas más complicadas de catalogar. Pero pongamos las cosas en lugar: uno de los primeros factores que se tienen que considerar es si la perla es natural o cultivada.
El 99% de las perlas que encontramos del mercado son cultivadas
Las perlas naturales, como la de la reina francesa, son raras y difíciles de encontrar, cosa que las hace, ya de entrada, más valiosas. De hecho el 99% de las perlas que encontramos en el mercado son cultivadas. Las perlas naturales se forman cuando un grano de arena u organismo externo se introduce dentro del caparazón de un molusco como una ostra o un mejillón. Para protegerse del invasor, dado que no puede expulsar el cuerpo extraño, en un acto de autodefensa el molusco cubre la criatura con una sustancia cristalina y dura. Esto se denomina madreperla o nácar, el mismo material que recubre el interior del caparazón de estos animales. El molusco continúa recubriendo el invasor hasta que el cuerpo extraño queda en la parte interior de la ostra. Años más tarde, aquel invasor queda totalmente recubierto por el nácar obteniendo una perla.
Las perlas cultivadas, por su parte, siguen el mismo proceso, pero el llamado "invasor" se introduce intencionadamente y manualmente. Los cultivadors introducen dentro del caparazón una pieza de tejido de molusco para iniciar el proceso de autodefensa de las ostras, un procedimiento inventado en 1893 por el señor Kokichi Mikimoto, un empresario y emprendedor japonés.
Hacia los años 20 del siglo pasado, las perlas cultivadas acontecieron mucho más accesibles, ganaron popularidad y su precio bajó, haciéndolas accesibles a mucha más gente, más allá de la realeza, gracias a Mikimoto.
Los criadores, una vez cerradas de nuevo, devuelven las ostras al mar y esperan de seis meses a dos años para que se formen las perlas. Las ostras sólo producen una perla, mientras los mejillones pueden producir de 30 a 50, por lo tanto las ostras de mar son más caras. Los moluscos que son utilizados para el cultivo de las perlas se reproducen normalmente en zonas de agua templada como puede ser el Golfo Pérsico, Australia, Japón, Vietnam o el Caribe. También otros países producen como Polinesia, Indonesia o China.
Básicamente existen cuatro tipos de perlas con características similares, pero con colores, formas y origen diferentes: Akoya, agua dulce, mar del sur y tahitianas. Las perlas Akoya no hacen más de 10 milímetros de diámetro, mientras las del mar del sur o las negras tahitianas llegan a hacer 15 milímetros, haciendo de estos dos tipos, las más valiosas.
Perlas australianas: crecen en Australia y la zona de Filipinas e Indonesia. Tardan entre 3 y 9 años a madurar y normalmente son blancas, pastel e incluso negras. Las encontramos esféricas y también irregulares con medidas desde los 9 mm y hasta los 28 mm.
Perlas de Tahití: crecen a la Polinesia francesa y las islas del Océano Pacífico y las más singulares son negras de hasta 13 mm.
Freshwater: o perlas de agua dulce cultivadas en ríos o lagos en la China durante 4 o 6 años, tienen un valor económico muy inferior.
Mabe: o perlas japonesas, de forma hemisférica, la perla crece fijada al caparazón del molusco en vez de en la parte interior, de forma que son planas por un lado y normalmente se emplean para la fabricación de pendientes.
Si bien a simple vista no las podemos diferenciar, las perlas naturales y cultivadas se pueden diferenciar bajo rayos X. Las perlas naturales tienen capas concéntricas de nácar, como una cebolla, mientras las cultivadas son más bien como una naranja, con un centro muy grueso.
Además, no todas las perlas se desarrollan del mismo modo. La medida sí que importa. La medida de la perla depende de la medida del molusco, y a pesar de que por norma su medida siempre es reducida, la perla más grande del mundo pesa 34 kilos, de un valor incalculable, y fue encontrada en la isla de Palawan. Cuanto mayor, más valiosa, como en cualquier otra gema.
La perla más grande del mundo pesa 34 kilos, de un valor incalculable, y fue encontrada en la isla de Palawan
El color, el lustre, la forma y la superficie acaban de determinar su valor. El tipo de color lo determina normalmente la especie de molusco. Las de Tahití son negras, pues el interior de la ostra Pinctada Margaritifera es azabache. Pero también puede venir determinado por el tejido que se implanta en la ostra, proveniente de otra ostra, que también influenciará en la perla. Las perlas de Akoya son blancas o rosas, pero también tienen tonos verdosos.
Las formas y la superficie también tienen impacto en el valor de la perla. Normalmente se prefieren las formas redondeadas y sin irregularidades. Finalmente el lustre de la superficie de una perla, es decir, como refleja la luz, también es importante. La brillantez viene determinada por las capas de nácar.
Crear la perla perfecta es un arte y el hecho que crezcan dentro de un animal hace imposible de tener control sobre cómo se formará. Hacer un collar con perlas del mismo color y la misma medida puede requerir años, cosa que sube el precio final.
El futuro contaminado de las perlas
La China es el principal productor de perlas del mundo. En el interior, en lagos artificiales creados para cultivar mejillones que producen grandes cantidades de perlas. En las bahías, las ostras producen perlas de más calidad. El problema que afronta el sector de la perla en la China está claro: la polución de la industrialización.
Una parte de los criadores de perlas de río se están mudando a otras zonas más en el interior para evitar las áreas de creciente industrialización y, por lo tanto, más contaminadas; mientras en las costas las ostras -muy sensibles- sufren por los residuos industriales e incluso se trasladan a Vietnam o Filipinas. El futuro de las perlas dependerá sobre todo de si la China hace frente a la polución.