El nombre rinde tributo a la abuela de Joan Soler: María. Una pescadera que regentó durante años una popular parada en el mercado de Vilanova y a la que todo el mundo conocía por su dedicación y pasión por el oficio. Lo había aprendido en casa. La familia Giró trabaja el pescado desde hace más de 100 años, pero, como los tiempos cambian y se digitalizan, la empresa que Soler ha montado junto a otros tres socios es para muchos de sus nuevos consumidores una recién llegada. La Pescadería de María (así se llama) tocó el timbre de muchas casas en pandemia y parece que el interés por el pescado a domicilio es tal que le ha abierto la puerta para quedarse.
Han sido 8.000 pedidos en su primer año. “Nuestra intención es duplicar esta cifra el próximo; siempre ofreciendo un producto de calidad, con la experiencia y dedicación que nos dan los años de oficio”, señala Soler. Un arranque que les ha situado en una facturación bruta en torno a los 700.000 euros. “Y, si todo sigue su curso, ¡luchamos para que en los próximos años esta cifra llegue al millón de euros!”, indica el empresario. No parece una meta inalcanzable.
Robert Casanovas (La Pescadería de María): "Nuestra misión es borrar esas barreras invisibles que hacen que muchas personas no compren ni cocinen tanto pescado como les gustaría por pereza, porqué se sienten inseguros o por el precio"
El secreto del éxito es dotarse de un producto de alta calidad adaptándolo en cortes y empaquetados a la experiencia de compra y a las necesidades actuales para que tener el pescado fresco en casa sea algo más ágil, cómodo y fácil. Se han metido en el bolsillo a muchísimos consumidores porque —admitámoslo— limpiar y eviscerar pescado no es una tarea con la que soñemos al ponernos a cocinar en casa. “Nuestra misión es borrar esas barreras invisibles que hacen que muchas personas no compren ni cocinen tanto pescado como les gustaría porque les da pereza, se sienten inseguros o piensan que les va a salir demasiado caro”, subraya otro de los socios, Robert Casanovas. Para lograrlo, han estudiado los variados perfiles de consumidor adaptando los cortes (sashimi, lomos, medallones…) y porciones (para dos personas, familiar…) a lo que realmente se necesita. “El servicio es 100% online, el ticket medio de compra suele ser de 85 euros, y tenemos una ratio de repetición de compra superior al 50%”, asegura Soler.
Desde vilanova y en pocas horas
El pescado viaja desde la lonja de Vilanova a la sede de La Pescadería de María, que se encuentra en Vilafranca del Penedès, para el proceso de recepción, preparación (limpieza, desespinado, fileteado, corte y envasado al vacío) y empaquetado de los productos que después viajan en cajas azules refrigeradas, sin olores y sin líquidos.
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Soler ha puesto en marcha el proyecto junto al matrimonio formado por Robert Casanovas y Montse Andreu y la especialista en marketing Susana Prades. Los cuatro socios anuncian que sus planes estratégicos contemplan ofrecer cajas listas para llevar en puntos de venta gourmet de Barcelona y formalizar acuerdos comerciales con gimnasios y empresas en breve.
Su objetivo es convertirse en la pescadería de confianza online, más allá de reinventar la experiencia de compra y consumo de pescado, algo que ya han conseguido vehicular a través de redes como Instagram, donde han mantenido su ADN de empresa familiar, aunque ampliando las miras más allá del mercado catalán. Barcelona provincia es la zona que concentra más ventas, aunque los propietarios se sorprenden con el buen recibimiento experimentado en lugares como Madrid y València. “Esperamos cerrar 2021 aumentando hasta el 50% el porcentaje de encargos procedentes del resto del país”, resaltan.