Son las 20:00 horas. La gente aplaude en balcones y ventanas. Emergen entonces playlists varias con reportorios musicales que intentan subir el ánimo de la población. Bien hecho. Sanitarios y otros trabajadores de empleos de primera necesidad por fin adquieren el reconocimiento que merecen. Bravo. Este período de confinamiento está sacando muchas cosas a la luz, quizás demasiadas. En las redes sociales abundan frases y fotos con mensajes en plan ‘saldremos de esta’, como si fuera la afición de un equipo que va por debajo en el marcador, animando a sus jugadores.
"Un alto porcentaje de estas publicaciones lo ocupan el cine y las series, convertidas ahora en el cum laude del entretenimiento global"
Un alto porcentaje de estas publicaciones lo ocupan el cine y las series, convertidas ahora en el cum laude del entretenimiento global. Estas historias de ficción son representadas por actores, un gremio a veces denostado, sobre todo si no eres famoso y no posees una notoriedad pública. Esto nos conduce al Teatro, que hoy permanece cerrado como todos los espacios públicos. Lejos del oropel de los focos de las grandes producciones y el glamour mediático, existe un gran número de artistas que luchan por ganarse la vida en este medio en una situación de precariedad e indefensión que no tiene parangón con ningún otro oficio. Agencias que pagan tarde y mal, castings intrascendentes que no llevan a ningún sitio, contratos a taquilla en salas pequeñas, sin apenas publicidad, para producciones propias con un porcentaje muy bajo de beneficio y un largo etcétera de condiciones desfavorables que echarían para atrás a cualquiera que desee tener una situación económica estable. Por no hablar de esas etiquetas peyorativas que coloca la sociedad en plan titiritero, comediante, farandulero o caricato, cuando en realidad, en muchos casos, se trata de gente con formación académica dentro de la especialidad de las Artes Escénicas, habiendo realizado cursos y masters, mientras que muchos que han conseguido la fama por la vía rápida (enchufes, ramas familiares, contactos y otros menesteres) son considerados dioses… En fin.
Pasa que el que se dedica a esto lo hace por una serie de fuerzas extrañas que no puede controlar. Esa transformación que comienza en el camerino, el delicado temblor del miedo que diría Federico García Lorca a enfrentarse al público que espera en el patio de butacas. Ese terror atroz que hace desear que ocurra cualquier cosa que anule la función en el último momento, pero que cuando empieza no quieres que acabe y cuando se corre el telón te invade una sensación de tristeza y desamparo difícil de superar.
"Pero todos somos egoístas y egocéntricos, en este confinamiento nos enfrentamos al peor enemigo que hemos tenido en la vida, nosotros mismos"
¿Ustedes se tirarían a una piscina sin saber si hay agua? Es una forma de hacer frente a la muerte, de desafiarla y sentirte inmortal. Te haces adicto y quieres más, nunca te sacias. Porque te enfrentas a las bajas pasiones humanas tanto en la escena como en la vida (William Shakespeare es la base de todo), reconociendo sin remordimiento que envidias a otro que ha conseguido un papel y no te planteas que eres un miserable si piensas que con esta pandemia no actúo yo, pero tampoco actúa nadie…
Así que no puedo negar cierto alivio al pensar que Antonio Banderas o Mario Casas están en la misma situación que yo. Si ellos tienen millones de seguidores en las redes sociales, tú también tienes tu público y aunque la cifra no llegue a mil, debes mostrar el respeto profesional que merecen, ya que dedican parte de su tiempo a verte cuando haces alguna muestra, que en este caso se trata de un monólogo streaming vía Facebook e Instagram. Marlon Brando afirmaba que un actor es una persona que no te escucha a menos que estés hablando de él. Pero todos somos egoístas y egocéntricos, en este confinamiento nos enfrentamos al peor enemigo que hemos tenido en la vida, nosotros mismos.
"A semejanza de Cruyff y su falso nueve, encerrados en casa somos el falso oficinista, el falso camarero, el falso fisioterapeuta, el falso comercial o el falso cocinero"
En esos minutos de show online ayudas a desconectar un poco del tedio de la rutina diaria, te imaginas a fulanito comentado con sus conocidos que a tal hora van a ver tu directo y la adrenalina está ahí. A semejanza de Cruyff y su falso nueve, encerrados en casa somos el falso oficinista, el falso camarero, el falso fisioterapeuta, el falso comercial o el falso cocinero, y ese falso teatro tuyo puede ser una válvula de escape para alguien, por lo tanto debes sentir cierta satisfacción por el trabajo realizado más allá de la incertidumbre de si has gustado o no. Por lo tanto, al acabar, vamos a escuchar el falso aplauso aprovechando que son las 20:00 e iremos a tomarnos una cerveza al falso bar de nuestra sala de estar, que minutos antes en este caso, ha servido también de falso proscenio…
Sería interesante preguntar a los guionistas de Merlí que pensaría de esta situación la entrañable Carmina Calduch, o saber qué narices haría Pol Rubio encerrado en casa sin poder follarse a todo lo que se mueve por Barcelona. Para Johan toda desventaja tenía su ventaja, ¿seremos capaces de sacarla? Hay que tener en cuenta que de ‘cum laude’ a ‘culpable’ quizás no haya tanta distancia y yo entre ambas consideraciones no sé en cuál de ellas me encuentro…
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