El lunes será el día en que, por fin, algunos bares y restaurantes puedan subir la persiana. Algunos. Empresarios y comerciantes organizados estos días en distintas reuniones y movilizaciones no se han cansado de acusar al ejecutivo de “hundir la economía”, “improvisar” y “ahogarles”. En el horizonte: la pérdida de unos 350.000 empleos que podrían ser un millón, según la patronal, a finales de año.
La presión e indignación crecían en la calle y el sisma entre los partidos del Govern se evidenciaba. Los departamentos de Salut e Interior trabajaban en un plan de desescalada light para reabrir bares, restaurantes, teatros, gimnasios y otras actividades, cuyo tanteo vía filtraje del borrador a El món a RAC1 acabó de armar en jaras al empresariado. ¿Hasta las 18 horas? ¿Hasta las 21 horas? El plan de Salut preveía la reapertura al 30% de aforo, tanto en terraza como en interior, aunque solo hasta las 17 horas. Protestas. Al final, se reabrirán hasta las 21.30 horas, con terrazas al 100% e interiores al 30%.
La titular de Salut, Alba Vergés, dejó caer la semana pasada que su departamento trabajaba en este plan, al mismo tiempo que pedía “un último esfuerzo” y anunciaba la prórroga del cierre de los establecimientos 10 días más para reducir los contagios de covid-19. “Necesitamos estos 10 días”, argumentaba también el secretario de Salud Pública, Josep Maria Argimon. La medida desoía (por enésima vez) el clamor del sector que en días previos se había reunido para consensuar propuestas con un buen elenco de restauradores (desde Ferran Adrià a Joan Roca, Carme Ruscalleda o Jordi Cruz, entre muchos otros) y el Gremi de Restauració de Barcelona en el hotel Majestic. A pesar de que el sector sentía que para el Govern lo suyo era un daño colateral en una empresa de mayor altura, tenían sitio para la esperanza porque pensaban que, a la hora de reabrir, se tomarían medidas más sensibles. Queda poco margen de dudas: si no es por la filtración intencionada, ¿hubieran ampliado el horario?
Reabrir hasta las 21:30h no es la panacea
Empero, las nuevas medidas del lunes no significan que todos los negocios abran. Números en mano, muchos locales han de operar al 70% para planteárselo. Primero, porque el renganche a la actividad supone dejar de percibir cualquier tipo de medida fiscal (de las pocas que hay) a la que hayan podido acogerse estos meses (por ejemplo, la bajada del alquiler o el tiempo extra que tienen para empezar a amortizar los créditos ICO). Segundo, porque reabrir también supone dejar de contar con cualquier ayuda directa y hacer frente a las nóminas de quienes dejan el ERTE. No salen los números.
Una situación en las antípodas de las ayudas directas del 75% (en base a la facturación de ese mismo mes en el ejercicio anterior) que tienen los establecimientos en Alemania o los 10.000 euros que recibe cada empresario (y sin hacer muchas preguntas) de forma directa por parte del gobierno francés.
En Barcelona, los números de pequeños y grandes establecimientos son de crack del 29. A instancias de la Cambra de Comerç Barcelona, las asociaciones de restauradores y comerciantes más importantes se reunían este martes en la Llotja de Mar para hacer balance —representan a 70 agrupaciones, 20.000 empresas y autónomos, así como a 43.000 establecimientos con 185.000 trabajadores, el 6% del total de empleados de Catalunya—. Los 10 días de agonía y cerrojazo han llevado a muchos negocios a una situación “insostenible” —en palabras del presidente de la Federación de Hostelería de Lleida, Josep Castellarnau—. Tras aquella reunión, hubo lluvia implacable de afeamientos y reproches al Govern —en concreto al presidente en funciones, Pere Aragonès, y la consellera de Salut, ambos de ERC—, por “ahogar” a miles de familias, por “no demostrar la sensibilidad necesaria para entender la desesperación de los empresarios y trabajadores” y por no tener “en cuenta en ningún momento las necesidades de los sectores económicos, principalmente la restauración, comercio, ejes y centros comerciales, que son los grandes perjudicados”. Roger Pallarols, director del Gremi de Restauració de Barcelona, insistía a día y medio de conocerse cuales serían las medidas en que la administración continuaba “desoyendo al sector, improvisando y hundiendo a la economía”. Las duras medidas de cierre han causado una brecha importante entre el Departament de Salut y el de Empresa. Los cinco gremios y asociaciones de la restauración solo salvaron de la quema al titular de Empresa, Ramon Tremosa, de JxCat.
Reapertura, pero ausencia total de ayudas sectorizadas
Este horizonte de apertura a la baja es un nuevo mazazo. Principalmente, porque las ayudas siguen sin llegar y porque no hay ningún plan integral de rescate. Si muchos autónomos vivieron hace un par de semanas una situación casi surrealista competiendo entre sí en unos Juegos del hambre digitales en la web del Departament de Treball para ganar 2.000 euros, esta semana el esperpento llegaba a cotas máximas. La polémica, el rifirrafe entre los socios del Govern y el alud de críticas, sirvió para que la dirección general de ordenación de la Seguridad Social pasase a permitir cobrar la ayuda por cese de actividad a los autónomos que mantenían el take away o la entrega a domicilio y para que Chakir El Homrani destituyese este lunes a la cúpula de su departamento tras las críticas para "reforzar y renovarlo", mientras pedía disculpas y Aragonès anunciaba un "apoyo continuado, no de emergencia".
Para defender la oportunidad de prorrogar las medidas de cierre, aunque sea con una ampliación horaria, el Govern se apoya en los datos de incidencia de la covid-19, que “confirman una estabilización a la baja de la situación epidemiológica”, con una incidencia acumulada de 371 casos por 100.000 habitantes, 539 camas de UCI ocupadas (la cifra debería estar por debajo de 100). Aunque los datos mejoren, según los expertos no son del todo propicios para reabrir con normalidad. Así lo manifestaba el epidemiólogo y experto principal sobre el coronavirus del Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés), Pasi Penttinen, esta semana. Vaticinaba que en España aumentarán los muertos por la covid-19 en las próximas "dos o tres semanas" porque "España, como muchos otros países europeos, ahora mismo está en medio del pico de la segunda ola de la pandemia". Para el jefe de Enfermedades Infecciosas del Hospital Vall d'Hebron (Barcelona), Benito Almirante, este plan de desescalada "se ajusta a cómo ha sido la evolución de la pandemia en las últimas semanas".
Con vistas ya en la campaña de Navidad que les reporta tradicionalmente hasta un 50% de la facturación anual, son muchos los negocios que ya planean sus menús y cruzan los dedos porque, aunque sea en terraza, pueda brindarse, celebrar y disfrutar.