Estar fuera del centro siempre es un plus. La ventaja radica en que el corsé de la oficina queda un poco más lejos. Y el Hotel Primero Primera (Dr. Carulla), discreto, familiar y burgués, parece más una vivienda particular en una calle tranquila de Tres Torres, que un hotel en la hiperturística Barcelona. Desde hace algunos meses, Álvarez está al frente de su nuevo restaurante, Planta Baja.
El venezolano (chef del restaurante Capet en Ciutat Vella y de Petit Capet, en el originario emplazamiento de Gràcia) forma parte de esa estela de chefs como Xavier Franco, Oriol Ivern o Jordi Vilà que interpretan la cocina de mercado –pescados, arroces, carnes- entendida con honestidad y sabor a partes iguales, cocineros que se han hecho un nombre a pulso. Como el nombre indica, el restaurante está a pie plano en los bajos de esta antigua vivienda de zona alta: chimenea negra de diseño, sofás tapizados en suave tartán, estanterías con libros antiguos, lámparas, cuadros de molduras doradas, espejos… Todo el confort hogareño, esta vez con más verdad y menos diseño.
Todo el confort hogareño, esta vez con más verdad y menos diseño
En la carta, platos que huyen de la complejidad: los ingredientes justos y las cocciones adecuadas. Una oferta corta que desliza propuestas sencillas como el carpaccio de roast beef de lomo bajo de ternera con mayonesa de mostaza y rúcula, el salmón a la plancha con verduras de temporada o los rigatoni rellenos de confit de pato, bechamel ligera y parmesano. Todo, emplatado en una exquisita vajilla La Cartuja ochavada en negro con un dibujo de 1841. En sala oficia Gemma López (ExGresca) como somelier de un exiguo equipo que trabaja a la vista del cliente en una sigilosa cocina abierta en el comedor principal lleno estos días hasta la bandera.
La remodelada planta baja acoge un espacio central dedicado a la coctelería, una sala de lectura en la entrada y el restaurante, espacios acomodados como uno de tantos pisos de la zona alta e impregnado con ese aire british de acogedor pub inglés que tanto gusta. Rodeando el edificio, un bonito jardín que aparta a huéspedes y comensales del poco tráfico rodado.
Los hermanos Pérez Sala, propietarios del inmueble, han dejado algunos cuadros y objetos familiares como parte de la cuidada decoració
Los hermanos Pérez Sala, propietarios del inmueble, han dejado algunos cuadros y objetos familiares como parte de la cuidada decoració donde presiden las maderas, los tonos claros y los materiales nobles (atención a las fotos automovilísticas, Luis Pérez es el famoso piloto de Fórmula 1 de los 80). La reforma de 2011 costó unos 2,5 millones de euros y permitió habilitar 30 habitaciones con tamaños de entre 25 metros y 55 metros cuadrados. La simbiosis de los Pérez Sala y Álvarez va viento en popa. Ya preparan una próxima apertura, el Hotel Casa Sagnier para el que han remodelado el antiguo hotel Murmuri (el estreno previsto a mitades de marzo) a inspiración del arquitecto más prolífico que tuvo la Ciudad Condal y que albergará un restaurante, también bajo la batuta del venezonalo, bautizado como El Café de l’Arquitecte.
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Planta Baja Restaurante