Por qué dirigir en femenino

Anna Mercadé, reconocida defensora de la igualdad de género, reedita un manual del 2007 en que desgrana el papel de la mujer en el mercado de la "competitividad feroz"

Mercadé defiende que el talento de las mujeres tiene que cambiar lo empleas | iStock
Mercadé defiende que el talento de las mujeres tiene que cambiar lo empleas | iStock
Nieves Navarro | VIA Empresa
Exdirectora de VIA Empresa
Valencia/Barcelona
09 de Noviembre de 2018

El discurso vibrante, apasionado, de Anna Mercadé es siempre tan elocuente que hasta los más descreídos acaben dándole la razón. Ella habla el lenguaje planer para describir las complejidades de esta realidad económica en que las mujeres tienen (tenemos, por qué no en primera persona?) un rol que aspira a crecer pero que se angustia con las estructuras actuales. Directora del Observatorio Mujer Emprendida y Economía (ODEE) de la Cámara de Barcelona, impulsora y presidenta de la Asociación 50a50 y firme defensora de la igualdad de género en todos los ámbitos, no sólo en el económico, Mercadé reedita ahora su libroDirigir en femenino (Gestión 2000, 2007, 2018) para abrir una nueva ventana en tiempo de feminismo y globalización.

 

Su objetivo está claro y lo mantiene en sus discursos, ponencias, seminarios y también en las páginas de este libro, manual imprescindible para construir la empresa del siglo XXI: "Ante la realidad de la feroz competitividad del mundo global, las empresas sólo tendrán un elemento diferenciador que será el valor de su capital humano, que actualmente está representado en un 50% por mujeres. Su talento es el que convertirá una empresa en una compañía afianzada y duradera en el futuro, que podrá ser innovadora, flexible y adaptable a los cambios. Las mujeres y sus habilidades directivas innatas van a ser el talento del futuro", apunta Mercadé con convicción.

Mercadé opina que la llei de paternitat també s’'ha d’'activar
Anna Mercadé, la autora 

 

Al Dirigir en femenino, Anna Mercadé explica el contexto económico –globalización, auge de la responsabilidad social de las empresas, pugna por el talento- y lo enfrenta al contexto femenino. No se avergüenza de hablar de todo aquello que hacemos mal las mujeres: priorizar los otros antes de que nosotros, movernos por sentimientos –"El amor nos pierde", bautiza el capítulo- y no asumir riesgos. He escuchado miles de veces a Anna Mercadé decir que ante un ascenso, las mujeres siempre se lo piensan dos veces y al final es el hombre quién lo acepta y, además, a la primera. Es un hecho que hay que cambiar.

Mercadé afirma que el talento de las mujeres es "el que convertirá una empresa en una compañía afianzada y duradera en el futuro"

 

También habla de las trabas, aquellos que todos conozcamos pero que la sociedad parece no darse cuenta todavía: el techo de vidrio, la orientación familiar, el patriarcado... y también de los problemas internos, de las batallas personales que tienen (tenemos) las mujeres profesionales, siendo el primer capítulo toda una declaración de intenciones: "La maternidad cono dolor de estómago".

En VÍA Emprendida, como colaboradora habitual, lo ha dicho numerosas veces, y ahora se arrecia: "Las mujeres constituimos el 50% de la población y contribuimos a la economía y al mantenimiento de la sociedad y del país, nos corresponde participar en la toma de decisiones, ya no hay excusa porque no sea así". Que así sea.