En un ejercicio de autoflagelación, este artículo empezará poniendo en entredicho su máxima: ¿es realmente caro un iPhone? En varias entrevistas, el CEO de Apple, Tim Cook, ha hecho valer su producto estrella con un argumento irrefutable: un solo dispositivo ha cogido el papel que antes jugaba el teléfono, la cámara de fotos, la de vídeo, el reproductor de música, la calculadora y otros muchos gadgets. Pero vaya, Cook no sería el juez más neutral en el supuesto de que nos ocupa y, al fin y al cabo, hay otros muchos teléfonos inteligentes en el mercado que hacen las mismas funciones sin dejar un agujero de más de 1.000 euros en la cuenta corriente de sus usuarios.
Los productos de Apple nunca han sido baratos y sus precios se han incrementado año tras año. El primer iPhone en 2007 costaba, como mínimo, 499 dólares. Incluso hay un término para este fenómeno, la tasa Apple, que describe la cantidad de dinero que los clientes están dispuestos a pagar por delante del producto de la competencia con características similares.
Precisamente los precios de sus productos han ayudado Apple a acontecer una de las empresas más valiosas del mundo. De hecho, la firma de Cupertino fue en 2015 la compañía que logró el beneficio más grande que nunca ha registrado una sociedad. Concretamente Apple se consolidó como la compañía privada más rentable del mundo al conseguir un beneficio anual de 53.840 millones de dólares (48.945 millones de euros), por encima del récord que anteriormente marcó la petrolera ExxonMobil, que consiguió un beneficio de 45.200 millones de dólares.
"Crear el producto más innovador no es barato de hacer", dijo Cook. Así, en teoría, todo el dinero gastado en Apple van destinados a financiar innovaciones futuras. E innovación es lo que ha hecho que Apple sea lo que es, de hecho, el iPhone fue el primer smartphone del mercado.
Precio de coste y beneficios
Quizás el barómetro más justo es conocer el coste de fabricación del aparato. Una información que, evidentemente, Apple no hace pública, pero que medios especializados como TechInsights ya han detallado a copia de abrir el smartphone y examinar cada pieza.
Según la web, el coste de fabricación del nuevo iPhone 11 Pro Max es de 490,50 dólares, con las partidas más generosas dedicadas a las dos cámaras Sony que incorpora por 73,50 dólares, los procesadores Intel de 64 dólares, y los componentes no electrónicos.
Este último apartado habla del cuidado de Apple para ofrecer productos hechos con materiales de primera calidad, bien acabados y con una esperanza de vida más larga que los aparatos de la competencia.
Ahora bien, un producto que roza los 500 dólares acaba saliendo al mercado por 1.449 dólares. Sin contar costes de distribución, marketing y otros gastos relacionados, Apple triplica el precio de sus teléfonos una vez salen a la venta.
Más. Un análisis del año 2017 concluyó que el coste de producción de la iPhone X es de 357,5 dólares un 25% más elevado que el del iPhone 8. No obstante, el precio del iPhone X tiene un precio de 999 dólares, un 43% más elevado que el de su predecesor. Si hacemos las matemáticas, el margen de beneficio por cada iPhone X es del 64%.
¿Es un abuso? Volvemos a los medios especializados. Según un análisis de la web Phonearena, publicado en 2017, Apple era el fabricante de teléfonos inteligentes que obtenía mayores beneficios con sus lanzamientos, con un margen del 42% sobre el iPhone 7, uno de sus modelos estrella. Aún así, compartía liderazgo con Huawei que, a pesar de posicionarse en el mercado con modelos mucho más económicos, saca el mismo rendimiento que Apple por cada unidad vendida. Justo por detrás se situaba Samsung, con un margen de beneficio del 34% por cada Galaxy S7 que colocaba al mercado.
Un lujo de consumo masivo
Las ventas de Apple no han ido mucho bien en países emergentes como la China, India o Brasil, mercados que la empresa de Cupertino necesita para seguir creciente. La competencia de Apple es feroz y cuenta, cuando menos, con precios (algo más) competitivos: los precios de los iPhone duplican o triplican los de los teléfonos más caros de Xiaomi o Huawei. De hecho, esta última empresa superó a Apple en el ranking de teléfonos más populares al mundo dejando los californianos con el bronce.
Todos estos datos dan perspectiva sobre si el precio del iPhone es adecuado o no, pero lo que realmente determina su valor son los millones de usuarios que están dispuestos a pagar el precio que marca Apple.
En 2017, Apple rompía la barrera de los 1.000 dólares en el precio de sus smartphones con el lanzamiento del iPhone X. Una tendencia que ha continuado hasta hoy en día, con la convivencia de modelos de gama alta con otros más asumibles, pero que, a pesar de todo, ya se sitúan sobre los 800 dólares. Ahora bien, los últimos datos de cuota de mercado de iPhone indican que sólo ha crecido un 0,7%, una cifra alarmante que tendría que hacer pensar a Apple que quizás hay que hacer alguna cosa más que subir precios.
A pesar de esto, el iPhone sigue siendo uno de los móviles más vendidos del mundo y, lo que tendría que ser un objeto de lujo, se han convertido en un producto de consumo masivo.
Romper la barrera de los 1.000 dólares no sólo supuso una revolución en la escalera de precios de los teléfonos inteligentes, sino también un test para ver hasta donde está dispuesto a llegar el consumidor para tener el último de iPhone.
En la web de finanzas WalletHub hicieron una encuesta en que preguntaban a sus usuarios si pedirían un crédito para hacerse con el último teléfono de Apple, al que el 18% respondieron afirmativamente. El precio, al final, lo marca el deseo.