
Se ha convertido en una costumbre en la gestión del FC Barcelona que un escándalo tape al anterior y así, una vez pasado el fogonazo del momento, los socios y aficionados se concentren, en el mejor de los supuestos, en el último caso de que haya aparecido a continuación y el anterior deje de tener importancia y casi nadie se preocupe de si se ha resuelto o no o de cómo se ha resuelto. Conocer, entender y fomentar esta dinámica va perfecto a los gobernantes del Club si mantienen alejados a los socios de la gestión de la entidad y mantienen bien atados a los agitadores habituales en las redes y en los círculos de opinión, a cambio de una palmadita en la espalda, de un cargo testimonial o de una entrada gratis con derecho a croqueta.
Solo así se entiende que un Club que ha hipotecado muchos de los ingresos futuros de los próximos años y que se ha tenido que endeudar para crecer sin saber del todo cómo será este crecimiento y si la deuda le asfixiará o no, haya pagado comisiones indecentes y claramente injustificables a personajes extraños y, hasta hace poco, ajenos al Club, al menos aparentemente. Todo el mundo se alteró mucho y se prodigaron grandes gesticulaciones cuando se supieron los casos que ahora abordaremos, pero ¿ha pasado algo? ¿Los intermediarios han dejado de cobrar el dinero que se anunció? ¿Alguien se ha visto obligado a detallar el trabajo que hicieron estos intermediarios para explicar el dinero que se han llevado a casa?. La respuesta es no.
El domingo 3 de abril de 2022, el FC Barcelona celebró la primera Asamblea telemática de su historia, durante la cual 625 socios de los 4.478 convocados aprobaron la propuesta de la Junta Directiva para que Spotify pasara a ser patrocinador del Club a partir del día 1 de julio de ese mismo año. La famosa plataforma de música online luciría a partir de ese momento en la camiseta del primer equipo, en la del femenino durante cuatro temporadas, en la ropa de entrenamiento durante tres cursos y pondría su nombre al Camp Nou. Aunque el FC Barcelona no reveló las cifras del acuerdo amparándose en la confidencialidad, todo apunta a que el Club ingresa un fijo de 62,5 millones por temporada más 2,5 en variables. Además, para poner el nombre al estadio, Spotify paga al club azulgrana 5 millones por campaña hasta 2026 y 20 millones por temporada los otros ocho cursos, una vez que el estadio esté acabado.
Dein es quien vendió a Overmars y Petit al Barça cuando lo presidía Joan Gaspart por 52,8 millones de euros que ayudaron a financiar el actual estadio del Arsenal
Todas las negociaciones para cerrar este acuerdo las lideraron el entonces directivo Juli Guiu, vicepresidente de marketing y patrocinios, y Eduard Romeu, vicepresidente económico del Club en ese momento. Guiu está vinculado desde hace años al mundo de la música como promotor, por ejemplo, del Festival de Cap de Roig. Conoce bien este mundo y a muchos de sus protagonistas. Este fue un motivo muy importante para poder cerrar un buen acuerdo entre Spotify y el FC Barcelona, tal y como destacaron muchos expertos de este sector. Como directivos de la entidad, tanto Guiu como Romeu hicieron toda la negociación y cerraron el acuerdo en nombre del Club de forma desinteresada, hasta que apareció en escena un personaje inesperado: Darren Dein.
Dein forma parte de una familia rica del norte de Londres, que había hecho fortuna con el comercio del azúcar y el café. Su padre, David Dein, fue copropietario y vicepresidente del Arsenal de 1983 a 2007 y fue directivo también de la UEFA y de la FIFA. Él es quien descubrió y llevó al Arsenal al mítico entrenador Arsène Wenger. Y él es quien vendió a Overmars y Petit al Barça cuando lo presidía Joan Gaspart. El Barça cerró el traspaso en 8.800 millones de las antiguas pesetas, unos 52,8 millones de euros. Un empleado destacado del club londinense asegura que ellos ingresaron unos 33 millones de euros. Del resto del dinero no se supo nunca más nada. Se dice que el traspaso de Overmars y Petit ayudó a construir el actual estadio del Arsenal, el Emirates Stadium.
Viejos conocidos
Darren Dein conocía al propietario de Spotify, el empresario sueco Daniel Ek, porque este había intentado comprar el Arsenal, pero la operación no prosperó. A su vez, Darren conocía a Joan Laporta de su primera etapa de presidente del Barça, porque Dein era el representante de Thierry Henry y Cesc Fàbregas cuando estos dos jugadores, procedentes del Arsenal, aterrizaron en el FC Barcelona.

La cuestión es que con el pretexto de que Dein había intervenido en la operación que convirtió a Spotify en patrocinador del Barça, Laporta decidió premiarle con una generosa comisión nunca explicada a los socios. Esta acción irritó de manera muy notable al entonces CEO del Barça, Ferran Reverter, que entendió el gesto de Laporta como una irresponsabilidad para un Club que flirteaba con la quiebra y como una acción muy poco transparente, por decirlo de una manera suave. Juli Guiu y Eduard Romeu, con discreción, opinaban exactamente lo mismo que Reverter.
Laporta decidió, en cambio, proponer un aplauso público para Dein en la Asamblea Extraordinaria de socios compromisarios del 3 de abril, cuando se ratificó el acuerdo de patrocinio entre Spotify y el Barça. Que la Asamblea fuera telemática facilitó mucho que el presidente azulgrana se atreviera a hacer la propuesta. Las caras de Guiu y de Romeu eran todo un poema. Reverter ya hacía dos meses que había plegado del Club.
Caja, ¡cobre!
Desde 1998 que Nike y el FC Barcelona hacen negocios de manera prácticamente ininterrumpida, sea la directiva que sea la que presida el Barça. Desde que comenzó la segunda etapa presidencial en marzo de 2021, Laporta se ha visto con la necesidad imperiosa de generar recursos de donde fuera para afrontar la delicadísima situación económica del Club. Por eso le pareció que el contrato con Nike estaba desfasado y que la multinacional estadounidense no se estaba esforzando lo suficiente. Por este motivo, exigió la renegociación de un acuerdo que terminaba en 2028.
De las conversaciones de esta renegociación con Nike también se encargó el entonces vicepresidente de marketing, Juli Guiu. Él y los directivos de Nike iban superando los diferentes obstáculos que aparecían en las conversaciones. Mientras tanto, Joan Laporta comenzó a contactar con casi todas las empresas punteras del mercado del equipamiento deportivo del mundo. Incluso, llegó a decir públicamente que si era necesario, el Barça se confeccionaría sus propias camisetas. Todo valía para presionar a Nike, que cada vez se iba enfadando más con el Barça y con Laporta y se iba distanciando. Guiu iba haciendo equilibrios como podía.
Después de muchas tensiones y de tira y afloja, antes del verano de 2024, el acuerdo con Nike ya era prácticamente un hecho: se prolongaba el contrato entre las dos entidades hasta 2038 y, durante estos años, el Barça ingresaría unos 1.700 millones de euros en total, incluida una prima de firma por la renovación (signing bonus) de más de 100 millones.
Nadie sabe explicar públicamente en qué ayudó Dein, ni en qué consistía exactamente la pretendida oferta que dice que tenía de Puma
El acuerdo se podría haber formalizado antes del verano del año pasado y llevarlo para aprobación de la Asamblea en la convocatoria ordinaria de octubre, pero quedaba un aspecto por resolver: Laporta había decidido que Dein debía cobrar una nueva comisión porque, según él, había sido decisivo para desencallar las conversaciones con Nike y había estado colaborando con el Club durante todo el proceso de negociación. La verdad es que nadie sabe explicar públicamente en qué ayudó Dein, ni en qué consistía exactamente la pretendida oferta que dice que tenía de Puma, ni a cuántas y a qué reuniones fue, y qué le hizo merecedor de una nueva comisión multimillonaria.
Nike, obviamente, dijo que si querían pagar una comisión a Dein era cosa del Club y que la debía abonar el Barça del dinero que ingresaría del contrato, si así lo decidía. De aquí no se movió.
Nuevamente, la cara de Juli Guiu se desencajó y quedó totalmente al margen de lo que vino después: Dein recibiría una comisión del Barça del 2,9% del contrato, casi unos 50 millones de euros. Laporta y el tesorero del Club, Ferran Olivé, defendieron el acuerdo en una Asamblea Extraordinaria telemática de socios compromisarios celebrada el día 21 de diciembre de 2024 con la aprobación del acuerdo con Nike como único punto relevante del orden del día.
Aunque ni Laporta ni Olivé dieron ninguna cifra relevante a los socios, amparándose en la confidencialidad del acuerdo, y a pesar de que se explicó que Dein cobraría una comisión sin que se dieran detalles del trabajo que había hecho ni de cuándo se embolsaría, 419 socios votaron a favor de la propuesta de la Junta, 27 en contra y 22 votos fueron en blanco. Al menos, aquel día Laporta no se atrevió a pedir ningún aplauso para Dein. Juli Guiu dimitió de su cargo el 9 de enero pasado.
Que no se respire pobreza, debe pensar Laporta. Que “no estamos tan mal” y que la Casa es grande...
Nos volvemos a encontrar el 3 de mayo, si ustedes lo quieren.