Esta última semana el Parlamento Europeo ha dado el visto bueno al Artificial Intelligence Act con una mayoría abrumadora. Una legislación que no busca regular la misma tecnología sino los usos que se hagan de esta. La inteligencia artificial, de hecho, no es una única tecnología: según el etnólogo digital Josep M. Ganyet, "es un conjunto de tecnologías, disciplinas y métodos que tienen como objetivo dotar las máquinas de capacidades equiparables a las humanas. Hablo de capacidades y no de inteligencia porque este último término está demasiado connotado." Su definición, por lo tanto, cambia con el tiempo y, como apuntaba el mismo Ganyet, "si pensamos en regular una tecnología en concreto, el año que viene tendremos que volver".
Desde esta premisa ha enfocado la Unión Europea el que será el primer marco regulatodor para la inteligencia artificial. El uso, que no la tecnología. Y a Toni Galmés, este hecho le resulta familiar.