¿Por qué volver a Barcelona? Por qué no. Sergi de Meià cofundador del movimiento slow-food en Cataluña, vuelve a Barcelona con Banquet, un nuevo restaurante desde el que defender la cocina catalana tradicional en un territorio tan inhóspito como la Rambla. ¿Qué espera? Atraer a los locales con sus platos de siempre. El cierre inesperado y agridulce de su local de la calle Laforja nos dejó un tanto huérfanos. ¿Por qué hay que ir al nuevo Banquet? Porque comer unos buenos canelones, unos caracoles fritos o un bacalao a la llauna es ya casi exótico. “Nuestra cocina es la que acaba siendo excepcional en Barcelona”, sostiene de Meià. O solo por sus ya míticos huevos fritos a la riojana o los peus de porc vale la pena adentrarse Rambla abajo y buscar este nuevo restaurante.
La Rambla es el territorio natural de jarras de colores y “camareros” que, carta en mano, invitan a sentarse en una terraza. Así que el cliente local siempre se desvía y bordea por el entramado de calles cuando quiere bajar hasta el mar. Y ahí está el sello. Se ubica en el precioso chaflán recién rehabilitado de Pintor Fortuny con Xuclà donde estuvo el mítico Segarra (cerrado por la pandemia tras 20 años de servicio), al que se llega bordeando el hotel Le Meridien Hacer bastión de los canelones a la barcelonesa desde aquí es toda una declaración de intenciones.
de Meià: "Nuestra cocina es la que acaba siendo excepcional en Barcelona"
Restaurante Banquet
Una espectacular marquesina con cristales ambarinos sobrevuela la barra. El local es bello, majestuoso. Al fondo, una mesa del chef marmoleada frente a la cocina y un rincón escondido para una cena a dos bien romántica. La decoración respira ese clasicismo de los cafés de tertulia del XIX, donde (recordemos) no se permitió la entrada a mujeres hasta 1850. En la carta de Banquet hay un apartado de cazuelitas con fideos a la cazuela, con arroz marinero y con otro que es una pequeña maravilla: el arroz a la milanesa variedad bahía del Estany de Pals con salchichas mini, azafrán y queso de leche cruda de oveja. “El azafrán se mezcla con el sofrito y, en ese punto, se levanta todo el sabor del guiso”, detalla el cocinero. Porque, si hay máximo común denominador en la cocina de de Meià es sabor y cuchareo. Recetas de toda la vida que hemos comido en casa de nuestras madres, tías, abuelas o suegras cargadas de familiaridad e intención. “El azafrán que gasto es del Montsec, creo que es el mejor. De hecho, desde la Edad Media era el que querían los Papas de Roma y era de uso común en la cocina tradicional catalana, era nuestro condimento hasta el siglo XVIII”. Una maravilla que, usada correctamente, eleva sápidamente cualquier plato de chup chup.
Una carta de cocina tradicional pegada al recetario local, y sin demasiados artificios, donde no falta una buenísima bomba de la Barceloneta con generosa butifarra en su interior o el conejo a la ampurdanesa. “Hemos querido ser barrio, hemos querido ser ciudad. Darle a nuestra ciudad algo que está desapareciendo”, apunta el chef. El peaje turístico del sitio es el steak tartare -eso sí, de ternera ecológica- y la ensalada de burrata con pesto.
Para el postre nos dejamos aconsejar por Itatiane Leal, la directora. El postre de Músic 2.0 es “un resumen de todos nuestros los postres”, sostiene. Como ella, el equipo que acompaña a de Meià es todo cohesión y lo ha acompañado en todas sus aventuras precedentes. Además de Leal, están al frente de la cocina Pau Olivés y Àlex Clotas, pero también Susana Vallejo, Claudia Gómez y Antonio Tong, entre otros.
Probamos, finalmente, el músico remasterizado: suculenta crema catalana emulsionada con ratafía, con una quenelle de helado que el calor ha fulminado de camino a la mesa. Son cosas del directo, de la cocina y de este calor preestival que ya nos invita en refugiarnos gastronómica donde nos quieran bien y nos hagan disfrutar con lo exótica y extraordinaria que es nuestra cocina popular más olvidada.
- Calle Pintor Fortuny, 5. Barcelona
- Teléfono: 93 715 59 36
- Precio medio: 35 euros