Nunca es tarde para soñar y ampliarse. Tampoco si se ha triunfado hace tiempo. ¿Se puede clonar Flash Flash 50 años después? ¿Es lícito? Croma By Flash abrió en octubre de 2020, pero a la semana tuvo que cerrar por el cambio en las medidas de apertura de locales debido a la pandemia. Un momento difícil que no ha dado, sin embargo, al traste con este nuevo proyecto empresarial conjunto; ahora también abierto por las noches.
“Teníamos en mente desde hace mucho tiempo abrir este negocio. Sí, pero nunca encontrábamos el momento”, explica Iván Pomés, autor del interiorismo y uno de los socios del proyecto. “El cincuentenario ha sido la excusa ideal”, añade. Croma es respetuoso con su predecesor, uno de los restaurantes más innovadores de los años 70 que perdura hasta nuestros días. Se inspira, pero no lo clona; lo homenajea y mantiene su esencia pensándolo desde el presente. “A pesar de la utilización de la imagen icónica pop (la fotógrafa que con su flash ilumina el local) el resultado no es una copia, no es un clon, sino un restaurante nuevo y totalmente diferente”, añade el empresario.
Un precioso local de 200 metros cuadrados al pie de la Diagonal (L'Illa) que sigue las líneas maestras de aquel interiorismo -entonces rompedor- ya proyectado por Llamazares Pomés Arquitectura, hace años; con el blanco casi inmaculado en sillones, suelos y algunas paredes, la escala de grises (entra en juego en este local), el negro de las siluetas estampadas en ellas y el amarillo casi yema (inspirado en el paquete del carrete de fotos Kodak) en espacios agrupados y zonas medias entre mesas a distintos niveles. “La altura del techo está controlada: los techos son bajos, a escala humana, con el fin de crear un lugar acogedor y casero; tiene una geometría meticulosa, pero que da lugar a un espacio versátil; crea un espacio arquitectónico donde la decoración sobra; la barra no es un elemento de separación, ni un elemento aislado; utiliza materiales con acabado brillante: vidrios, laminados, acero inoxidable, maderas lacadas o barnizadas, todo brillante…”, explica el interiorista. La iluminación, de Anoche Lighting Design, juega con el espacio y la carpintería, de Creabit fusteria, a crear un ambiente acogedor pero chic. Pomés reconoce que “era la ubicación perfecta. Suficientemente lejos del Flash Flash, en una zona de oficinas y ocio”.
Además de la tortilla, no os perdáis los Tagliolini Alfonso Milà, la hamburguesa Flash clásica, ni el apartado de ceviches -de corvina o langostinos-
El nuevo espacio emplea a 17 personas y su terraza -recientemente abierta y suficientemente apartada del ajetreo rodado- es otro de los reclamos. Buscamos “un público parecido al Flash, muy genérico, transversal”, añade Javier Hoyos, director del Flash y Croma.
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Tortilla, por favor
Evidentemente, la tortilla sigue siendo el best seller de la casa y no hay ninguna intención en que eso cambie. Un repaso rápido a la carta pone de manifiesto que el apartado tortillero es uno de los más atractivos. Ahí están La Lusitana -de bacalao y ajos tiernos-, la Mallorquina -de sobrasada y queso- o la siempre impertérrita Leopoldo Pomés -de pan de payés con tomate-. Sin duda “la tortilla triunfa, aunque todavía no hemos contado el número que servimos”, añade. No os perdáis los Tagliolini Alfonso Milà -paglie e fieno con tomate confitado y albahaca ligeramente picante-, la hamburguesa Flash clásica, ni el apartado de ceviches -de corvina o langostinos-. La nueva aventura está teniendo una significativa acogida, no sabemos si promete más aperturas:” La respuesta ha sido muy buena; tenemos una media de 150 comensales diarios. No se puede pedir más”.
Croma by Flash
Dirección: avenida Diagonal, 640. Barcelona
Precio medio: 25-30€