
Acaba de recibir su primer sol Repsol y renovó en la pasada edición de la Guía Michelin su estrella, obtenida en 2024. Con estos dos galardones bajo el brazo, el chef Víctor Torres ya puede decir que su restaurante Quirat (Hotel Intercontinental Barcelona, Av. de Rius i Taulet, 1, 3) se posiciona como uno de los restaurantes de hotel más interesantes de la ciudad. Torres, que ya tiene otra estrella en su restaurante familiar Les Magnòlies (Arbúcies), no puede, sino, sonreír a este 2025 recién estrenado que promete.
Este año la Guía Repsol ha sido especialmente generosa con Cataluña. En Barcelona han caído dos soles nuevos, este, y el del restaurante de brasas Brabo de los empresarios (y pizzers) Rafa Panatieri y Jorge Sastre –a más de otros, repartidos por el territorio catalán que han ido a parar a los lleidatans Lo Paller del Coc (Rialp) y Er Occitan (Bossòst), el restaurante Voramar, en Portbou, además de los dos soles de Enigma (Barcelona), L'Alianza de Anglès (Anglès) y Villa Retiro (Xerta) y Esperit Roca-. De momento, visitamos Quirat para celebrar este nuevo sol y la mágica reinterpretación de clásicos de la gastronomía catalana con la que Víctor Torres obsequia desde 2022 a la ciudad que lo vio nacer.
Quirat, un buen restaurante de hotel con cocina catalana localista
Hubo un momento en el que los restaurantes de hotel no eran populares. Sin embargo, poco a poco, un restaurante de cocineros brillantes ha hecho un tour de force para acomodar al comensal en sus mesas sin genuflexiones a la cocina de sus lugares de origen.
El restaurante Quirat se encuentra en la planta baja del Hotel InterContinental. Nada hace sospechar desde la lujosa entrada que, tras el cristal de este cinco estrellas de la calle Lleida, se encuentre un gran restaurante. En la mesa se sienten varios comensales de diferentes latitudes (la clientela hotelera es internacional)-. Mármol y dorados por doquier –Quirat hace alusión al gramaje de pureza del oro- y, bajo la mirada, una carta con dos posibles menús degustación en dos aleaciones: 24K (160 euros) y 18k (110 euros). Inspirados en las piedras preciosas y las geometrías geológicas, ambos, hacen bandera de una cocina catalana aparentemente simple, que huye decididamente de todo lo que huela a territorio gentrificado. Encontraremos chup-chup, mar y montaña, cap i pota… ¡vamos al lío!
Nos decantamos por el menú de 18K, una aleación basada en la temporada y la alta calidad de los ingredientes que destaca, como su homólogo joyero, por su equilibrio entre pureza y durabilidad. La cocina de Víctor Torres es una aleación de aparente simplicidad que esconde mucho trabajo y pocas prisas. Forjado en templos como Mugaritz en el País Vasco, Michel Bras en Francia o Fäviken en Suecia, fue el cocinero más joven de España en conseguir una estrella Michelin hace unos años.
Un vermut de… setas del Montseny
El menú arranca con un vermut Dos deuses del Priorat infusionado con setas del Montseny coronado con una anchoa, una ostra de Burdeos a la brasa, butifarra del Perol, tápers y sopa de tomillo y brioche, mantequilla ahumada y cecina de Wagyu. Me pregunto si las parejas sentadas a mi lado se sorprenden cuando les traen una anchoa depositada cuidadosamente sobre su vermut.
Los guisantes del Maresme con erizos, caviar y una reconfortante sopa de cebolla que se sirve al momento Albert Señor, el sommelier y restaurant manager, sobre estas perlas verdes de primera cosecha. Xavier Busquets, jefe de cocina, está acabando de preparar en la cocina el siguiente plato: la alcachofa coronada con trufa y rellena de romesco con base de queso de oveja curado Mas Farró (una suave aportación de coagulación enzimática que acaba de amalgamar el conjunto). Ambos platos vegetales son un ejemplo de la pureza de los sabores que recorre el menú. Se puede mojar el plato con el pan de Pa Solà; de pimiento, de kamut y en la versión de tomate seco con aceitunas acompañado del arbequina de Solo y de un aceite de la localidad de Arbúcies.
El exotismo del cap i pota y la perdiz

Siguiendo con su compromiso con la temporalidad y el recetario catalán, otro de los platos excelentes del menú es el cap i pota. Esta reinterpretación del clásico de la gastronomía catalana lleno de colágeno es altamente disfrutable. A pesar de su textura particular –la fibrosidad de las espardeñas y la suculencia del guiso catalán con un poco de picante tiene sus fans y detractores-, gustará al más reticente.
La bodega cuenta con 140 referencias, muchas de ellas catalanas. En este caso, una copa de Juvé & Camps Essential, un xarel·lo seco y ligero, nos acompañará durante la cena. El siguiente plato es una oda al clasicismo: la perdiz en tres tiempos; bombón de foie del ave, el pecho de pollo ligeramente marcado a la brasa y el muslo (cura a las perdices a veces presentes en el plato de caza).
En la versión más extensa del menú, apuntan platos como el fricandó de ventresca de atún y castaña, un plato en el que Torres pone todo su afecto cocinando una lata a fuego lento – la presa se la come el servicio – donde “la salsa es el plato y el atún acaba siendo el acompañamiento”, resume el chef. Otro plato de este menú de 24K, más extenso, sería la caldereta de langosta y ambos acabarían de redondear una experiencia de máxima pureza como estos quirats a los que alude el nombre y la geometría preciosa del local.
Restaurante Quirat
Dirección: Hotel InterContinental Barcelona, un IHG Hotel. Av. de Rius i Taulet,1, 3, Distrito de Sants-Montjuïc, 08004 Barcelona
Precio medio: 110-160 euros, el menú degustación.
Teléfono: 934 262 223
Reservas: Restaurante Quirat