¿Y si el aliado para hacer détox digital es justamente un teléfono "poco inteligente"?

Según una encuesta de SPC, más de la mitad de los españoles se plantean hacer un détox digital para tener una relación más saludable con la tecnología

El 61% de las personas mira el móvil en los cinco primeros minutos del día | iStock El 61% de las personas mira el móvil en los cinco primeros minutos del día | iStock

Más de un tercio de las horas que estamos despiertos al día, las pasamos ante el móvil y el ordenador, y si nuestro trabajo implica estar delante de la pantalla la mayor parte de la jornada, el volumen de horas se incrementa todavía más. Nos informamos, nos exponemos, conectamos, compramos, trabajamos y perdemos el tiempo digitalmente, más del que querríamos y mucho más del que recomiendan los expertos, exceso que tiene unas consecuencias directas en nuestra salud mental y física. Vivimos en una sociedad con una alta dependencia tecnológica y, ahora que nos encontramos en la época estival, la época en la que se rompe con todo por excelencia, como la rutina y las responsabilidades del día a día, es el momento que muchos han escogido por desintoxicarse temporalmente del móvil y las pantallas. De hecho, según una encuesta de SPC, más de la mitad de los españoles se plantean hacer un détox digital para tener una relación más saludable con la tecnología. ¿Cómo lo harán? Algunos, de la mano de la tecnología, con los dumbphones, los teléfonos tontos.

En este mundo cada vez más digitalizado, nuestra dependencia a las pantallas -y concretamente al móvil- empieza desde primera hora del día hasta que cerramos los ojos. Según una encuesta realizada por Deloitte a más de 53.000 personas de todo el mundo, el 61% de los usuarios mira el móvil en los cinco primeros minutos del día, el 88% durante la primera media hora y el 96% durante la primera hora. No es de extrañar que esta dependencia sea tildada de adicción en muchas ocasiones y que esta tendencia del détox digital -desintoxicación digital- trabaje el uso de las pantallas como una adicción que, además, ha sido admitida socialmente.

El 61% de los usuarios mira el móvil en los cinco primeros minutos del día, el 88% durante la primera media hora y el 96% durante la primera hora

¿Cuándo se considera que un hábito acontece adicción? Cuando su uso es excesivo y no existe un control sobre este. Y traducido al teléfono móvil, no tener un control sobre su uso es tan sencillo como abrir el teléfono para buscar una información (la hora o la temperatura) y acabar con los ojos clavados en la pantalla, en piloto automático, durante más de 15 minutos, perdido en el scroll infinito. Según la clínica Viher, "no se limita a pasar muchas horas ante la pantalla", sino cuando "se pierde el control sobre el uso del móvil, este comporta problemas en el ámbito personal y familiar, y cuando hay presencia del síndrome de abstinencia ante la falta de conexión". De hecho, hay una fobia diagnosticada para este síndrome: la nomofobia, un término acuñado en el 2009 en el Reino Unido y que proviene del anglicismo nomophobia: no-mobile-phone-phobia: sentir un miedo irracional a estar sin el teléfono móvil.

La desconexión digital, un derecho laboral

Ser conscientes del uso que hacemos de la tecnología es el primer paso para tener una relación saludable con las pantallas en nuestro día a día. Ahora bien, es difícil si tenemos en cuenta la digitalización que ha vivido el mundo laboral. Según el sociólogo Oriol Homs, si antes el modelo de trabajo predominante era manual, e incluso mecánico, ahora es mayoritariamente mental y con un alto componente tecnológico. "Este cambio comporta intensidad mental. Hemos intelectualizado el trabajo. Utilizamos más la cabeza y menos las manos, y esto provoca más carga mental", afirma. En este sentido, recomienda simplificar los procesos: "Necesitamos que las personas se adapten a las empresas y que las organizaciones de trabajo también se adapten a las personas". ¿Cómo? Haciendo que la flexibilidad sea real y que sea posible ejercer la desconexión digital, considerada un derecho por la Comisión Europea: "El derecho a la desconexión es esencial para garantizar el bienestar mental de los trabajadores".

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La desconexión digital en el ámbito laboral significa que el trabajador pueda desconectar del trabajo fuera de su horario laboral, que se puedan limitar los mensajes, correos y llamadas en fin de semana o fuera de la jornada. En este sentido, no solo lo considera un derecho la Comisión Europea, sino que el actual gobierno español también lo tiene en su hoja de ruta dentro del paquete de medidas laborales que está preparando el ministerio encabezado por Yolanda Díaz. Este mismo mes de julio, el secretario de estado de Trabajo, Joaquín Pérez Rey avisó en una rueda de prensa que reducir la jornada laboral a 37,5 horas semanales, tal como se negocia con patronales y sindicatos, no servirá "de nada" si no incluye también el "derecho en la desconexión digital".

Después de un encuentro con CCOO, UGT, CEOE y Cepyme, Pérez Rey remarcó que el acuerdo tendrá que contemplar la limitación de mensajes, llamadas y correos fuera del horario laboral para garantizar los horarios de descanso de las personas y preservar su salud mental, su intimidad personal y familiar, su bienestar y su privacitat.

Desayuno intermitente en el ámbito digital

Fuera del ámbito laboral, la desconexión digital comprende otras muchas esferas, difíciles de erradicar o reducir, teniendo en cuenta las múltiples acciones que hacemos a través de la pantalla. Las actividades más realizadas, según datos de Ditredia, son la mensajería instantánea y las redes sociales (74%), compras (60%) y consultar noticias e información (59%). Si contamos, además, que todas estas funciones las cubrimos con grandes dosis de notificaciones, el resultado que obtenemos es un constante bombardeo de información y notificaciones que nos llega, muchas veces, en cuestión de pocos segundos. ¿Las consecuencias en nuestra salud mental? Grandes dosis de estimulación, poca capacidad de concentración y una carga mental difícil de liberar.

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Muchos expertos recomiendan intentar pasar un día entero sin utilizar el teléfono móvil, pero este objetivo acontece poco realista si lo necesitamos para nuestra profesión o para estar conectados con personas de nuestro entorno. Un paso menos exigente y más factible es el de desinstalar algunas aplicaciones. De hecho, según el estudio de la tecnológica SPC, más de la mitad los jóvenes se ha planteado eliminar sus perfiles sociales para hacer detox digital y un 12,7 % han abandonado permanentemente sus redes sociales. Y los datos lo corroboran: Instagram ha sido la aplicación más desinstalada en e l 2023. Es, de hecho, la red a quien se le ha atribuido una mayor influencia negativa en la salud mental de los más jóvenes: la constante comparación con las vidas y cuerpos idílicos que se muestran en la red social de Meta provoca grandes tasas de ansiedad y depresión entre los usuarios más jóvenes.

Instagram ha sido la aplicación más desinstalada el 2023

Otra alternativa para hacer détox digital es la de limitar las horas de uso. Y controlarlo es sencillo porque la mayoría de los teléfonos inteligentes permiten ver las horas de uso diarias. Ahora bien, también se puede hacer manualmente, sin recurrir a la tecnología: fijando unos objetivos y llevarlos a cabo con un papel y boli. O, incluso, haciendo desconexión intermitente: como el ayuno intermitente que se aplica en la alimentación, pero en versión móvil.

Los dumbphones, los teléfonos poco inteligentes

Una moda muy curiosa que ha nacido de la necesidad de desconectar digitalmente es la de los dumbphones, los teléfonos tontos, o poco inteligentes. La marca SPC, de hecho, ha hecho una campaña al respeto este verano: ha lanzado el teléfono SPC Wild. Es un dispositivo con una experiencia de usuario menos compleja que permite estar conectado solo a través de llamadas y mensajes. Como los teléfonos clásicos de principios de los años 2000. De hecho, tiene un diseño retro y cuenta con el clásico juego del Snake.

Los dumbphones acontecen una alternativa consciente a los smartphones y nacen con el objetivo de recuperar el equilibrio digital y fomentar un uso más saludable de las pantallas. Son teléfonos con poca memoria RAM ni almacenamiento, diseñados para trucar, enviar SMS y navegar mínimamente por internet. Y la compañía que está liderando la apuesta para capitalizar esta parte de la población que rechaza la dependencia tecnológica es Nokia. La compañía finlandesa decidió relanzar en 2017 su clásico Nokia 3310 -un icono de la telefonía móvil de la época de los 2000-, y ahora, en 2024 ha lanzado una tercera generación de los 3310 pero con algunas actualizaciones, como una pantalla a color, cámara integrada y algunas aplicaciones. Este 2024, de hecho, ha relanzado bastantes modelos de dumbphones actualizados: con las comodidades de la tecnología actual, pero con una experiencia de usuario simplísima.

Y no es la única compañía: muchísimas marcas en todo el mundo se han sumado a esta tendencia, como Wiko o Alcatel. Y otros, han nacido directamente para ser la alternativa: como The Light Phone o el HISENSE A9. Paga la pena presentarlos.

The Light Phone presenta una propuesta minimalista que destaca por su elegancia y por tener una pantalla de tinta electrónica monocromática, en blanco y negro, similar a la de los libros electrónicos. Sus funciones, por supuesto, son limitadas, como las de un dumbphone, y sus fabricantes afirman que, después de vender miles de unidades, sus usuarios les reportan haber reducido el uso del móvil hasta un 90%.

El otro, el HISENSE A9, en el fondo es un smartphone que presenta la simplicidad de un dumbphone. Tiene una pantalla principal de tinta electrónica, sin reflejos, que facilita la lectura de libros electrónicos sin distracciones. Se vende con las características básicas de un teléfono poco inteligente (como llamadas, mensajes SMS y poderse conectar al WIFI), pero la diferencia es que este sí permite bajar muchas aplicaciones de Google Play. Eso sí, con un diseño muy simplista. Las imágenes hablan por sí solas.

Hisense A9 PRO | Cedida
Hisense A9 PRO | Cedida

¿Y si el aliado ideal para hacer un buen détox digital este verano es justamente un teléfono "poco inteligente"?

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