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'The Social Network': el oscuro nacimiento de la empresa más importante del siglo

La ficción sobre la creación de Facebook, a cargo de David Fincher y Aaron Sorkin, es el único film de la historia que ganó todos los premios a mejor guion

La película de David Fincher ganó 3 Oscars (guion, música y montaje) y recibió 8 nominaciones | Columbia Pictures
La película de David Fincher ganó 3 Oscars (guion, música y montaje) y recibió 8 nominaciones | Columbia Pictures
Carlos Rojas | VIA Empresa
Periodista
03 de Agosto de 2024
Act. 14 de Agosto de 2024

"No haces 500 millones de amigos sin ganarte algunos enemigos". El lema que Columbia Pictures estampó sobre la cara de Jesse Eisenberg -en uno de los carteles promocionales más feos de los últimos años- resalta lo que ya se puede intuir de una película dirigida por David Fincher: este no será un biopic accesible. Para empezar, porque en realidad no es solo un biopic. The Social Network (2010) no aspira a explicar la historia de la creación de Facebook, sino a profundizar sobre un fenómeno. Aunque se mencione la terminología informática, a Fincher no le interesa tanto el código fuente de la red social como la oscura sombra sobre la cual Mark Zuckerberg construyó el imperio más grande de este siglo.

 



Para lograr este objetivo contó con Aaron Sorkin, quizás el mejor guionista de nuestros tiempos. Creador de obras maestras narrativas como The West Wing, A Few Good Men o Moneyball  (de la cual hablaremos más adelante), seguramente este es su mejor trabajo y, de hecho, ha sido la única película de la historia que ha ganado todos los premios profesionales en la categoría de guion. En este caso, Sorkin decidió basarse en el libro The Accidental Billionaires, de Ben Mezrich.

El mensaje queda clarísimo desde la primera escena, donde vemos a un joven Zuckerberg (interpretado por Eisenberg) humillar a Erica Albright (interpretada por Rooney Mara), una chica que en el fondo le gustaba, en un bar universitario. A continuación, ella se cansa y se marcha, motivo por el cual él decide dedicarle una entrada en su blog donde comparte todas sus intimidades, junto con una serie de insultos y desprecios. Con estas dos escenas, Fincher nos deja claro que su Zuckerberg es un profundo narcisista y misógino, incapaz de tener una conversación con un ser humano que no transcurra por donde él quiere, y menos todavía si se trata de una mujer.

Antes de crear Facebook, Zuckerberg hizo Facemash, una web interactiva donde comparaba el físico de compañeras de universidad

Todo sucede muy deprisa, como si aquella discusión con Albright activara un resorte que impulsara a Zuckerberg a crear una red social. Entonces era octubre de 2003, y este concepto ni siquiera se había inventado. Pero le quedaban horas: concretamente, aquella noche en una habitación de la Universidad de Harvard, Zuckerberg programa Facemash, una web interactiva donde comparaba el físico de compañeras de universidad. El visitante solo tenía que hacer clic en la foto que más atracción le despertaba. Todo un fenómeno que se produjo de verdad y que provocó la caída de los servidores del centro por el colapso de gente.

El portal era muy simple, pero sirvió como entrada a un proyecto más grande que los gemelos Winklevoss le propusieron a Zuckerberg. La idea era crear una web de citas exclusivo para alumnas de Harvard. Zuckerberg accedió a programarlo, pero nunca lo hizo. En vez de esto, escaló el proyecto y pensó en la idea de crear un lugar que conectara a personas de todo el mundo: The Facebook. Cuando parió la idea, se lo pudo haber dicho a los hermanos Winklevoss, pero decidió mantenerlo en secreto con su mejor amigo Eduardo Saverin (interpretado por Andrew Garfield), con quien después montó el negocio. Aquí encontramos más rasgos de la personalidad de Zuckerberg, una persona egoísta, desconfiada y que sentía una gran repulsa por las personas de un estatus social superior al suyo.

 

La fórmula Sorkin

Todos estos hechos se narran de una forma muy rápida, a partir de una combinación única que Sorkin domina a la perfección. Sus guiones están plagados de frases cortas e ingeniosas, un ritmo muy acelerado, ironía y muchísimos tiempos verbales. Es una fórmula que nadie implementa como él, y que refuerza constantemente. El espectador nunca se da cuenta, pero los personajes repiten conceptos y situaciones para asegurarse que la gente no se pierda en la complejidad de una trama y, sobre todo, que no se aburra. La película dura 2 horas, pero prácticamente no hay tiempos de mirar el reloj.

Erica Albright (Rooney Mara) i Mark Zuckerberg (Jesse Eisenberg) a l'escena inicial de la pel·lícula | Columbia Pictures
Erica Albright (Rooney Mara) y Mark Zuckerberg (Jesse Eisenberg) en la escena inicial de la película | Columbia Pictures

La disputa entre Zuckerberg y los hermanos Winklevoss presenta un debate interesante en cuanto a los derechos de propiedad intelectual a la hora de constituir una empresa. Una vez creado Facebook, la pareja denunció a su creador por aparentemente haberse aprovechado del planteamiento de su proyecto. Pero a Zuckerberg todo eso le parecía ridículo. "Si Facebook era vuestra idea, ¿entonces por qué no lo creasteis vosotros?", les reclamó en medio del pleito. Una frase aparentemente sencilla, pero que esconde muchos detalles.

Antes que nada, lo único que los Winklevoss compartieron con Zuckerberg fue el concepto de la red social. En este caso, un portal de citas en un circuito cerrado, con el dominio .edu. Si miramos Facebook, podemos comprobar que se trata de una web mucho más completa y, por lo tanto, más compleja de programar. Esto último también es un detalle a valorar. Y es que uno puede tener una idea, pero si no la registra o no la materializa, se queda en una simple propuesta lanzada a los cuatro vientos. Zuckerberg la aterrizó y la convirtió en una realidad, y lo hizo sin aprovecharse de ningún código, secreto o instrucción por parte de los Winklevoss.



Los hechos son los hechos, pero la ética merece una discusión aparte, y lo que hizo Zuckerberg fue ciertamente reprobable. De hecho, durante toda la película se nos muestra como un hombre frío y solitario, capaz incluso de sentir celos porque su mejor amigo consigue trabajo en una firma importante mientras ellos creaban Facebook. A Zuckerberg no le gustó nada, y más tarde lo traicionó con el objetivo de eliminar su participación accionarial de la empresa. Al final, el protagonista acaba triunfando exclusivamente por su talento a la hora de programar y de manipular a las personas a su gusto. En ningún momento vemos una escena tierna o humana. Y acabamos la película preguntándonos si el creador de Facebook tiene vida aparte de su gigantesco proyecto empresarial.

La obra maestra de Fincher

Más allá del impresionante guion de Sorkin, hay varios elementos cinematográficos que elevan a The Social Network a la categoría de obra maestra. De hecho, la película ganó 3 Oscars (guion, música y montaje) y recibió 8 nominaciones, y hay quien cree que esta es la mejor cinta nunca rodada por Fincher, por delante Se7en, The Fight Club o Zodiac.

La historia desplaza al director de su zona de confort. A Fincher le gustan los thrillers y la tensión, y era muy complicado introducir estos conceptos en una historia tan aparentemente plana como The Social Network. Por esta razón era tan importante contar con un guion y una estructura narrativa que igualara sus obras anteriores. Aun así, vemos muchos recursos que el cineasta había usado previamente, cómo el sutilísimo movimiento de cámara, los planos abiertos o la paleta de colores que utiliza.

El color groc de Fincher predomina fins i tot a les oficines de Facebook | Columbia Pictures
El color amarillo de Fincher predomina incluso en las oficinas de Facebook | Columbia Pictures

Claramente, el amarillo puro ha sido el color que ha marcado la carrera de Fincher, puesto que aporta luminosidad y tensión, a la vez que permite realzar en escena otras tonalidades más vivas como el azul o el rojo. Es curioso cómo en una película sobre Facebook, vemos un predominio del color amarillo en las oficinas de la empresa antes que el mismo azul corporativo. Este aparece, pero con menos presencia. Como es habitual, los interiores de Fincher siempre están dominados por este color, pero especialmente esa época en la que venia de hacer Zodiac, una cinta con una gama de colores muy similar

Otra característica de Fincher es la noche. Al cineasta estadounidense le encanta grabar en la oscuridad, sobre todo porque sus películas suelen ir relacionadas con la incertidumbre y la inseguridad, y la oscuridad de la noche siempre transmite esto. Además, las tonalidades opacas permiten jugar mucho con los elementos que vemos en pantalla.

En este punto es importante mencionar el uso del CGI por parte del director. Este recurso no es tan conocido para el espectador, pero Fincher es el gran pionero de la digitalización de espacios y objetos en el cine de autor de Hollywood. Su dominio de la tecnología lo llevó a debutar en la pantalla grande con Alien 3 con solo 30 años, un hecho que hubiera sido imposible sin este conocimiento. Uno de los hechos más curiosos de The Social Network es que cuenta con más CGI que Godzilla, y ello se puede encontrar en objetos que realmente no estaban en el set de grabación o bien en escenas enteras, como por ejemplo la de la competición de remo que pierden los hermanos Winklevoss.

Uno de los hechos más curiosos de 'The Social Network' es que cuenta con más CGI que 'Godzilla', y se puede encontrar en objetos que realmente no estaban en el set de grabación o bien en escenas enteras

Finalmente, además del toque de ficción que Fincher y Sorkin aportan a la historia, la película cierra con un desenlace fiel a los hechos reales. Zuckerberg constituyó Facebook, el proyecto empresarial más exitoso de lo que llevamos de siglo, e introdujo un concepto que revolucionó la sociedad moderna. Pero a cambio, lo perdió todo: la dignidad, porque tuvo que pagar sus archienemigos, los gemelos Winklevoss (hoy milmillonarios gracias al negocio de las criptomonedas); su mejor amigo Eduardo, a quien también indemnizó; y, sobre todo, se quedó solo. Una conclusión que vemos en la última escena, cuando, después de haber triunfado, Zuckerberg decide añadir a Facebook a Erica Albright. Espera y espera, pero ella nunca acepta su solicitud. Parece ironía, pero durante unos años, el creador de la red social más grande del mundo no tuvo ningún amigo.