A menos de un año para las elecciones, hemos visto resurgir los discursos de diferenciación entre la Comunidad Valenciana y Catalunya, ahondando en polémicas que solo dan la sensación de crear más fricción entre gente que en realidad en el día a día comparte muchos temas comunes.
Muchas veces, las iniciativas privadas dejan en pañales los enfrentamientos políticos, demostrando no solo que son las personas quienes hacen avanzar la sociedad (y no las instituciones políticas en la mayoría de los casos) sino que la colaboración es una de las claves para poder avanzar en una situación que dicen será precaria pronto en lo económico y lo empresarial.
Partimos de la base de cómo la empresa I-Radia decidió crear hace algunos años la denominación Festivales para un territorio, un proyecto de experiencias culturales para desarrollar acciones en espacios con riqueza patrimonial y natural.
Muchas veces, las iniciativas privadas dejan en pañales los enfrentamientos políticos
De hecho, sus propuestas se basan en el planteamiento de un futuro sostenible para este tipo de lugares, desgranados en términos culturales, turísticos, de consumo y de desarrollo.
La Ribeira Sacra y la Rioja Alavesa ya acumulan años de referencia en este tipo de eventos, aprovechando su singularidad para la puesta en marcha de una referencia internacional, pero aglutinando en gran medida a las personas que habitan en no más de 150 kilómetros a la redonda.
Asimismo, la coherencia en el cuidado del entorno viene dada en medidas como autobuses propios para el desplazamiento y los numerosos puntos escogidos (donde quizá hace falta algo más de volumen y frecuencias), vasos reutilizables en todos los escenarios, reciclaje de residuos, uso de productos de proximidad y accesibilidad para personas sordas a través de mochilas vibratorias que permiten sentir la música, a través del cuerpo.
En este caso, la primera edición en tierras valencianas se ubicó entre los términos de Moixent, la Font de la Figuera y Fontanars del Alforins y unió vinos de variedades ancestrales con conciertos transversales de bandas como Manel y Senior y el cuerpo brutal o artistas foráneos como Kula Shaker.
Casi sin quererlo, esta iniciativa ha lanzado un claro mensaje de unidad y puesta en valor de lo autóctono de ambas regiones, vertebrándolas no solo a través de la música, sino también de las similitudes de paisaje y elaboración vinícola entre aquella zona de la Denominación de Origen Valencia y el Priorat catalán.
En los conciertos, las catas, las degustaciones gastronómicas y las actividades complementarias no se exhibió ningún símbolo identitario porque todos los asistentes dieron por hecho que se trataba de una comunión entre pueblos y no de una competición entre ambos. De ahí no solo el disfrute hedonista, sino también la hermandad ante la música y la gastronomía.
En los conciertos, las catas, las degustaciones gastronómicas y las actividades complementarias no se exhibió ningún símbolo identitario
Y, mientras tanto, la necesidad de seguir creando eventos que generen riqueza y al tiempo no incidan negativamente en el territorio demuestra que, aun bajo la amenaza de la recesión, la gente sale. Compra. Consume. Vive. Descubre. Comparte. Y evidencia que anhela mucho más la unión de lo que las posturas antagonistas se empeñan en pregonar a diario.