02
de Junio
de
2016
Act.
03
de Junio
de
2016
Quién tiene diagnosticada alguna alergia, sabe perfectamente que hay ciertos meses del año donde los pañuelos, las pastillas y esprays son sus mejores amigos. Pero quienes han sufrido crisis más graves, llamadas anafilaxis, no sesalvan de llevar siempre encima el único tratamiento que los puede salvar la vida: un autoinjector de adrenalina.
Este preparado médico, pero, a menudo se queda en casa, se caduca o se echa a perder debido a la temperatura exterior. Un problema que la startup catalana Adan Medical Innovation quiere resolver con la creación de Anapphylaxis, una aplicación y una funda para la autoinjector que se encarga de alertar el paciente cuando no lo trae encima o cuando lo tiene que cambiar.
Al frente del proyecto seencuentran los doctores en Medicina y Ciencia Anna Sala y Adrià Curran, especialistas en Al·lergologia y Medicina Interna respectivamente, quienes han demostrado que también se puede emprender desde el Valle de Hebrón y sin dejar de ser médicos, cómo ha explicado este miércoles el emprendedor Xavier Verdaguer en una conferencia al Bizbarcelona. El proyecto se ha construido junto con un equipo formado por tres socios fundadores más que colaboran con el proyecto, pero no a hoja time. La idea nació el 2013 y se desarrolló a lo Imagino Creativity Center, donde los dos fundadores fueron proclamados ganadores de la edición.
A estas alturas, la compañía ha conseguido reunir el apoyo del emprendedor en serie Xavier Verdaguer y el doctor experto en biotecnología en los Estados Unidos, Joaquim Trias como inversores.
Facilitar la vida a los pacientes
"Anapphylaxis es una funda inteligente que va a la adrenalina y que por vía Bluetooth se conecta al móvil. Es como poner inteligencia a la autoinjector", detalla Sala del gadget que han creado. Y es que la funda, un golpe vinculada al teléfono, también tiene la capacidad de alertar los contactos que el usuario predetermine cuando se sufre una reacción alérgica, avisar a Emergencias y, incluso, abrir un vídeo donde se explica como se tiene que administrar la dosis de adrenalina. Además, es customitzable: "Se puede cambiar de color y personalizar para sacar el estigma de traer un autoinjector".
El a plicacióse puede descargar gratuitamente, puesto que tiene otras funcionalidades más genéricas como la identificación de farmacias y centros de atención médica alrededor, pero el dispositivo todavía no ha salido al mercado porque se encuentra en fase de pruebas con pacientes del hospital Vall de Hebrón diagnosticados de anafilaxis. "Bajan la aplicación, hacen unos cuestionarios y lo prueban durante un tiempo", afirma el especialista, "muchas de las muertes que hay por anafilaxis son de gente muy joven, esto es el que queremos evitar, que la gente se sienta segura y que sepa como administrárselo".
La cofundadora estima que el lanzamiento se podrá hacer a principios del 2017, cuando hayan acabado los tests y hayan cerrado la tercera ronda de financiación. Con ella, prevén captar 1,5 millones de euros para hacer la distribución, una cifra que se suma a los más de 500.000 euros que traen ya recogidos. Ahora bien, no descartan que el proceso se acorte o haya que cambiar la estrategia: "Estamos en negociaciones con laboratorios. Si sale algún interesado, se cambiará, porque entonces la distribución no lo tendremos que hacer sólo".
La startup hizo las primeras pasas con capital propio de los fundadores, seed capital y aportaciones de los families, fools and friends y de algún paciente. La posterior entrada de un fondo de capital riesgo y la segunda ronda de inversión los ha permitido conseguir la patente, los prototipos y asegurarse que cumplen con la regulación. Respecto a esto, Sala subraya que han conseguido la aprobación de la Agencia Española del Medicamento, con quien han empezado los ensayos clínicos "para ir modificando el que haga falta con el que dicen los pacientes que lo están probando de forma regulada". "Así es cómo queremos diferenciarnos de los otros gadgets médicos, haciendo un seguimiento que asegure su eficacia", matiza.
Un vacío legal entre el app y el medicamento
En el proceso de desarrollo de la compañía, han necesitado integrar profesionales de varias ramas. "Nosotros, como médicos, conocemos mucho la patología, pero necesitábamos un equipo multidisciplinar donde cada cual se encargue de una cosa", recuerda Sala, y así es como buscaron un CEO, expertos en patentes, en regulación y en la creación de softwares y hardwares, entre otras.
La principal traba con la cual se han encontrado es el vacío que Sala asegura que hay en la regulación: "Hay muy poca gente que esté haciendo dispositivos médicos que den inteligencia. Uno marca pasos, por ejemplo, no lo hace. Hay un vacío porque realmente no está claro qué tipo de regulación tienes que pasar y esto hace que sea cueste entrar al mercado". A pesar de todo, constata que la propuesta ha tenido y tiene buena aceptación y que lo avala el interés mostrado por fondo de inversión, Cataluña Emprende, el Foro eHealth de Cataluña –donde participaron- y la reciente invitación a participar en una conferencia sobre Medical Device en los Estados Unidos. "Tenemos la percepción y el feedback de que lo hacemos bien, pero es complicado porque estamos a medio camino entre el medicamento y la aplicación", añade.
A propósito de esto, Sala añade que en cuestión de pocos años todo el conocimiento relacionado con el desarrollo de dispositivos médicos y patentes ha evolucionado mucho. "Cuando empezamos, las condiciones de investigación eran muy diferentes y parecía que hablaras en xino. El Medical Device y las patentes eran un tema muy conflictivo y era difícil tener claros los pasos a seguir", comenta.
En este sentido, alaba el salto que han hecho los hospitales y centros de investigación en la inclusión de programas de apoyo a la innovación y la creación de empresas: "Ahora lo están haciendo en todas partes y lo están potenciando porque han visto que quién detecta los problemas son los médicos, pero no saben como desarrollar las herramientas". Hasta ahora las aplicaciones y herramientas las diseñaban los ingenieros, pero siempre siguiendo su lógica técnica, la cual se aleja de la experiencia que tienen los expertos en medicina del día a día a la consulta. "Ahora los centros de negocios están uniendo estas dos partes y también la gente con conocimientos en negocios", explica Sala.
La medicina del futuro
Una de las principales cuestiones que surgen ante la llegada de dispositivos como el de Anapphylaxis tiene que ver con el coste. Sala considera que el ideal sería una "cofinanciación" y lo argumenta con el hecho que sale al mercado para "ayudar a controlar la enfermedad". "La funda requiere una inversión importante y no puede ser gratuita", explica para argumentar su posición: "En estos casos sería bueno que el sistema de salud cambiara e incluyera estas herramientas igual que se recetan medicamentos, porque no deja de ser una cosa buena por la salud". También reconoce que la adaptación del sistema sanitario a los nuevos cambios es lenta y que la sociedad se encuentra lejos de poder recibir recetas de dispositivos médicos. Aun así, es positiva y cree que, si la comunidad presiona, "al final se tendrá que dar el paso".
Pero este sólo es una pequeña parte de toda la revolución que el sector tiene que vivir en los próximos años. De hecho, Sala concreta que en un periodo máximo de cinco años será cuando notamos un cambio en "la forma de actuar del médico y de tratar el paciente".
A pesar de ser una revolución que afectará el sistema en general, la cofundadora de la startup enumera dos ámbitos: el quirúrgico y el médico. En el caso del primero, menciona el uso de los robots, de los cuales dice que se podrán "programar porque hagan una cirugía a la perfección, casi mejor que los humanos"; mientras que en el segundo, considera que será en la relación entre médico y paciente donde se notará la digitalización, el que "acelerará el diagnóstico, el tratamiento, el control... y todo hará que el usuario esté mejor y sea más autónomo".
La proliferación de aplicaciones que ayuden a controlar la dieta, el estado de salud o la actividad física, entre otras, es otro elemento a tener en cuenta. Sala considera que es positiva el alud de opciones para el paciente pero reclama poner más atención sobre las aplicaciones desarrolladas desde los centros de investigación y hospitales, de la mano de experto, de las apps que son puramente ocio. Y con todo esto, da un último toque de alerta: "No se tiene que perder la parte humana, la relación. Por más quehaya Internet y herramientas, se tiene que saber gestionar y tener un buen diagnóstico para usarlas de forma correcta".
Este preparado médico, pero, a menudo se queda en casa, se caduca o se echa a perder debido a la temperatura exterior. Un problema que la startup catalana Adan Medical Innovation quiere resolver con la creación de Anapphylaxis, una aplicación y una funda para la autoinjector que se encarga de alertar el paciente cuando no lo trae encima o cuando lo tiene que cambiar.
Al frente del proyecto seencuentran los doctores en Medicina y Ciencia Anna Sala y Adrià Curran, especialistas en Al·lergologia y Medicina Interna respectivamente, quienes han demostrado que también se puede emprender desde el Valle de Hebrón y sin dejar de ser médicos, cómo ha explicado este miércoles el emprendedor Xavier Verdaguer en una conferencia al Bizbarcelona. El proyecto se ha construido junto con un equipo formado por tres socios fundadores más que colaboran con el proyecto, pero no a hoja time. La idea nació el 2013 y se desarrolló a lo Imagino Creativity Center, donde los dos fundadores fueron proclamados ganadores de la edición.
Adrià Curran y Anna Sala en el Congreso Cataluña Emprende. Cedida |
A estas alturas, la compañía ha conseguido reunir el apoyo del emprendedor en serie Xavier Verdaguer y el doctor experto en biotecnología en los Estados Unidos, Joaquim Trias como inversores.
Facilitar la vida a los pacientes
"Anapphylaxis es una funda inteligente que va a la adrenalina y que por vía Bluetooth se conecta al móvil. Es como poner inteligencia a la autoinjector", detalla Sala del gadget que han creado. Y es que la funda, un golpe vinculada al teléfono, también tiene la capacidad de alertar los contactos que el usuario predetermine cuando se sufre una reacción alérgica, avisar a Emergencias y, incluso, abrir un vídeo donde se explica como se tiene que administrar la dosis de adrenalina. Además, es customitzable: "Se puede cambiar de color y personalizar para sacar el estigma de traer un autoinjector".
El a plicacióse puede descargar gratuitamente, puesto que tiene otras funcionalidades más genéricas como la identificación de farmacias y centros de atención médica alrededor, pero el dispositivo todavía no ha salido al mercado porque se encuentra en fase de pruebas con pacientes del hospital Vall de Hebrón diagnosticados de anafilaxis. "Bajan la aplicación, hacen unos cuestionarios y lo prueban durante un tiempo", afirma el especialista, "muchas de las muertes que hay por anafilaxis son de gente muy joven, esto es el que queremos evitar, que la gente se sienta segura y que sepa como administrárselo".
La cofundadora estima que el lanzamiento se podrá hacer a principios del 2017, cuando hayan acabado los tests y hayan cerrado la tercera ronda de financiación. Con ella, prevén captar 1,5 millones de euros para hacer la distribución, una cifra que se suma a los más de 500.000 euros que traen ya recogidos. Ahora bien, no descartan que el proceso se acorte o haya que cambiar la estrategia: "Estamos en negociaciones con laboratorios. Si sale algún interesado, se cambiará, porque entonces la distribución no lo tendremos que hacer sólo".
La startup hizo las primeras pasas con capital propio de los fundadores, seed capital y aportaciones de los families, fools and friends y de algún paciente. La posterior entrada de un fondo de capital riesgo y la segunda ronda de inversión los ha permitido conseguir la patente, los prototipos y asegurarse que cumplen con la regulación. Respecto a esto, Sala subraya que han conseguido la aprobación de la Agencia Española del Medicamento, con quien han empezado los ensayos clínicos "para ir modificando el que haga falta con el que dicen los pacientes que lo están probando de forma regulada". "Así es cómo queremos diferenciarnos de los otros gadgets médicos, haciendo un seguimiento que asegure su eficacia", matiza.
Un vacío legal entre el app y el medicamento
En el proceso de desarrollo de la compañía, han necesitado integrar profesionales de varias ramas. "Nosotros, como médicos, conocemos mucho la patología, pero necesitábamos un equipo multidisciplinar donde cada cual se encargue de una cosa", recuerda Sala, y así es como buscaron un CEO, expertos en patentes, en regulación y en la creación de softwares y hardwares, entre otras.
La funda se conecta vía Bluetooth con al teléfono del paciente. Cedida |
La principal traba con la cual se han encontrado es el vacío que Sala asegura que hay en la regulación: "Hay muy poca gente que esté haciendo dispositivos médicos que den inteligencia. Uno marca pasos, por ejemplo, no lo hace. Hay un vacío porque realmente no está claro qué tipo de regulación tienes que pasar y esto hace que sea cueste entrar al mercado". A pesar de todo, constata que la propuesta ha tenido y tiene buena aceptación y que lo avala el interés mostrado por fondo de inversión, Cataluña Emprende, el Foro eHealth de Cataluña –donde participaron- y la reciente invitación a participar en una conferencia sobre Medical Device en los Estados Unidos. "Tenemos la percepción y el feedback de que lo hacemos bien, pero es complicado porque estamos a medio camino entre el medicamento y la aplicación", añade.
A propósito de esto, Sala añade que en cuestión de pocos años todo el conocimiento relacionado con el desarrollo de dispositivos médicos y patentes ha evolucionado mucho. "Cuando empezamos, las condiciones de investigación eran muy diferentes y parecía que hablaras en xino. El Medical Device y las patentes eran un tema muy conflictivo y era difícil tener claros los pasos a seguir", comenta.
En este sentido, alaba el salto que han hecho los hospitales y centros de investigación en la inclusión de programas de apoyo a la innovación y la creación de empresas: "Ahora lo están haciendo en todas partes y lo están potenciando porque han visto que quién detecta los problemas son los médicos, pero no saben como desarrollar las herramientas". Hasta ahora las aplicaciones y herramientas las diseñaban los ingenieros, pero siempre siguiendo su lógica técnica, la cual se aleja de la experiencia que tienen los expertos en medicina del día a día a la consulta. "Ahora los centros de negocios están uniendo estas dos partes y también la gente con conocimientos en negocios", explica Sala.
La medicina del futuro
Una de las principales cuestiones que surgen ante la llegada de dispositivos como el de Anapphylaxis tiene que ver con el coste. Sala considera que el ideal sería una "cofinanciación" y lo argumenta con el hecho que sale al mercado para "ayudar a controlar la enfermedad". "La funda requiere una inversión importante y no puede ser gratuita", explica para argumentar su posición: "En estos casos sería bueno que el sistema de salud cambiara e incluyera estas herramientas igual que se recetan medicamentos, porque no deja de ser una cosa buena por la salud". También reconoce que la adaptación del sistema sanitario a los nuevos cambios es lenta y que la sociedad se encuentra lejos de poder recibir recetas de dispositivos médicos. Aun así, es positiva y cree que, si la comunidad presiona, "al final se tendrá que dar el paso".
Pero este sólo es una pequeña parte de toda la revolución que el sector tiene que vivir en los próximos años. De hecho, Sala concreta que en un periodo máximo de cinco años será cuando notamos un cambio en "la forma de actuar del médico y de tratar el paciente".
A pesar de ser una revolución que afectará el sistema en general, la cofundadora de la startup enumera dos ámbitos: el quirúrgico y el médico. En el caso del primero, menciona el uso de los robots, de los cuales dice que se podrán "programar porque hagan una cirugía a la perfección, casi mejor que los humanos"; mientras que en el segundo, considera que será en la relación entre médico y paciente donde se notará la digitalización, el que "acelerará el diagnóstico, el tratamiento, el control... y todo hará que el usuario esté mejor y sea más autónomo".
La proliferación de aplicaciones que ayuden a controlar la dieta, el estado de salud o la actividad física, entre otras, es otro elemento a tener en cuenta. Sala considera que es positiva el alud de opciones para el paciente pero reclama poner más atención sobre las aplicaciones desarrolladas desde los centros de investigación y hospitales, de la mano de experto, de las apps que son puramente ocio. Y con todo esto, da un último toque de alerta: "No se tiene que perder la parte humana, la relación. Por más quehaya Internet y herramientas, se tiene que saber gestionar y tener un buen diagnóstico para usarlas de forma correcta".