Esta semana se han aprobado, en el Marco del Acuerdo Valenciano para la Reconstrucción de la Comunidad Valenciana, un total de 25 propuestas económicas. Entre ellas, pedir el uso de los remanentes de los ayuntamientos, promover la FP Dual o apostar por la industria propiamente valenciana, todas interesantes ideas a tener presentes en el futuro que ya se está dibujando. Pero, a pesar de donde venimos -recordemos que una pandemia nos confinó a todos y nos obligó a teletrabajar- el último punto, del listado de 25 que han consensuado la Federación Valenciana de Municipios y Provincias y la Consellería de Economía, es "fomentar el modelo laboral que permita la conciliación familiar y laboral". ¿De verdad tiene que ser el último punto, como si se escapara de la lista casi al último segundo? A veces tenemos que dar la razón a todos aquellos escépticos que desde el día 13 de marzo están afirmando que nadie aprenderá nada nuevo de esta crisis por el Covid-19.
Integrar la importancia del uso del tiempo personal y de trabajo de las personas en el diseño de las nuevas políticas económicas tendría que ser una obligación, visto con la perspectiva que nos otorga el coronavirus. En Catalunya, de hecho, se ha llegado a un amplio acuerdo institucional para impulsar las políticas del tiempo en la agenda local y global y para organizar la International Time Use Week el 2020 y 2021. Aunque una cosa es la literatura y otra la práctica, como bien sabemos.
Herencia de las reclamaciones de la Iniciativa para la Reforma Horaria, que durante años hemos seguido en VIA Empresa de la mano de su impulsor, Fabian Mohedano, el actual grupo de trabajo busca situar "el factor tiempo en el centro de las políticas de crecimiento y bienestar de la ciudadanía, conectando y transformando las iniciativas ya existentes desde la escala local a la global". Porque cuando hemos tenido todo el tiempo del mundo para cuidarnos y cuidar de los nuestros, sin poder entrar o salir con libertad, la conciliación ha encontrado muchas trabas. Todas las posibles.
De la iniciativa me han hablado esta semana con argumentos de peso las organizadoras de la nueva Barcelona Time Use Initative que celebrará en noviembre la séptima edición de la Semana de los Horarios pero, ahora, con una nueva nomenclatura: TIME USE WEEK 2020. Una cita para reflexionar, seguramente en un 95% en formato virtual, que buscará los puntos en común entre sociedad civil, empresas, instituciones y centros de investigación. "Cuando una persona acaba su jornada laboral a las 20.30 horas, no puede comprar productos de proximidad en el mercado local, tiene que entrar en el súper porque es lo que está abierto y cenar a las 22h de la noche", me vienen a explicar. Ciertamente, las consecuencias de lo que hacemos en el mundo de la empresa son muy importantes en el ámbito personal, pero diría que hasta ahora, que la vulnerabilidad de todos es tan evidente, no habíamos sido conscientes. Seguiremos de bien cerca esta propuesta que también tiene previsto poner en marcha un Expert Lab para plasmar el discurso académico de los investigadores en la importancia de repartir los horarios racionalmente con criterios saludables.
"Cuando una persona acaba su jornada laboral a las 20.30 horas, no puede comprar productos de proximidad en el mercado local, tiene que entrar al súper porque es el que está abierto", me explican
A la espera estamos también de los pasos que de la futura Ley de Tiempo Corresponsable que ha anunciado la ministra de Igualdad, Irene Montero, este mes de junio. Montero ha anunciado que el Ministerio de Igualdad la impulsará junto al Ministerio de Trabajo, el objetivo de la cual tiene que ser garantizar el derecho a la conciliación y al trabajo en condiciones de igualdad. Algunas de las primeras medidas serán la regulación del teletrabajo con perspectiva de género, además de contar "pronto" con los reglamentos que permitirán aflorar y corregir la brecha retributiva, así como impulsar los planes de igualdad en las empresas, ha asegurado.
El tiempo es un valor que muchos no saben apreciar. Pero es muy importante. Me lo han argumentado estos días mujeres ejecutivas que han hecho todo lo posible durante el confinamiento para teletrabajar. Una ejecutiva con hijos adolescentes me ha explicado que lo más difícil ha sido "combinar espacios y tiempos con sus hijos", y apunta que el peso de la conciliación ya caía sobre las espaldas de las mujeres antes del confinamiento, "porque es un mal endémico que se ha extendido ahora", añade la fuente. Otra mujer, directiva también con niños en edad adolescente, asegura que le costó "un poco encontrar una manera a hacerlo hasta que los niños tuvieron su espacio y tiempo para hacer lo que yo necesitaba hacer".
No es sólo cuidar de los niños, o de los padres. También es cuidarnos nosotros mismos, tener una hora para ser ciudadanos, más allá de ser consumidores, trabajadores o clientes. Es cuestión de horas. Tiempo, tiempo, tiempo. El Dorado del siglo XXI.