“España no registra ningún muerto por coronavirus en las últimas 24 horas”. Son las 8:14 horas del segundo lunes de fase 2 en Valencia y esta es la primera información que procesa mi cerebro. Aun desde la cama, mientras Bowie me recuerda que es hora de levantarnos, una notificación push en mi móvil me da la buena noticia. Durante las últimas semanas, he leído cada día este mensaje en la pantalla bloqueada de mi Smartphone y me preguntaba cuándo llegaría el día en que el contador estaría a cero. Es cierto que hay discrepancias entre las cifras del gobierno central y las autonomías, pero me quedo con el dato de cero muertes.
Sin embargo, tengo la sensación de que nos hemos hecho inmunes a la cifra de muertos, de que forma parte de la desescalada y de que, aun siendo gravísimo, ahora nos preocupa más el problema de racismo endémico de Estados Unidos que la salida de esta crisis que nos ha sumido en la distopia más absoluta.
Debe de ser que sigo en modo pandemia y que aun no me he recuperado, porque me llama mucho la atención lo rápido que abrazamos movimientos lejanos –ojo, no digo que el racismo no sea universal- y lo veloces que somos para olvidar lo que aun tenemos que superar. Quizás sea un mecanismo de defensa.
"Me llama mucho la atención lo rápido que abrazamos movimientos lejanos y lo veloces que somos para olvidar lo que aun tenemos que superar"
Aun nos queda camino por recorrer para igualar a Nueva Zelanda, que anunciaba ayer su último caso de coronavirus y la vuelta a la normalidad a partir de su medianoche. “La Primera Ministra, Jacinda Ardern, ha confesado que se puso bailar frente a su hija al enterarse. Su gestión de la epidemia ha sido modélica”, escribía el director de cine, Jose Antonio Bayona, en su cuenta de twitter explicando en un hilo las claves de esa gestión impecable de la que ya hablamos aquí destacando el liderazgo femenino de Jacinda Ardern.
Celebrar el fin de la pandemia, decía Bayona. Mientras ese momento llega –si llega-, yo sigo viviendo en una serie distópica. El viernes fui con mi hija a comprar a un centro comercial. Se ha quedado sin ropa y quería salir de casa y hacer algo “normal”. Pero fue todo lo contrario. Nos frotamos las manos con gel hidroalcohólico 15 veces, una por cada vez que entrábamos en una zona o tienda distinta de la anterior. Control de aforo, señalética por todas partes para marcar las distancias de seguridad en las colas. Un ambiente raro y una mañana de compras fallida porque la experiencia de compra fue desastrosa.
El resultado es que hemos llenado el carrito online desde el sofa, se probará en casa y devolveremos online. Nuestro modo de comprar va a cambiar por completo y eso es lo que va a aprender mi hija de 12 años. La experiencia educa y aquellos negocios que no estén online, van a perder una gran cuota de mercado.
Me pregunto qué hará ahora Primark que ha reabierto 35 de sus tiendas en España y ha anunciado que ya ha vendido el 50% de su stock con solo un tercio de su superficie de venta. Algunos expertos aseguran que su recuperación marca el camino, sin embargo, no leo en su hoja de ruta que los canales de venta online estén en sus planes a futuro.
Todo lo contrario que algunas iniciativas de comercio local que están apostando por la digitalización completa de sus negocios. Comprar en el comercio de proximidad durante la pandemia es una tendencia que ya confirmaba el último Barómetro del CIS. Un 18,8% de los españoles compró en negocios locales frente a un 12,3% que ya lo hacía antes del Estado de alarma.
"Primark ha anunciado que ya ha vendido el 50% de su stock con solo un tercio de su superficie de venta"
Desde la iniciativa Social WOW que impulsa Ismael Teijón, algunos municipios ya han decidido crear un marketplace para fomentar las ventas de los comercios de la zona e impulsar su economía tras la crisis del coronavirus. Es el caso de Fabero, en León, donde el Ayuntamiento ha subvencionado la iniciativa en la que participan 120 pymes de la región, como forma de ayudar al comercio local. Este pequeño Amazon local comenzará a operar el 1 de julio, difundiendo los productos y actividades de los locales, tanto en la propia aplicación como en redes sociales que van a ser el altavoz de todo lo que suceda en el municipio y sus comercios.
Global o local, local o global, la experiencia de compra futura será online. Y la pandemia no ha hecho más que confirmarlo.