Educar por la ventana (digital)

Mirar el exterior para aprender qué nos rodea: lección 3 de este confinamiento de teletrebajadora y cuidadora de niños

Un niño mira por la ventana en un día lluvioso | iStock
Un niño mira por la ventana en un día lluvioso | iStock
Nieves Navarro | VIA Empresa
Exdirectora de VIA Empresa
València
19 de Marzo de 2020
Act. 19 de Marzo de 2020

En el norte de Europa no disfrutan de días soleados como los nuestros. Por eso, las cortinas les sobran. Ni persianas suelen usar. No las necesitan. Cuando sale el sol, le dan la bienvenida. Me lo explicaba una profesora de Literatura danesa a quién conocí hace muchos años en un viaje de estudios a Copenhague. En aquella época, allí ya habían hecho de la bicicleta su medio de transporte preferente, pero es que en esto también han vivido siempre a años luz de nosotros.

 

Lo iba pensando este miércoles de encierro cuando mis vecinos han cantado desde los balcones canciones populares y después han jugado al Veo-Veo. De balcón a balcón. Sorprendente en esta época digital en la que pocos levantan la cabeza cuando andan leyendo WhatsApps o correos en el móvil. Es ahora cuando la vertiente pedagógica de la tecnología se está explotando a conciencia.

Me llegan decenas de recomendaciones de aplicaciones móviles que han abierto las secciones prémium para que los pequeños puedan aprender mientras están confinados en casa. La app de Homeschooling  ofrece treinta días de acceso gratuito a todo el catálogo de matemáticas, ciencias, lengua e inglés; el grupo editorial Edelvives ofrece la plataforma Ta-tum para el fomento de la lectura; Smartick da quince días de acceso gratis para aprender matemáticas con su herramienta; Genially se abre para que los niños aprendan a hacer presentaciones interactivas por tiempo ilimitado... y así un largo etcétera. A mí me pilla en una niñez muy incipiente en la que lo más interesante para aprender es "jugar, jugar y jugar", según mi hija. Aún así, estoy guardando algún recurso digital para pasar a la acción cuando se agoten los más clásicos: el sambori ya lo hemos probado.

 

Los juegos clásicos los vamos intercalando entre artículo y artículo. Un poco de análisis sobre el mercado de trabajo y una pieza en forma de estrella que insertamos en la fantástica mesa de Janod, la marca francesa especializada en juegos infantiles tradicionales de la cual soy fan. Por cierto que no he encontrado comunicado oficial ni acción en lo referente al coronavirus de esta compañía situada a Jura, al nordeste del país galo. Analizando la procedencia -obsesión heredada- de los juguetes que a estas alturas inundan mi salón he visto que muchos son de la catalana Diset o de Play by Play, una empresa afincada en Riba-roja del Túria (Valencia), perteneciente al grupo Famosa, que produce peluches con licencias de grandes distribuidoras de animación: desde la Patrulla Canina hasta los Minions.

Y a ellos, ¿cómo les afectará esta parada? Porque muchos niños están aprendiendo a jugar sin elementos. Con las palabras, con los dibujos, con las manos. Y a veces, es cuestión de minutos. El Instituto Tecnológico del Producto Infantil y de Ocio (AIJU) -con sede en Ibi (Alicante)- publica cada año la Guía del Juguete. En su última edición analiza el tiempo de juego en la niñez, un estudio en el que han participado 600 familias con niños entre los 0 y los 12 años. Grosso modo, os diré que en el apartado 'Juegos en el interior y tiempo mínimo recomendado' se afirma que el 66% de los niños pasan jugando en el interior más tiempo del mínimo recomendado. Los que más, los niños de 4 a 6 años. No sé qué dirían ahora.

guia aiju 2019

Adentro de casa juegan a todo, pero sobre todo a juegos de mesa (62%) con una media de tiempo de 20-25 minutos. Por lo tanto, no os asustéis si entre artículo y artículo, entre trabajo y trabajo, no os da tiempo a mucho. Ya sabéis que está científicamente comprobado.

Los resultados de este estudio muestran "una clara necesidad de promover el juego libre en el exterior en los niños/as de 0 a 12 años". Por lo tanto, desde este interior obligado, que jueguen también a mirar el exterior. Cuando puedan ir fuera, estarán más preparados.