Más de un golpe se ha dicho que las Islas Baleares son un paraíso en medio del Mediterráneo. Un archipiélago de 1,2 millones de habitantes que cada año recibe 15 millones de turistas y que día detrás día tiene que afrontar el sobrecost que supone vivir en una isla. El turismo no lo es todo, y la economía de las Baleares no puede depender exclusivamente de este sector. Ahora bien, potenciar la industria cuando se vive en un territorio rodeado de agua y en el cual el transporte ferroviario o por carretera es imposible, es una traba añadida. Si a esto le sumamos que son las únicas islas que no disponen de un régimen fiscal propio, que tienen un Régimen Especial Balear (REB) de hace 20 años pero que no se ha desarrollado y que sufre la carencia de inversiones por parte del Estado y un déficit fiscal del 14,20%, la situación llega a un punto insostenible. En el Día de las Islas Baleares, analizamos cuáles son los retos que tiene delante una economía que vive condicionada por la insularidad.
El hecho de vivir en una isla comporta una serie de inconvenientes que los territorios peninsulares no sufren (al menos no en igual medida). Es por eso que la gran mayoría de islas europeas disponen de un régimen fiscal especial o de unos beneficios económicos que intentan paliar las desventajas de la insularidad. Sin embargo, las Baleares son las únicas que no disponen de un régimen fiscal propio y, hoy en día, todavía se rigen por una normativa aplicada en 1998, el REB. A todo esto, se tiene que sumar el hecho que si el 2018 las Islas Baleares recibieron 171 millones de euros de inversión directa del Estado, y los PGE de Pedro Sánchez -que finalmente no se han aprobado-, sólo destinaban 152 millones de euros, una reducción del 11,4%. Unas cifras que difieren de los 283 millones de euros que preveían destinar los presupuestos en las Islas Canarias, lo cual suponía un incremento del 2,3% respecto al año anterior.
"Las Baleares son una comunidad autónoma muy mal financiada en términos de inversión. Y esto no sólo tiene que ver con el REB", señala el profesor de la UIB, Lluís Bru. El experto pone el ejemplo que si entre el 2008 y el 2014había una inversión mediana de 400 euros por persona al Estado español, a las Baleares esta cifra sólo era de 170 euros. "El REB es un intento de garantizar un mínimo de inversiones por el simple hecho de ser islas", añade.
El sobrecost para familias y empresas
Un estudio elaborado por los investigadores de la UIB, José Luis Groizard, Lluís Bru, Francisco Oliver y María Santana, pone de manifiesto los efectos directos que sufren los habitantes de las Islas Baleares debido a la insularidad. Antes que nada, y como disparo general, el coste de vida es más elevado a las islas. Esto se debe de al hecho que los consumidores tienen que pagar un precio más grande para consumir los mismos bienes que se comercializan a la península. "Cómo que hay un sobrecost en el transporte, esto tiene una repercusión sobre los precios. Si a esto le añadimos que son islas y turísticas, la presión todavía es más elevada", señala el profesor de Economía de la UIB, Joan Rosselló. Para el experto, el transporte está muy orientado al turismo y deja de banda los residentes: "Es muy fácil por un inglés venir a Baleares a hacer un fin de semana pero no lo es por el residente salir".
Rosselló: "Las Baleares tienen el doble problema de la insularidad, pero la gente no lo percibe"
Y es que los elevados costes de transporte provoca también elevados costes de producción para las empresas, al pagar un sobrecost para aprovisionarse de bienes del exterior. Un hecho que repercute no sólo al elevar los costes de producción sino también al reducir los niveles de productividad. Además, también hay un sobrecost en el caso de tener que adquirir bienes de capital para expandir las capacidades productivas de las compañías.
Roselló pone de manifiesto también el problema de la doble insularidad. Por ejemplo, en Formentera, cuando se tiene que hacer una obra pública y se tiene que traer material, primero se tiene que ir a Ibiza y de allá traerlo en barco hacia Formentera, lo cual son dos desplazamientos. "Esto que le pasa en Formentera le pasa al resto de islas con la península, pero la gente no lo percibe", explica Rosselló.
Por otro lado, hay una alta dependencia del suministro energético y de recursos naturales necesarios tanto para el consumo como para la producción de bienes y servicios finales. La comercialización de la energía a las islas se hace a un precio superior debido al sobrecost a pagar por el transporte de esta. Ahora bien, para Bru, la compensación por la electricidad ha sido uno de los pocos temas que se resolvió con el REB del 1998. Un habitante de las Islas Baleares paga el mismo precio por la electricidad que un habitante de la península. Una compensación que, en cambio, no se ha producido en el precio de la gasolina: las gasolineras más caras del Estado español se encuentran en Menorca.
"Ahora bien, hay costes que se pueden imputar a la insularidad y otros que son debido al turismo", apunta Rosselló, como es el caso de los elevados precios de la vivienda. Además de las dificultades para atraer trabajadores en las islas. Según el profesor de Economía de la UIB, para encontrar profesionales del ámbito sanitario, por ejemplo, que vengan a las islas a trabajar, se los tiene que compensar económicamente. "Si no compensas estos trabajadores con un sueldo más elevado por el coste de vivir en una isla, no vendrán".
El precio del transporte
Otro aspecto que afecta los habitantes de las islas es el alta dependencia de las infraestructuras portuarias y aeroportuarias. Los medios de transporte para salir de la isla se reducen únicamente al barco y el avión, dos sistemas que pueden ser sustitutivos entre ellos en cierta medida. En el transporte de mercancías, el avión es bastante caro, especialmente si estas son voluminosas y de bajo valor unitario. Esto provoca que en la mayoría de los casos el medio de transporte óptimo sea lo barco, quedándose sin alternativas posibles a la vía marítima.
Con todo, las menores posibilidades de encontrar medios de transporte sustitutivos hace que los residentes y las empresas tengan una demanda relativamente inelástica respecto del precio del transporte. Esto que ha provocado? Precios desorbitados en los medios de transporte para salir de las islas. Es por este motivo que desde el verano del 2018 los residentes de las Baleares disfrutan de un subsidio del 75% en los precios de los billetes de avión y barco para viajar a cualquiera otro territorio del Estado.
Bru: "El descuento de residente supone un derroche de recursos del Estado y un beneficio para las aerolíneas"
Ahora bien, la patronal de las agencias de viajes de Baleares, Aviba, ha reivindicado en un estudio como durando los meses de agosto, septiembre y octubre algunas aerolíneas han incrementado hasta un 70% el precio de los billetes. Un informe que la patronal ha remitido en el Gobierno de las Islas Baleares y que ya se ha denunciado a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Y es que, para Bru, el subsidio para residentes "se ha implementado muy mal", puesto que de este modo las aerolíneas tienen margen de incrementar los precios de los billetes en no haber casi competencia, especialmente en Menorca e Ibiza durante los meses de invierno. "Esto supone un derroche de recursos del Estado y un beneficio que se quedan las compañías", añade.
La solución? Para Bru sería poner un tope en el precio de los billetes de avión. Ahora bien, para Roselló, es un tema difícil de solucionar, puesto que "el empresario acabará encontrando la manera de sacar un beneficio. Que es el que ha pasado ahora, los precios han aumentado absorbiendo todo este descuento".
Llegarán algún día las mejoras del REB?
Actualmente las Baleares cuentan con un REB que se aprobó en 1998 y que en una veintena de años casi no se han realizado modificaciones. Es por eso que desde hace unos años el Gobierno de las Islas Baleares pide una actualización del régimen especial. "Uno de los elementos de este nuevo REB es crear un fondo de insularidad nuevo dondehaya unos recursos y políticas para reducir este problema", explica Roselló. Unas mejoras para los residentes de las islas y para sus empresas que parece que no tienen que llegar nunca. El anterior gobierno de Mariano Rajoy negoció con la presidenta de las Baleares, Francina Armengol, la elaboración de un nuevo REB que tenía que entrar en vigor en 2019. Un tema que pasó a manso de Pedro Sánchez con la moción de censura y el cambio de gobierno. Después de medio año sin llegar a un acuerdo por su aprobación, el Congreso de los Diputados ha convalidado este jueves el decreto ley del REB con todos los partidos a favor excepto Ciutadans y Coalición Canaria, que se han abstenido.
Rosselló: "El nuevo REB incluye la creación de un fondo de insularidad con más recursos y políticas para reducir este problema"
Las Baleares son las únicas islas europeas que no disponen de un régimen fiscal propio. Europa cuenta con diferentes regiones marítimas, es decir, aquellos territorios que tienen línea de costa o más de la mitad de su población vive a menos de 50 kilómetros de distancia del mar. Ahora bien, mientras que varios Estados miembros de la UE, incluida España, han reconocido la necesidad de compensar las desventajas económicas que supone la insularidad a través de la aplicación de regímenes especiales de IVA, el Estado español sólo lo ha hecho para Canarias, Ceuta y Melilla, dejando al margen Baleares.
Hoy el @Congreso_Se convalida el Régimen Especial para Baleares. Una pasa enorme para garantizar igualdad de oportunidades para ciudadanos y empresas de las Islas Baleares. pic.twitter.com/xmmwcjxls6
— Francina Armengol (@F_Armengol) 28 de febrero de 2019
Aun así, para Bru, "no es un problema sólo español, sino europeo". Es por eso que las Baleares se están coordinando con otras islas del Mediterráneo, como Córcega, Sicilia y Cerdeña, para conseguir un cambio en la Unión Europea que las considere también como territorios insulares más allá del argumento de la ultraperifèria, como Canarias o las islas Azores. Y es que una de las medidas que muchos expertos han puesto sobre la mesa y han reclamado es que las Baleares disfruten de un régimen fiscal propio y una reducción de impuestos, una medida que podría paliar en cierta medida los efectos de la insularidad.
Sin embargo, hace 20 años que se están pidiendo medidas para combatir las desventajas de la insularidad y poco se ha hecho de momento. Todavía queda mucho para hacer y mucho para luchar en unos territorios a los cuales su condición de isla los limita económicamente.