Gregal EcoDesign, biquinis hechos con plásticos del Mediterráneo

La startup lanza un producto textil cada año y tienen en común que utilizan materiales locales y que están hechos a mano. En 2019 crearon alpargatas hechas con ikat mallorquín

Modelo con uno de los productos de Gregal | Cedida
Modelo con uno de los productos de Gregal | Cedida
Valencia
31 de Marzo de 2020

Estamos llamados a cambiar nuestro modo de vida por la emergencia climática, cosa que afectará a todos los pequeños detalles de la vida cotidiana. Es importante qué consumimos, y también cómo consumimos. Uno de los hábitos que nos tocará revisar es la vestimenta: de qué material son las prendas de ropa que pueblan nuestro armario? Y cómo se han elaborado? En este ámbito están proliferando empresas que apuestan por una indumentaria más sostenible; no en balde, se estima que la del téxtil es la segunda industria más contaminante del mundo, sólo por detrás de la petrolera. Una de ellas es Gregal EcoDesign, establecida en el pequeño pueblo de Artana, en las faldas de la Sierra de la Espadà, en la provincia de Castelló. Utiliza tejidos propios de la cuenca mediterránea para crear productos exclusivos ambientados en la mar. Todo el proceso mantiene la filosofía del 'Kilómetro 0': desde el material, hasta la elaboración, el packaging y el transporte.

Naiara Cáliz es la fundadora y, de momento, la única persona que trabaja en Gregal EcoDesign. Decidió crear esta marca porque se dio cuenta que la ropa actual "se rompe enseguida", mientras que la que utilizaba "de pequeña duraba eternamente". "Murió mi abuela y empecé a ver la ropa que había a los armarios. Comprobé que los tejidos que se utilizaban antes no tenían nada que ver con los de ahora", explica.

Altre model de Gregal | Cedida
Otro modelo de Gregal | Cedida

Periodista de formación, trabaja en el sector social y con la sostenibilidad en una consultoría, y empezó a coser "por casualidad", porque le gustaba la artesanía. Con este contexto, decidió emprender en su propia marca de ropa donde hace de todo: es la costurera que produce a mano, la encargada de la comunicación o la vendedora en ferias. Empezó con una inversión inicial de 40.000 euros, de fondos propios, a la que se ha añadido una subvención de la Generalitat Valenciana de Desarrollo Rural de fondo LEADER, para tener el taller en Artana.

Cada año, un producto nuevo con la filosofía Mediterranean LifeStyle

Gregal EcoDesign inauguró el taller el pasado mes de febrero, pero funciona desde ya hace un año. La idea es ofrecer cada año un producto diferente: "Es como las Fallas de Valencia. Hago el producto y, después, ya estoy pensando en el del año que viene. Me gustaría seguir con el mar, porque alcanza el espíritu Gregal y su leitmotiv, que es Mediterranean LifeStyle". El primer producto, con el cual se estrenaron, fueron unas alpargatas hechas con la tela ikat, tradicional de Mallorca; la suela la hacían en un pequeño taller de Alicante y Cáliz se encarga de hacer la careta y montarlas. "Siempre buscamos proveedores pequeños, gente pequeña que esté haciendo cosas muy grandes", afirma.

Este año ha creado la Gregal Swim, una colección de cinco piezas de bañadores y biquinis. Pero no unos cualquiers: su textil está hecho a partir de redes de pesca y de plásticos que se recuperan del fondo del mar Mediterráneo. Elementos que preocupan mucho y que ahora tienen una segunda vida. Cómo se fabrica el material? Naiara Cáliz dice que no se conformaban con lo que le explicaron que es sostenible, sino que quería ver con sus ojos el proceso de elaboración: "Se funde la red de pesca y se hace como una bola de plástico, como una demasiada. Se hacen un tipo de pellets, trozos pequeños. Entonces se ponen en una máquina que hace bobinas de hilo. El proceso es cómo si fuera algodón de azúcar, que pones el azúcar y va saliendo el hilo. Una vez que tengo el hilo, ya lo utilizo al telar". La elaboración del material se hace en una fábrica de Valencia y en una de Barcelona.

Todos los productos los hace Cáliz a mano -cada bañador le cuesta una mañana-, por lo que, el precio final se encarece: las piezas cuestan entre 120 y 150 euros. Además, destaca que los bañadores y los biquinis "son reversibles": "Como los envoltorios son tan sumamente contaminantes, hemos decidido ponerlos telas. Por lo tanto, te llevas dos. La inversión es diferente y el cliente ya no lo ve tan caro".

Por otro lado, la empresaria recuerda que la durabilidad es total: "Están hechos con red de pesca, es irrompible. Antes de que se rompa, te cansarás de verlo". Hay que añadir que las piezas no tienen ningún elemento plástico hecho ex proceso: los tirantes están cosidos y los enganches son nudos. "No hay ningún elemento externo que rompa la con el trazo del producto, es totalmente sostenible", subraya Càliz.

Gregal EcoDesign trabaja bajo demanda y hace los productos a medida, de forma que si un cliente no encuentra su talla en el web, la costurera lo puede hacer igualmente. Dice que no quiere tener stock porque le parece "muy poco sostenible"; ahora bien, admite que tendrá que tener poco porque tiene "la idea de ir a ferias y acontecimientos".

Prevé facturar 50.000 euros en 2020

El perfil del comprador es el de personas "con sensibilidad" por la sostenibilidad y la artesanía. Dice que acostumbra a tener un poder adquisitivo "medio-alto", pero "no necesariamente". En el estado español, los clientes se concentran en Barcelona –"donde preguntan más por los tejidos"- y en Madrid –"donde se interesan más por la comodidad de las piezas"-. Por sorpresa, porque todavía no han hecho ninguna campaña de comunicación y sólo se han dado a conocer por redes sociales y boca a boca, alrededor de un 20% de las ventas se hacen en Alemania, sobre todo, y también en el Reino Unido y Francia. Observa que el cliente europeo "le da más valor al producto hecho a mano" y "controlan mucho los procesos de producción".

De momento han participado en el Festival VESOS, de moda sostenible, en Las Naves de Valencia, y en dos mercados anuales que organiza al Matadero de Madrid el colectivo La Textilería, al que pertenece Naiara Càliz. "Considero que somos artesanas contemporáneas. Todas tenemos un componente de innovación en algo que se ha hecho toda la vida", defiende. Ahora la emprendedora está centrada en el mercado español, hasta finales de verano, y en septiembre asegura que quiere lanzarse al mercado latinoamericano. Para 2020 prevé vender entre 500 y 600 piezas y lograr una facturación de 50.000 euros, "para cubrir la inversión inicial y ganar un poco".

Pros y contras de establecerse en un pueblo

Parte de ese proceso entero al que Naiara Càliz quiere impregnar de sostenibilidad en la empresa, es la creación del taller en Artana, como decíamos, un pueblo del interior de Castelló de dos mil habitantes, en un momento en que la despoblación de las zonas rurales es un grave problema territorial. La empresaria y periodista dice que allí tenía una casa de su abuela que decidió arreglarla para optar a las ayudas de la Generalitat Valenciana. "Vimos que era una oportunidad establecer allá el taller", sostiene, aunque continúa viviendo en Vila-real, en 20 kilómetros.

Encuentra pocos inconvenientes a trabajar en un pueblo, como el hecho de estar lejos de los cascos urbanos, que es donde tienen lugar las ferias y acontecimientos; de lo contrario, ve muchas ventajas: "Todo el mundo te conoce, tienes más apoyo y tejes una red en tu entorno gigante. La gente se ha involucrado mucho, me han hecho sentir en casa; hacía 30 años que no iba al pueblo y ha sido cómo si nadie se hubiera olvidado de mí. Me halaga, me anima a continuar haciendo cosas y me parece muy bonito. Además, desde el primer día el ayuntamiento me ha dado facilidades a la hora de pedir permisos de obra, el arquitecto municipal me ha acompañado mucho en el proceso. Ha sido muy agradable el camino hasta poner en marcha Gregal EcoDesign".